El perro lleva meses observándome,
aunque no veo sus ojos
en el follaje espeso que es él mismo:
más honda es su mirada mientras menos
pueden mis ojos igualarse
con los suyos.
Silueta negra y congelada como un látigo
que en el momento de plegarse
para dar
al aire unos azotes,
se detuviera para siempre en su resorte.
Para siempre:
si en ese borde caben cien inviernos,
¿por qué me da terror que este animal
me esté observando?,
¿por qué soy traicionado
por una ostentación de adrenalina?
¿El perro es algún dios o Dios mirando?
Yo soy una criatura
en su iris congelada
y habito una instantánea que se llama
para siempre.
¿Qué silueta dibujo
ante ese insospechado obturador?
¿Es vértigo o quietud lo que acontece
entre esos dos espejos?
(Y mientras me interrogo,
el perro, sin saberlo,
se responde.)
Se ha dispuesto el paisaje
para irlo recortando
con heladas tijeras.
Los árboles, la nieve y el camino
trabajan para el perro.
Y el ojo que lo ve también se amolda
a su oscuro deseo.
Me observa, y al hacerlo
ignora ese camino que allá atrás
lo espera inútilmente,
largamente
(yo mismo he recorrido desde aquí
esa ruta nevada,
pero de estar allí me daría el gusto
de ofrecerle mi espalda).
Mirada imperturbable e invisible:
lo que no veo en sus ojos lo revelan
los belfos y el desmayo de la lengua,
el rizo de la cola
tipográfica,
el tranco de animal
ensimismado,
inscrito como runa en el presente.
No va, tan sólo se desplaza.
Pero hace frío,
si acaso busca algo, lo ha encontrado:
un soplo de calor bajo sus patas,
caricia que no sabe que proviene
del centro de la Tierra,
no sabe que respiran por ahí
los hornos del planeta.
Y yo poso los ojos sobre él
como él se posa sobre el soplo tibio.
Algo que no busqué
aquí lo encuentro,
y ya respiro al ritmo de su ritmo,
y ya descuelgo belfos y desmayo
mi lengua fatigada. ~
(ciudad de Mรฉxico, 1969) es poeta. Es autor, entre otros tรญtulos, de 'Bipolar' (Pre-Textos, 2008), 'Pitecรกntropo' (Almadรญa, 2009) y 'Ex profeso' (Taller Ditoria, 2010).