En el Titanic con Enzensberger

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Para saber de veras cuรกn bonitas son, hay que ver a las mujeres saliendo de la cama; para saber cรณmo son, a los escritores hay que verlos en los congresos abiertos al pรบblico y con periodistas. Uno se lleva sorpresas: los opacos se vuelven brillantes, los aburridos ingeniosos y los que parecรญan cautos unos demagogos. Un raro caso de escritor que jamรกs decepciona en un congreso โ€“literario o polรญticoโ€“ es Hans Magnus Enzensberger. Lo vi por primera vez en Salzburgo, hace mรกs de treinta aรฑos, durante los debates para la concesiรณn del Prix International de Littรฉrature, defendiendo la candidatura del novelista finlandรฉs Veijo Meri con tanta gracia y agudeza que era imposible no darle el voto. Desde entonces, he coincidido con รฉl en muchas reuniones similares y siempre me pareciรณ inmunizado contra el deterioro congresรญstico, capaz de intervenciones originales y argumentos ingeniosos, aderezados con un humor que no tiene nada de alemรกn porque es una bocanada de aire fresco en la atmรณsfera habitualmente soporรญfera de las sesiones.

Enzensberger es tambiรฉn una rara avis en otro sentido. Es uno de los contados intelectuales europeos que habla de Amรฉrica Latina con conocimiento de causa, sin caer en los estereotipos, y sin establecer esa sutil discriminaciรณn que, por ejemplo, permitรญa a un Gรผnther Grass defender el sistema democrรกtico y condenar el totalitarismo en Europa pero exhortar a los latinoamericanos a โ€œseguir el ejemplo de Cubaโ€. Tal vez porque conoce la lengua โ€“ha traducido al alemรกn la poesรญa de Cรฉsar Vallejo, la de Heberto Padilla y otros poetas latinoamericanosโ€“ y porque ha viajado por allรญ con los ojos muy abiertos y escuchado a unos y otros sin prejuicios ni ideas preconcebidas, Enzensberger ha escrito con gran penetraciรณn sobre la historia y la cultura del nuevo continente, tanto que muchos latinoamericanos han aprendido mucho sobre sรญ mismos en sus pรกginas. Yo soy uno de ellos. Llevo varios aรฑos trabajando en una novela sobre los รบltimos dรญas de Trujillo, he leรญdo una vasta bibliografรญa sobre el tema y puedo asegurar que el ensayo de Enzensberger sigue siendo uno de los mรกs lรบcidos anรกlisis sobre el fenรณmeno de las satrapรญas militares en general, y la dominicana del Generalรญsimo Trujillo en particular. Tambiรฉn lo es el ensayo que dedicรณ a Bartolomรฉ de las Casas y su lucha denunciando los horrores cometidos contra los indรญgenas americanos por espaรฑoles y portugueses durante la conquista y colonizaciรณn.

Como casi todos los escritores del mundo que no fueran granรญticamente reaccionarios, Enzensberger compartiรณ las ilusiones que despertรณ la Revoluciรณn cubana al triunfar, el รบltimo dรญa de 1958. Prueba de ello son muchos de los textos que escribiรณ sobre o inspirados en Cuba en los aรฑos sesenta, entre ellos la teatralizaciรณn del Interrogatorio de La Habana que efectuรณ el propio Fidel Castro a los cubanos anticastristas capturados durante la fracasada invasiรณn de Bahรญa de Cochinos, en 1961. Pero, a diferencia de otros, que se contentaron con entusiasmarse a la distancia, Enzensberger fue a Cuba, paso allรญ un tiempo, observรณ, hizo preguntas impertinentes, husmeรณ a diestra y siniestra, y se atreviรณ โ€“fue uno de los primerosโ€“ a mostrar la otra cara de la revoluciรณn castrista. Tras la heroica fachada del pequeรฑo paรญs resistiendo la embestida del imperialismo no estaban la libertad ni la democracia popular, sino un sistema autoritario en marcha, que se parecรญa cada dรญa mรกs al modelo soviรฉtico. Para mรญ, y para muchos latinoamericanos que, desde mediados de los aรฑos sesenta, comenzรกbamos a preguntarnos si se justificaba nuestro apoyo a la Revoluciรณn cubana en nombre de la libertad y la justicia, fue iluminadora la investigaciรณn hecha por Enzensberger, en la misma Cuba, sobre la manera como el Partido Comunista cubano reclutaba a sus adherentes y mostrando el verticalismo antidemocrรกtico de su estructura. Por eso, no me extraรฑรณ nada, cuando el sonado caso Padilla, que Hans Magnus fuera uno de los redactores y firmantes del manifiesto que elaboramos, en mi casa de Barcelona, Juan y Luis Goytisolo, Josรฉ Marรญa Castellet, Enzensberger y yo, protestando por la farsa de la confesiรณn y arrepentimiento pรบblicos a que fue obligado el poeta disidente cubano, y que, de algรบn modo, rompiรณ el hechizo que hasta entonces (1971) mantenรญa a buena parte de los intelectuales del mundo entero embelesados con la dictadura castrista.

