El partido del pueblo

A pesar de sus errores y los escรกndalos de corrupciรณn, el PP ha ganado las elecciones y mejorado su resultado con respecto a 2015.ย 
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El problema de un significante vacรญo es que puede llenarlo tu adversario. Tras la victoria del PP en las elecciones del 20D, los simpatizantes del partido que se reunieron en la sede de la calle Gรฉnova de Madrid corearon “Sรญ se puede”, marca de Podemos. Rajoy hablรณ de “amigos y amigas” como si fuera el PSOE o Podemos. Y si el gran significante vacรญo de Podemos es “pueblo” (o “patria” o “gente”: utilizan estos conceptos del mismo modo), las elecciones lo han llenado de votos conservadores: el “pueblo” ha dado 8 millones de votos, 137 escaรฑos y el 33% de los votos al Partido Popular, que contiene el concepto pueblo en su nombre. Los conservadores tienen 49 escaรฑos menos que en 2011, pero han recuperado 14 desde 2015 y tienen 52 escaรฑos mรกs que el PSOE, en segundo lugar.

Mientras en la plaza del Museo Reina Sofรญa los simpatizantes de Podemos escuchaban con tristeza a Errejรณn decir, a pesar de haber obtenido un resultado insatisfactorio, que son lรญderes “culturales” porque todos hablan de ellos, en Gรฉnova los simpatizantes del PP bailaban tranquilos porque no solo se habla de ellos sino que ademรกs han ganado las elecciones. El Partido Popular, por seguir en los conceptos de Errejรณn, todavรญa conserva la hegemonรญa cultural: a veces esa hegemonรญa es algo tan sencillo como unos votantes inmunes a tus errores. Y no hay nada mejor para conservar la hegemonรญa cultural que ganar unas elecciones.

El PP es un partido manchado por varios casos de corrupciรณn: la lista es larga y aburrida; los populares se han beneficiado de la avalancha de casos y el hastรญo que crean. Expertos en patrimonializar lo pรบblico y utilizar de forma partidista las instituciones, han convertido TVE en un รณrgano de propaganda, espiado a rivales polรญticos y colonizado y desprestigiado instituciones que deberรญan ser neutrales. Aunque el PP se ha vendido como el partido que gestiona bien la economรญa, la Comisiรณn Europea ha multado a Espaรฑa por dรฉficit excesivo, y el crecimiento del paรญs viene mรกs por la bajada del precio del petrรณleo y la compra de bonos del BCE que por la gestiรณn del gobierno. El partido ha incumplido sus promesas electorales, no ha realizado grandes reformas y durante su mandato la desigualdad ha crecido en Espaรฑa mรกs que en ningรบn paรญs de la OCDE. Rajoy no es carismรกtico, no tiene capacidades de oratoria, y su presencia exterior es muy dรฉbil.

Sus votantes parecen haber olvidado todo esto. Tras los resultados del 26J, da la sensaciรณn de que el PP puede hacer lo que quiera sin perder demasiados votos. Trump decรญa que podรญa disparar a alguien en la Quinta Avenida de Nueva York y eso no le harรญa perder votos. Aunque es el lรญder peor valorado, Rajoy ya ha ganado mรกs elecciones que Aznar. El PP no tiene una crisis de identidad como el PSOE. El รบnico partido que realmente ha puesto en peligro su hegemonรญa en la derecha, Ciudadanos, ha perdido 8 escaรฑos y realizรณ un pacto con el PSOE. Rajoy explotรณ el argumento del voto รบtil para desprestigiar a Ciudadanos, que se ha visto afectado por la ley electoral y el pequeรฑo tamaรฑo de muchas circunscripciones. Estas elecciones han demostrado que se sigue votando en el eje izquierda-derecha, y que solo existe una derecha. Tambiรฉn que apelar al centro desde una coaliciรณn claramente de izquierdas, como ha intentado Unidos Podemos, es complicado.

Muchos descontentos con el resultado han hablado de fraude y tongo. Otros han culpado a 8 millones de personas de votar mal, y  a los votantes mayores, que son el soporte del bipartidismo. “Votar mal” es una valoraciรณn inรบtil. Lo que importa del voto es que se exprese libremente. Siempre tiene muchas variables, es personal, casi siempre identitario y tiene muchos secretos. La victoria del PP no significa la vuelta del bipartidismo. Si se forma un gobierno, es probable que sea el PP en minorรญa y buscando apoyos puntuales. En Gรฉnova el partido celebrรณ de manera absoluta, pero ya no podrรก gobernar asรญ.

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Ricardo Dudda (Madrid, 1992) es periodista y miembro de la redacciรณn de Letras Libres. Es autor de 'Mi padre alemรกn' (Libros del Asteroide, 2023).


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