Dilemas económicos: Inconsistencia intertemporal

La economía basa la mayor parte de sus teorías en la norma (o creencia) de que las decisiones y las interacciones entre las personas buscan un resultado eficiente. Esto, por supuesto, no siempre sucede así.
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La economía basa la mayor parte de sus teorías en la norma (o creencia) de que las decisiones y las interacciones entre las personas buscan un resultado eficiente. Esto, por supuesto, no siempre sucede así. A lo largo de cuatro entradas analizaremos los momentos en los que esa norma no se cumple.

 

En La Odisea cuando el ingenioso Ulises se topa con una más de las dificultades de su viaje: ¿cómo transitar por el mar, escuchar a las sirenas y evitar arrojarse a sus brazos? Lo que se le ocurre es pedirle a sus soldados que lo amarren al mástil del barco y que ellos cubran sus oídos con cera. Él sabe que al escuchar a las sirenas va a querer saltar, pero decide que lo que le conviene es que, durante esos momentos, no lo dejen hacer lo que quiere.

Historias similares de tentación y de las herramientas personales y sociales que utilizamos para controlarla están por todos lados. Todas las sociedades tienen un sistema de leyes y procuración de justicia que pretenden evitar que las personas sucumban a todos sus instintos. Igualmente, hacemos contratos unos con otros para garantizar que vamos a cumplir nuestras promesas. Con frecuencia, al igual que Ulises, nos autoimponemos reglas que nos ayuden a llevar a término nuestros planes.

Pero, ¿por qué tenemos que autoimponernos reglas para no hacer lo que aparentemente queremos hacer? Una manera de responder es pensar que a lo largo del tiempo somos distintas personas, con gustos y deseos diversos, pero que nuestra estabilidad y felicidad diaria  depende de lo que hagamos antes o después. La felicidad de Ulises al principio de la historia depende de sobrevivir y regresar a Ítaca. Este Ulises toma las decisiones antes que el otro, el que se quiere arrojar al mar, y aprovecha para tomar precauciones y controlar a sus otros yo.

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Se atribuye a Robert H Strotz (1956), un economista de Chicago que trabajó en la universidad de Northwestern, el primer estudio moderno de las preferencias que cambian en el tiempo, es decir que son inconsistentes.  Partiendo de su trabajo, los economistas han definido el problema de la inconsistencia dinámica o intertemporal como un desacuerdo entre el agente actual y ese mismo agente en el futuro, sobre el curso de acción óptimo para ese agente futuro. Y, hay dos principales líneas de estudio que se enfocan a esta inconsistencia: el estudio de la consistencia en la toma intertemporal de decisiones y el estudio de las estrategias creíbles.

La primera de estas dos líneas se ha enfocado en documentar y analizar el hecho de que las personas no piensan consistentemente en el paso del tiempo.  Se hacen experimentos que demuestran que las personas son inconsistentes cuando miden el costo de esperar. Por ejemplo, están dispuestos a pagar una sobreprecio, digamos 20%, con tal de no esperar un año para recibir un producto, sino recibirlo inmediatamente.  Sin embargo no están dispuestos a pagar el mismo sobreprecio, con tal de no esperar seis años, sino recibir el producto dentro de cinco años. Se trata de esperar esa misma cantidad de tiempo, un año, pero más tarde.

Por otro lado, el estudio de estrategias creíbles, se ha enfocado en temas de políticas públicas, competencia estratégica y financiamiento de la inversión.  Algunos ejemplos clásicos son:

a) La política monetaria: El estudio clásico de Finn E. Kydland y Edward C. Prescott, ganadores del premio Nobel de economía  de 2004 por sus trabajos sobre política económica y ciclos empresariales,  desarrolla el argumento de la inconsistencia de un Banco Central. El argumento es que un banquero central promete que si la inflación sube, va a incrementar las tasas de interés de referencia, con el objetivo de que empresarios y trabajadores esperen una inflación pequeña y así planeen pequeños alzas de precios. Sin embargo los agentes saben que si efectivamente hay inflación, el Banco Central difícilmente estará dispuesto a cumplir su promesa pues eso implicaría un fuerte golpe a la economía. Saben que su promesa no tiene credibilidad y la economía sigue con inflación alta.

