El conflicto entre la Argentina y el Uruguay por las pepeleras

Aร‘ADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn



El conflicto entre la Argentina y el Uruguay por las papeleras tiene una dimensiรณn en la que mucho estรก implicado un imaginario de alcances universales. Esa dimensiรณn es una dimensiรณn mitolรณgica: estรก relacionada con creencias y sentimientos profundos. En efecto, y desde que la mentalidad latina (cuna, no debe olvidarse, de casi todo lo que somos en estas zonas del mundo) comenzรณ a obsesionarse con la frontera como definiciรณn polรญtica y como aura simbรณlica en el proceso de reconocimiento de un espacio autosuficiente y, por tanto, de una civitas y de una cultura, el mito de la fundaciรณn se constituye en central en la arquitectura de un proyecto nuclear. En tal proyecto, delimitado por unos confines y unos tรฉrminos precisos, se articulan y desarrollan un cuerpo y una conciencia, una fรญsica y una metafรญsica: un estilo de vida especรญfico. Asรญ crece, y echa raรญces, un sentido de pertenencia que se finca en una tierra y se manifiesta en unas seรฑas de identidad. Geografรญa es historia e historia es destino. Recuรฉrdese, en este sentido, que Rรณmulo traza una frontera y mata a su hermano porque รฉste no la respeta. Por su parte, Horacio Cocles se convierte en un hรฉroe porque contiene al enemigo en la frontera, justamente un puente interpuesto entre los romanos y los bรกrbaros.

Asรญ, todo mito del origen se basa en la identificaciรณn de una frontera, que marca un principio de determinaciรณn y se reviste con el hรกlito de lo sagrado. Otra vez: la ideologรญa de la Pax Romana y el diseรฑo polรญtico de Augusto se sostienen en la necesidad de fijar las fronteras; de ahรญ que, mรกs allรก de los lindes, se negocien los tratados y se elaboren las alianzas, y de ahรญ que, en el interior del cรญrculo creado, del cรญrculo que acoge y protege, el empuje de la fuerza centrรญpeta se imponga a la centrรญfuga. Es imprescindible conocer dรณnde si sitรบan las fronteras, sobre quรฉ vallum y en el interior de quรฉ limen se deben establecer el poder y la defensa. Toda cultura nacional es, vista desde esta perspectiva de las jurisdicciones territoriales y espirituales, una cultura etnocรฉntrica, y la estรฉtica que de ella emana es, por definiciรณn, una estรฉtica polรญtica.

Las historias de la Argentina y el Uruguay se entreveraron por lo menos hasta mediados del siglo XIX, y lo hicieron tanto que esas historias, nacidas de un mismo tronco, alumbraron en buena medida una emociรณn y una sensibilidad coincidentes, y en ese trรกmite acunaron una cultura que se yergue potencialmente como una oikumenรจ, una casa comรบn. Se da el caso, cabe agregar, de que en tales historias las fronteras nacionales fueron terrenos de disputas no sรณlo entre una y otra orilla de los territorios linderos sino tambiรฉn entre y con los imperios que en esas fechas gravitaban en la regiรณn. La cuestiรณn de las fronteras, en las circunstancias en que ahora se manifiesta, agrega, pues, a sus propios atavismos arcaicos, una candente latencia problemรกtica. Tรฉngase en cuenta, por lo demรกs, que la frontera โ€“cualquier fronteraโ€“ existe en el espacio y en el tiempo. No se puede deshacer lo que ha sido hecho porque, en esta lรณgica, el tiempo no es reversible. Volvamos al mundo latino: cuando Julio Cรฉsar atraviesa el Rubicรณn sabe, dramรกticamente, que invade el territorio romano y que, a partir de ese momento, ya no hay regreso posible. Alea jacta est! Los dados estรกn lanzados. Y, una vez lanzados los dados, nada puede hacerse por reingresar en el statu quo.

Umberto Eco informa en un ensayo que hay un libro que se titula Sacralitรก dellโ€™aqua e sacrilegio dei ponti (Palermo, 1977) de una autora de nombre Anita Seppelli. Allรญ se seรฑala โ€“y aquรญ llegamos a uno de los meollos de la cuestiรณnโ€“ que existe una relaciรณn directa entre el puente y la frontera. El puente une una orilla y otra, organiza una secuencia entre una margen y otra margen; es, a la vez, lugar de salida y de entrada, ruptura y continuidad. Demarca por un lado una permanencia y por otro un trรกnsito. El General San Martรญn, el General Artigas y el Salto Grande son, gravitantemente, puentes internacionales: en cada orilla seรฑorean enseรฑas diferentes. Una de las etimilogรญas posibles de pontifex (de pons y de facere) asegura que el puente podrรญa convertirse en paso sacrรญlego porque franquea el sulcus, la frontera, vale decir, el cรญrculo mรกgico de una comunidad (casa, castillo, ciudad, paรญs) que, en algunas geografรญas, es trazado por el agua. De ahรญ que, en la antigรผedad, la construcciรณn de un puente โ€“lugar donde convergen el genio hidrรกulico y el elevamiento mรกgicoโ€“ debรญa efectuarse bajo un estricto control ritual. Rito de pasaje en sentido literal, el puente implica una teologรญa sin dioses y sin iglesias.

ยฟNos atravemos a dar un paso mรกs en este anรกlisis? Es un paso imprescindible. Lo que resuena en el conflicto de las papeleras admite una lectura mitolรณgica diferente: la amenaza de que el espรญritu fรกustico, motor del mundo industrial, triunfe sobre el espรญritu latino dador de patria potestad. Puesto en tรฉrminos rabiosamente actuales: ยฟcรณmo lograr โ€“si es que lograr es posibleโ€“ que el estrรฉpito capitalista, que no reconoce lรญmites a su crecimiento, se concilie con un urgente desarrollo sin agresiones? Es de temer que poco peso tiene, desde este punto de vista en el que tanto se involucra la agorera catastrofista de las emisiones contaminantes, que la racionalidad cientรญfica argumente con la voz del saber apaciguador. En tal escenario, la resistencia, en el sentido psicoanalรญtico del tรฉrmino, graba su discurso conmovido e inconmovible. Se trata de la reivindicaciรณn โ€“para no renunciar a los requiebros retรณricos que informan estos renglonesโ€“ de una dignitas.

Una vuelta de tuerca final. El conflicto entre la Argentina y el Uruguay por las papeleras suena incรณmodo y extravagante porque en รฉl intervienen, activa y contradictoriamente, unas familias polรญticas gobernantes que parecerรญan de antemano condenadas al entendimiento cordial y al ejercicio de la sensatez componedora. Por รบltimo, ยฟacaso lo que el hombre tuerce no puede por el hombre โ€“mientras tiempo haya para elloโ€“ ser enderezado?~

+ posts

(Rocha, Uruguay, 1947) es escritor y fue redactor de Plural. En 2007 publicรณ la antologรญa Octavio Paz en Espaรฑa, 1937 (FCE).


    ×

    Selecciona el paรญs o regiรณn donde quieres recibir tu revista: