Ninguna colonia de la ciudad de Mรฉxico encarna mejor los ideales de una vida de clase media urbana que la Del Valle. Ubicada en la delegaciรณn Benito Juรกrez, en el centro geogrรกfico de la ciudad, dicha delegaciรณn es, de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la entidad municipal con mayor รญndice de desarrollo humano en Mรฉxico. En otras palabras, su combinaciรณn de expectativa de vida, acceso a la salud y educaciรณn, y producto interno bruto per cรกpita, la pone en un rango de desarrollo similar que Italia o Nueva Zelanda. La Benito Juรกrez es un fragmento de prosperidad y calidad de vida excepcional. Su ubicaciรณn, calidad de servicios, calles arboladas y รกreas verdes, asรญ como la asociaciรณn entre colonia y respetabilidad social, hacen de este nodo urbano un sitio deseable para vivir. Se trata, por ello, de uno de los espacios mรกs codiciados y valiosos para vivir, no solo de la ciudad, sino de toda la repรบblica.
En los รบltimos quince aรฑos la delegaciรณn Benito Juรกrez en general y la colonia Del Valle en particular han sufrido importantes cambios. Las viviendas con jardรญn y garage para dos autos –testimonios de una รฉpoca de ideales suburbanos, de familias nucleares, de televisiones en cada habitaciรณn– han ido desapareciendo. Viejas casonas porfirianas y de estilo colonial californiano se han derrumbado para dar paso a edificios de varios pisos, firmados por grandes consorcios inmobiliarios. Con el pretexto de atraer mรกs personas a las colonias cรฉntricas de la ciudad, los permisos de construcciรณn se han expedido por montรณn.
Construir en la Del Valle puede ser extremadamente lucrativo. De acuerdo a un analista de bienes raรญces entrevistado, construir un edificio y vender los departamentos puede granjear una ganancia de hasta seis veces el precio invertido en construirlo. “Entre mรกs apartamentos se construyan y entre mรกs apretados sean, mayores serรกn los mรกrgenes de ganancia”. Hoy, el metro cuadrado de un apartamento nuevo en esta colonia oscila los 32,000 pesos, un precio que se aproxima al de las Lomas de Chapultepec. Aunque la construcciรณn de edificios en la Del Valle es legal, existen lรญmites al nรบmero de pisos, nรบmero de apartamentos, y clase de vivienda estipuladas en el Reglamento de Construcciones para el Distrito Federal. Esas reglas, sin embargo, con frecuencia se pasan de largo. Los testimonios de corrupciรณn delegacional abundan, asรญ como los ejemplos de edificios construidos ilegalmente. Algunas voces en la prensa han incluso seรฑalado acuerdos irregulares entre autoridades delegacionales y empresas constructoras. Y no solo en la prensa, los sellos de clausura en los portones de edificios reciรฉn construidos y las mantas colgadas desde los balcones por vecinos inconformes, son algunas otras de las evidencias que se observan, a pie de calle, de los malos manejos inmobiliarios.
II.
Una maรฑana de agosto nos reunimos con Fernando Nieto, arquitecto, quien lleva mรกs de 25 aรฑos viviendo con su familia en la colonia Del Valle. Los 273 metros de su propiedad la han convertido en blanco de las inmobiliarias. “Hay una enorme presiรณn por vender. Casi cada semana hay algรบn representante de las inmobiliarias tocando la puerta con una propuesta bajo el brazo; a veces simplemente echan un volante en el buzรณn.”
Fernando ha visto a los vecinos de su calle desaparecer con el tiempo: han muerto, se han mudado, las casas han sido heredadas a hijos que prefieren venderlas que hacerse cargo de las numerosas reparaciones que casi siempre necesitan. Tambiรฉn ha visto cรณmo cada una de las casas vendidas se ha derrumbado para convertirse en edificio. “Del otro lado de la calle vivรญa una pintora. Al poco tiempo de que se muriรณ, derribaron su casa para construir unos apartamentos de 9 millones de pesos”. El edificio al que se refiere es una construcciรณn contemporรกnea, sin carรกcter definitorio, que exuda un aire de lujo fabricado en serie. “El precio de uno solo de esos apartamentos es mรกs de lo que pagaron por la casa,” nos cuenta.
