Hace un rato Tony Blair ha dejado de ser primer ministro británico. Muchos en Europa empezamos admirándole hace diez años y le fuimos admirando cada vez menos –aunque queda bastante, lo confieso.
En cualquier caso, su salida del cargo ha sido rara: le sustituye un hombre, Gordon Brown, al que se enfrentó reiteradamente mientras estuvo en su gobierno. Una de sus posibles salidas profesionales es convertirse en enviado especial del Cuarteto (Unión Europea, Rusia, Estados Unidos y ONU) en el Oriente Medio, aunque es peculiarmente odiado en buena parte del mundo árabe por su apoyo a la invasión de Irak. Y por si fuera poco acabó casi a puñetazos con una parte importante de la prensa de su país, en la que en muchas ocasiones, mientras gobernó, parecía pensar más que en los propios ciudadanos. En cualquier caso, aquí va lo que quería recomendarles: en primer lugar, la durísima conferencia sobre los medios de comunicación que Blair pronunció hace unas semanas, en la que acusó a algunos medios (particularmente al Independent, que le dio lo suyo por su política en Irak) de ser como “bestias feroces”. Y en segundo lugar la magnífica pieza que Martin Amis escribió sobre su gira de despedida por las islas.
Muchos de los que entonces se enamoraron de Blair hoy parecen estarlo de Merkel o Sarkozy. Parecen haber empezado muy bien. Ojalá acaben mejor.
– Ramón González Férriz
(Barcelona, 1977) es editor de Letras Libres España.