No por haber tomado una distancia crรญtica con Cuba, dejรณ Enzensberger de ser de โ€œizquierdasโ€. A diferencia de tantos otros, que hicieron de su condiciรณn โ€œprogresistaโ€ un instrumento para el arribismo o una excusa para dejar de pensar por cuenta propia, la obra y la conducta polรญtica de Enzensberger restituyeron la dignidad y el sentido creador y รฉtico que tuvo el apelativo โ€“ser de izquierdasโ€“ en el รกmbito intelectual antes de ser maculado por el estalinismo y el oportunismo. En los aรฑos setenta y ochenta โ€“y ahora mismoโ€“ sus poemas, ensayos, artรญculos han seguido cuestionando lo establecido y persiguiendo las astutas metamorfosis de la injusticia en la peripatรฉtica sociedad moderna. Aunque disimulado por el rigor del anรกlisis o el juego de los sรญmbolos y las imรกgenes, en todos sus textos subyace un sentimiento de cรณlera por lo mal hecho que estรก el mundo y la convicciรณn de que es posible mejorarlo.

Pocos intelectuales han seguido siendo tan leales a esta idea del โ€œcompromisoโ€ (lโ€™engagement), incluso en los aรฑos cuando parecieron triunfar el maniqueรญsmo, los fanatismos encontrados. En los sesenta y los setenta, comprometerse dejรณ de significar una denuncia de la injusticia cualquiera que fuese la cobertura ideolรณgica que la encubriese, y mudรณ en alinearse con una de las dos รบnicas opciones posibles: el comunismo o el capitalismo. De este modo, innumerables escritores progresistas optaron en contra de una forma de injusticia y a favor de otra, que, si el escritor era lรบcido, consideraba un mal menor y pasajero, o si era cรญnico negaba que existiera. De acuerdo a esta hemiplejia moral, los progresistas se horrorizaban con los crรญmenes de los generales fascistas bolivianos, peruanos, uruguayos, argentinos, griegos o chilenos, pero su conciencia no se turbaba lo mรกs mรญnimo porque millones de personas quisieran huir de Cuba o de Alemania Oriental; protestaban contra la polรญtica racista de รfrica del Sur, pero no por la invasiรณn soviรฉtica de Afganistรกn, y permanecรญan ciegos y sordos cuando el Vietnam socialista invadรญa Camboya e instalaba allรญ un gobierno hechizo, o cuando los tanques del Pacto de Varsovia aplastaban la Primavera de Praga. El escritor comprometido se habรญa vuelto un militante, para quien las consideraciones polรญticas โ€“oportunidad, eficacia, convenienciaโ€“ prevalecรญan sobre las รฉticas.

Enzensberger es una prueba de que habรญa escapatoria a esa siniestra alternativa entre dos injusticias, que era posible ser un inconforme y un dinamitero del mundo capitalista, reconociendo la bancarrota del socialismo real, sin por ello โ€œdar armas al enemigoโ€. Era โ€“esโ€“ una postura difรญcil, desde luego, amenazada de malentendidos, que exige un perpetuo estado de alerta y un inmenso esfuerzo de lucidez y de honestidad en cada palabra que se escribe, es decir, nada recomendable para los intelectuales perezosos, para los arribistas y para los que prefieren callar antes que equivocarse.

Los tiempos serรกn siempre difรญciles para alguien que elige esa conducta, sobre todo en momentos en que el mundo parece estar navegando, como el Titanic, en la primavera de 1912, al encuentro con el iceberg. En su poema El hundimiento del Titanic, de 1980 (hay una excelente traducciรณn al espaรฑol hecha por Heberto Padilla y la colaboraciรณn del autor y de Michael FaberKaiser, publicada por Plaza y Janรฉs), Hans Magnus Enzensberger reflexionรณ sobre este tema con mรกs gravedad โ€“pero tambiรฉn con mรกs honduraโ€“ que en sus inteligentes โ€œpoemas para los hombres que no leen poesรญasโ€. El largo y hermoso texto, de 33 cantos y 16 poemas, es dantesco por su ambiciรณn, por las apariciones que hace en รฉl Dante, y por su horizonte apocalรญptico. El hilo conductor es la catรกstrofe sobrevenida el 14 de abril de 1912 al hundirse el trasatlรกntico luego de chocar con un iceberg que le abriรณ el casco y perecer ahogadas millar y medio de personas (se salvaron setecientas). La tragedia estรก evocada con lujo de detalles โ€“el menรบ de la รบltima noche, las piezas que tocaba la orquesta, los juegos en cubierta, cรณmo se distribuyeron botes y salvavidas por orden jerรกrquico, los radiogramas de socorroโ€“, como una metรกfora de nuestra civilizaciรณn, en peligro tambiรฉn de naufragio.

Es un poema sobre las ilusiones perdidas, o, mรกs bien, sobre el fin de las ilusiones, de las ficciones ideolรณgicas, de las manipulaciones histรณricas y filosรณficas para fabricar certezas polรญticas que terminan siendo falsas. Curiosamente, el poema, pese a su tono con frecuencia sombrรญo โ€“aunque hay en รฉl de tanto en tanto estallidos de regocijo y humorโ€“ y a su mordacidad amarga, no contagia una sensaciรณn pesimista, de derrotismo e impotencia. Mรกs bien, de lucidez frente al peligro. Emana de รฉl una invocaciรณn a no rendirse frente a la adversidad, y, al mismo tiempo, a no intentar combatirla con exorcismos y conjuros de charlatรกn de feria, a enfrentarla de manera realista, sin hacer trampas.

En uno de sus mรกs amargos cantos, el tercero, el poeta se recuerda escribiendo los primeros versos del poema, aรฑos atrรกs, en La Habana, y pensando: โ€œMaรฑana todo serรก mejor, y si no/ maรฑana, entonces pasado maรฑana. Bueno,/ tal vez no mucho mejor/ pero al menos diferente. Sรญ, todo/ iba a ser muy diferente./ ยกEra formidable sentir eso! Ah, sรญ, lo recuerdoโ€. En realidad, la fiesta habรญa terminado hacรญa rato โ€œy lo que quedaba era un asunto/ que debรญan resolver el hombre del World Bank/ y el camarada de la Seguridad del Estado./ Exactamente como en casa y en todas partesโ€ (versos profรฉticos, sin duda, pues aquello ha ocurrido en China, en Vietnam, y ocurrirรก probablemente en Cuba y Corea del Norte).

La melancolรญa de estos versos no debe dar la impresiรณn de que el poema incurre en el nihilismo existencial o el cinismo polรญtico, dos caras de la frivolidad. Rechaza las falsas soluciones, pero afirma que los problemas humanos tienen soluciรณn y, en todo caso โ€“lo dice el รบltimo versoโ€“, el poeta se propone seguir a flote. Las falsas soluciones son las que predican los que viajan en los camarotes de lujo a quienes van apretujados en las sentinas, y las de los ideรณlogos del quinto canto, distraรญdos en eclipsar la realidad en una pirotecnia retรณrica sin advertir que el barco ha comenzado a sumergirse.

El hundimiento del Titanic es mucho mรกs que un poema polรญtico. Asuntos graves se codean con asuntos risueรฑos y los estilos cambian de estancia en estancia: lรญrico, รฉpico, elegรญaco, dramรกtico. Por asociaciรณn, el Titanic lleva al poeta a recordar el fin del mundo, tema recurrente de la pintura medieval, y a componer un poema al anรณnimo maestro de Umbrรญa que pintรณ uno de esos bellos cataclismos. El menรบ de la รบltima noche dispara su mente hacia una pintura veneciana del xvi: La รบltima cena. Ambos poemas son diestros ejercicios de plรกstica verbal, descripciones luminosas de elevada sensualidad. Pero en Enzensberger el arte no se contenta con el puro placer de los sentidos o del intelecto, y los poemas reflexionan tambiรฉn sobre lo que costรณ pintar aquellos cuadros, las servidumbres y tormentos que la sociedad impuso a los pintores โ€“las exigencias de los mecenas, el fanatismo de los inquisidores, las limitaciones tรฉcnicasโ€“ para poder plasmarlos. Esos hombres que pintaron catรกstrofes debieron correr el riesgo de ser sacrificados โ€“de ser vรญctimas de catรกstrofesโ€“ y de allรญ surge la autenticidad que comunican sus obras. Que sus cuadros existan y nos conmuevan tantos siglos despuรฉs prueba que vencieron y, tambiรฉn, que incluso las catรกstrofes pueden tener un sesgo positivo, tornarse estรญmulos para escribir, pintar, componer, vivir. ยฟQuiรฉn dice que no hay buenos poemas con moraleja? Este es un magnรญfico poema y su moraleja convincente: si vamos a hundirnos, aprendamos a nadar. ~

Londres, agosto de 1999

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Mario Vargas Llosa (Arequipa, Perรบ, 1936) es escritor. En 2010 obtuvo el premio Nobel de Literatura. En 2022, Alfaguara publicรณ 'El fuego de la imaginaciรณn: Libros, escenarios, pantallas y museos', el primer tomo de su obra periodรญstica reunida.


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