Sres. de la oficina prensa de la Cineteca Nacional:
Mi amigo y compañero del Diario Milenio, Emiliano Balerini, acaba de avisarme, hoy, a las 16: 15 horas del 28 de febrero de 2014, que habrá en la Feria del Libro de Palacio de Minería, a las 18:00 hs de este mismo día, un acto dizque dedicado a los ochenta años de mi existencia o a mi antigua actividad crítica respecto del cine mexicano. Muchas gracias por la atención, pero se ha perpetrado con una grosera torpeza, pues no ha sido sino hasta ahora, menos de dos horas de la realización del acto, que me entero del mismo, gracias, ya digo, a Balerini, y no me es posible, por cuestiones de urgente trabajo, asistir a él. Quiero entonces dejar claro que no hay de mi parte descortesía ni rechazo, y de paso dar mi opinión acerca de esta torpeza. Se trata de una de tantas torpezas propias de la dirección de la apodada Cineteca Nacional, la cual en realidad no es lo que presume ser. No es sino una sala de cine comercial más, aunque quizá se pretenda de lujo. Como un ejemplo entre muchos: se trata de un conjunto de salas de exhibición en la que no existe ni siquiera una de ellas dedicada, al menos un día a la semana, a exhibir, salvo rara excepción, los films realizados antes de los años noventa. ¿Qué tal un biblioteca "nacional" que sólo tuviera o diera a leer libros publicados sólo, digamos, a partir de 2012?
Llamar a ese edificio "Cineteca” (y olvidemos lo de nacional) es sencillamente una estafa. El no avisarme, siquiera de eso: de un acto en referencia a mí, es una torpeza menor dentro de la enorme torpeza, más el fraude, de la dizque Cineteca. Ese conjunto que parece una gigantesca prisión, es un cinote de estreno que se pretende, como oí decir a un desfuncionario de la misma "institución", "un templo dedicado al Séptimo Arte".
Atentamente,
José de la Colina
Es escritor, cinéfilo y periodista. Fue secretario de redacción de la revista Vuelta.