Este argumento se ha utilizado alrededor del mundo para introducir el sistema de “objetivos de inflación,” con metas claras y transparentes, y la publicación de las discusiones del Banco Central. La idea es que esto ayuda al banco a bajar la inflación porque restringe sus propias acciones en el futuro. Estar arriba de la meta obliga al banquero central a subir las tasas y le ata las manos en el futuro. Con este mecanismo para hacer las acciones del Banco Central consistentes en el tiempo, es mucho más fácil lograr que los agentes crean que la inflación va a ser baja, por lo que efectivamente planean tener precios estables y así se logra, con relativa facilidad, una inflación baja como la de México desde 1998.

b) Financiamiento de la inversión: Al argumento es que quien extiende un préstamo sabe que el deudor puede cambiar de opinión con el paso del tiempo y aunque haya prometido pagar, a lo mejor llega un momento en que decide romper esa promesa. ¿Qué hacer? Una solución es restringir, desde los contratos de deuda, las decisiones futuras del deudor, pidiéndole una garantía que perderá en caso de que no pague. Esto podría parecer que se hace en perjuicio del deudor, pero en la medida que presentar una garantía permite que se realice el préstamo, en realidad el requisito beneficia a ambas partes porque  hace posible una transacción inter temporal que de otra manera no sería posible.


De esto se desprenden tres lecciones:

1) El bienestar de los agentes económicos depende, en parte, de su habilidad para restringirse a sí mismos en el futuro. Por eso es importante proveer a las instituciones y a las personas de mecanismos que les permitan hacer esto. Las tandas en México o los christmas clubs en Estados Unidos son ejemplos de mecanismos privados que simplemente restringen la liquidez para promover el ahorro. Lo mismo sucede con el ahorro obligatorio en las Afores.

2) Hay una tensión entre la habilidad de los agentes para tomar decisiones ante las contingencias y su habilidad para comprometerse a un curso de acción.  Por ejemplo, quisiéramos reglas muy estrictas para las licitaciones que hace el gobierno, pero claramente esas reglas limitarían la capacidad de decidir qué comprar y cuándo comprarlo. No podemos esperar que el gasto público reaccione rápidamente ante ciertas contingencias y al mismo tiempo querer que cumpla con controles muy estrictos.

3) Una de las soluciones a los problemas de inconsistencia dinámica es hacer que las distintas versiones que una persona o sociedad es en el tiempo, estén más ligadas entre sí. Para lograr eso, hay que echar mano de la reputación, es decir el historial permanente de actuación –de lo que una persona ha hecho bien y mal–. Mecanismos para que esa reputación sea transparente y accesible permite alinear los incentivos en distintos momentos y ser (más) consistente.  Por ejemplo, ser un hombre “de palabra,” significa que uno ha invertido en construir una reputación y si eso nos ha hecho la vida más fácil, quiere decir que vamos a hacer lo posible por protegerla.

Posibles aplicaciones

Varios elementos de la reforma financiera recién promulgada en México se pueden estudiar desde esta perspectiva. Uno de los cuatro ejes de esta reforma es facilitarle a los acreedores el cobro de las garantías que se ofrecieron para pedir un préstamo. Así mismo, se prevé dificultarle al deudor escapar con sus activos. Aunque estos cambios claramente benefician a los acreedores, lo que la teoría
dice es que los deudores también deben salir beneficiados pues los bancos tendrán más disposición a prestar. Otro eje tiene que ver con establecer o mejorar los burós de crédito y burós de quejas contra las empresas financieras. En este caso se pretende resolver el problema fortaleciendo el mecanismo de la reputación.

La política contra los secuestros también se suele analizar desde el punto de vista de la inconsistencia dinámica. Quisiéramos, como sociedad, poder prometer que no se va a pagar ningún rescate, pero no es creíble afirmar que una familia va a tomar esa decisión individualmente. Por eso, una medida  que puede ayudar a reducir este problema es implementar mecanismos creíbles, por ejemplo, reglas que limiten o prohíban la disposición de bienes y el cambio de propiedad en situaciones de secuestro.

Un último apunte respecto a la reputación: conforme escuchamos la historia de la empresa Oceanografía y los manejos de sus directivos a lo largo del tiempo nos damos cuenta de que en México la gente puede hacer mal las cosas sin que nadie se entere y sin que haya ningún costo. Es decir, no tenemos buenos mecanismos para ir guardando el historial de cada persona y luego poder verificarlo y usarlo para tomar decisiones. Si el historial de las empresas y las personas no se puede conocer claramente, o si los agentes que ya tienen mala reputación todavía pueden pasearse en público y hacer negocios con el gobierno significa que no le estamos dando mucho peso a la reputación y que no solo permitimos sino que alentamos  a que los agentes rompan sus promesas continuamente.


Kydland F.E. and Prescott, E.C. (1977). "Rules Rather than Discretion: The Inconsistency of Optimal Plans," Journal of Political Economy , Vol. 85 (3).

Strotz, R. H. (1956). "Myopia and Inconsistency in Dynamic Utility  Maximization," Review of Economic Studies, Vol.  23 (3).

Thaler, R. H. (1981). "Some Empirical Evidence on Dynamic Inconsistency," Economics Letters, Vol. 8
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Profesor asistente de Finanzas de la Universidad de Minnesota desde 2006, PhD en Economía, Universidad de Yale, 2007.


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