Barry Bonds, Roger Clemens, Jason Giambi, Chuck Knoblauch, Andy Pettiteโฆ El reciente informe Mitchell sobre el dopaje en el beisbol profesional de Estados Unidos, que acusa a noventa jugadores, ha vuelto a poner el dedo en el renglรณn de este tema. Los casos se suman: una melancรณlica Marion Jones decidiรณ confesar su dopaje y devolver las cinco medallas que habรญa ganado en los Olรญmpicos de Sydney; el ciclista Floyd Landis fue capaz de recuperar una desventaja de ocho minutos en una sola etapa del Tour de France, pero unos dรญas despuรฉs su control antidopaje dio positivo; el mismo Lance Armstrong, contundente dominador del ciclismo en los รบltimos aรฑos, ha vivido bajo la continua sospecha de dopaje; el campeรณn mundial de 100 y 200 metros en 2004, Justin Gatlin, dio positivo por esteroides y cayรณ en el mismo fiasco que el anterior campeรณn, Tim Montgomery, pareja de Marion Jones; en 1998, diez aรฑos despuรฉs de romper marcas olรญmpicas en Seรบl, Florence Griffth muriรณ y dejรณ en el ambiente la duda de si su muerte temprana tuvo algo que ver con sustancias prohibidasโฆ Y podemos seguir: jugadores de la NFL y de la NBA, pesistas, atletas e incluso competidores de golf.
Serรญa estรบpido pensar que el deporte de Estados Unidos es el รบnico que ha sido atacado por el dopaje, pero sรญ es el mรกs afectado. Si los intereses econรณmicos gobiernan el deporte, no nos deberรญa extraรฑar el fenรณmeno. Hace mucho que el espรญritu deportivo estรก enredado en valores insustanciales pero poderosos: marcas comerciales que imponen condiciones, contratos exorbitantes y, por supuesto, como en los viejos regรญmenes comunistas, la certeza de que la victoria del atleta es tambiรฉn la del paรญs.
Lo importante es ganar, no cรณmo ganar. Estados Unidos, un paรญs que constantemente se corrige a sรญ mismo, que busca no imitar y no imitarse, que vive en continuo desplazamiento, ha fomentado en sus habitantes la idea del triunfo individual. Mรกs todavรญa: la victoria nacional no puede existir sino a travรฉs del triunfo individual. โInsiste en ti mismo y nunca imitesโ, dijo Ralph Waldo Emerson en Self-Reliance, para definir la actitud estadounidense en oposiciรณn a la europea. Esta idea, que tanto les ha proporcionado, tambiรฉn los ha arrastrado hacia la ansiedad y el miedo a la derrota.
Andy Warhol dijo que en el futuro todos tendrรญamos derecho a quince minutos de fama. Para conseguirlos sรณlo hace falta renunciar a la dignidad, al pudor, a la privacidad y al sentido del ridรญculo. La tendencia posmoderna a alcanzar esos quince minutos de fama estรก tan salvajemente presente que hasta nos olvidamos de los principios. Y el atleta no es la excepciรณn.
A todo esto hay que sumarle la idea puritana que anima todavรญa el corazรณn de la vida americana. Aunque durante mucho tiempo a nadie le importรณ si los atletas se dopaban o no, hoy se les ataca socialmente y se les vilipendia. Nada peor que un hรฉroe caรญdo. Ya lo dijo Chesterton, lo รบnico mรกs grave que el debilitamiento de los grandes valores morales es el reforzamiento de los pequeรฑos valores morales.
Que nadie se dรฉ golpes de pecho: รฉsta es la realidad del deporte y asรญ ha sido durante los รบltimos treinta aรฑos. No perdamos de vista el contexto: son muchos los casos y debemos asumir que han sido muchos mรกs los que no han salido a la luz. Debemos entender que esa idea limpia en que se basรณ el espรญritu olรญmpico ya no existe, si es que exisitรณ alguna vez, y que la imagen del deportista como referente de salud pรบblica es una patraรฑa. Llegarรก el dรญa en que el dopaje se libere y, por lo tanto, se controle y en que todos sepamos que el enfrentamiento no es ya entre atletas sino entre laboratorios. ~
Como escritor, maestro, editor, siempre he sido un gran defensa central. Fanรกtico de la memoria, ama el cine, la mรบsica y la cocina de Puebla, el รบltimo reducto espaรฑol en manos de los รกrabes.