Hieronymus Bosch, El jardín de las delicias terrenales (fragmento)

Del album del insomnio

Fragmentos sobre la añoranza y la imposibilidad de dormir.
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Del album del insomnio

El insomnio es pasar la noche tejiendo y destejiendo una tela de Penélope de no se sabe cuántos bifurcados destinos, es recorrer reiteradamente una cinta de Moebius, es discutir con una muchedumbre de seres imaginarios que tienen nuestra voz, es una torre de Babel mental hacia cuya antena convergen miles de líneas telefónicas y todos los idiomas y dialectos del mundo, es caminar sin descanso por un laberinto de incontables centros, es una insurrección en la ciudad que por dentro somos, es una ilimitada noche en que pensamos innumerables ideas geniales que al día siguiente se nos revelarán o locas o estúpidas e incitadoras al suicidio. Y es mil y una noches desveladas dentro de la siempre repetida noche en la que una Sheherezada demoníaca nos cuenta un enredijo de historias, algunas de las cuales bien pudieran ser las que van a continuación.

El asesino del sueño

Me pareció oír una voz que gritaba: “¡No dormirás más! Macbeth ha asesinado al sueño!” ¡El inocente sueño, el sueño que entreteje la enmarañada seda de las ilusiones! …¡El sueño, muerte de la vida cotidiana, baño reparador del duro trabajo, bálsamo de las almas heridas, segundo servicio en la mesa de la Naturaleza, principal alimento del festín de la vida!

—Shakespeare, Macbeth

Nocturno del soltero

Allí está otra vez don Salva caído en el insomnio, como un sapo en lo profundo de un pozo, golpeándose la cabeza en la almohada de piedra, casándose y descasándose, enviudando y volviéndose a casar con todas las muchachas de Zapotlán, con las de ahora y con las que conoció hace mucho, poniéndoles miles de defectos a unas y a otras, quedándose definitivamente solo en su noche de soltero empedernido, deshojando la inmensa margarita de los enamorados infieles, con esta sí, con esta no, con esta tampoco, con aquella Dios me libre, como si las tuviera a su entera disposición, porque saben que es rico y bien parecido… Todas se le entregan y se desvanecen, pero Chayo se le resiste a las tres de la mañana y el sultán solitario se duerme pensando en ella, allí en su cama angosta con perillas de latón: “Mañana mismo le voy a pedir que se case conmigo…”

—Juan José Arreola, La feria

El insomne

El hombre se acuesta temprano. No puede conciliar el sueño. Da vueltas en la cama. Se enreda entre las sábanas. Enciende un cigarro. Lee un poco. Vuelve a apagar la luz. Pero no puede dormirse. A las tres de la madrugada se levanta. Despierta al amigo de al lado y le confía que no puede dormir. El amigo le aconseja que haga un pequeño paseo a fin de cansarse un poco, que en seguida tome una taza de tila y que apague la luz. Hace todo esto pero no logra dormir. Se vuelve a levantar. Esta vez acude al médico. Como siempre sucede, el médico habla mucho pero el hombre no se duerme. A las seis de la mañana carga un revolver y se levanta la tapa de los sesos. El hombre está muerto pero no ha podido quedarse dormido. El insomnio es una cosa persistente.

—Virgilio Piñera, Cuentos fríos

Aún más inquietante

Decía el erudito Mostaza, especialista en Quevedo, que el autor de Los Sueños había dejado inédita una obra aún más sarcástica y cruel, titulada Los Insomnios.

—Andrés Marceño, Reversario

¡Vaya pues!

Mi psicoanalista me dijo que si sufría insomnio, al menos eso me libraba de tener pesadillas. ¡Pero si mi pesadilla de todas las noches es el insomnio!

—Robert Malachy, Little memories

Las famosas ovejas

Como se pasaba las noches sin dormir, le aconsejaron que imaginara ovejas que saltaban y las contara, una a una. Eso hizo, pero sus ovejas, aparte de que cada vez llegaban más y más y más y era imposible contarlas y lanzaban fuertes y largos berridos que lo mantenían en el insomnio toda la noche.

—Silvestre Lanza, Astillero

De otro modo, pero igual

Por fin después de noches y noches he podido dormir largamente, pero siempre con pesadillas, y en las pesadillas sueño que no logro dormir, de modo que al despertar me siento como después de haber pasado una noche de insomnio… Lo cual en resumidas cuentas viene resultando lo mismo, ¿no?

—José de la Colina, Portarrelatos

Requiescat in pace

¡Al fin, al fin se acabó el insomnio!

Epitafio en un cementerio (hallado por S.Lanza)

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Es escritor, cinéfilo y periodista. Fue secretario de redacción de la revista Vuelta.


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