Ademรกs de padecer la transformaciรณn voraz de su cuadra, Fernando se enfrenta a un aislamiento comunitario (los vecinos de toda la vida han sido reemplazados por otros con quienes, debido a la naturaleza hermรฉtica de los edificios, el contacto es imposible) que lo hace mรกs vulnerable a otro tipo de presiรณn: el arquitecto ha visto en los รบltimos siete aรฑos un incremento pavoroso en su recibo de predial y de agua. En ese tiempo, el impuesto predial ha subido casi 300%, y el de agua, cerca de 1000%. “Nos suben los impuestos y servicios para presionarnos a vender la casa,” cree Fernando. La estrategia no es descabellada y tampoco serรญa la primera vez que algo asรญ sucede. En Parรญs, por ejemplo, la subida en el valor de los apartamentos en los aรฑos noventa llevรณ a incrementos extraordinarios en el valor de los impuestos sobre la propiedad. Como consecuencia, hubo varios casos famosos de jubilados expulsados de apartamentos en los que habรญan vivido durante dรฉcadas, debido a que sus pensiones resultaban insuficientes para pagar los impuestos de una propiedad que se habรญa convertido, casi de la noche a la maรฑana, en una de lujo.
III.
La demoliciรณn de la Del Valle funciona dentro de un plan mayor por centralizar la ciudad. Esta y otras colonias cercanas –Nรกpoles, San Josรฉ Insurgentes, Narvarte, Roma, Condesa– son vistas por las inmobiliarias y algunos polรญticos como zonas “ricas en servicios” que tienen la obligaciรณn de “compartir” su alta calidad de vida. Centralizar la ciudad tiene ventajas: quita presiรณn sobre las zonas ecolรณgicas, revitaliza el transporte pรบblico, vuelve la vida mรกs fรกcil para personas que de otro modo pasarรญan tres horas diarias en el trรกfico. Tambiรฉn incrementa, de forma imparable, la especulaciรณn inmobiliaria: zonas enteras de la ciudad pueden subir drรกsticamente de precio. La centralizaciรณn territorial, en el caso de la ciudad de Mรฉxico, delata un modelo urbano de exclusiรณn: la vivienda que se construye en la Del Valle y las demรกs colonias circundantes no es popular ni fรกcilmente accesible para una familia de clase media. Los grandes beneficiados de la reparticiรณn de la “riqueza de servicios” de las zonas cรฉntricas no serรก un espectro amplio de los habitantes de la ciudad, sino las constructoras e inmobiliarias, los gobernantes corruptos que solapan a estas, asรญ como los bancos que lucran con onerosos crรฉditos hipotecarios de hasta 20 aรฑos, los cuales representan, para la mayorรญa de las personas, la รบnica manera de acceder a este nuevo modo de habitar.
A esta polarizaciรณn la acompaรฑan otros males: disminuciรณn de los otrora abundantes servicios, edificios mal construidos, destrucciรณn del patrimonio arquitectรณnico (vรฉase el intento fallido de demoliciรณn del Polyforum Siqueiros), y otros efectos nocivos que anuncian algo cada vez mรกs evidente: que la centralizaciรณn territorial no harรก nada por generar una urbe mรกs democrรกtica y plural. La demoliciรณn de la Del Valle es solo un sรญntoma de un problema mayor: un proyecto urbano de reordenamiento espacial que ha relegado el sentido comunitario de la urbe, y que en lugar de aprovechar la centralizaciรณn para fortalecer la ciudadanรญa, ha permitido que la competencia por el espacio, la corrupciรณn, los desplazamientos y la exclusiรณn sean sus rasgos definitorios. Los resultados de esta fรณrmula guardan poca coherencia con la supuesta ideologรญa de izquierda del gobierno de la ciudad de Mรฉxico, que lleva casi dos dรฉcadas impulsando dicha transformaciรณn urbana.
Maestra en historiografรญa e historiadora de la arquitectura.