Endeudarse

Endeudarse era visto con malos ojos porque significaba perder autonomรญa, pero con el paso del tiempo esa severidad se ha ido perdiendo y ahora se estimula el consumo a crรฉdito.ย 
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La antigua democracia griega (a diferencia de la actual) no tuvo deuda pรบblica. Tampoco la hubo en la tradiciรณn bรญblica, que se fue al extremo contrario: cancelar todas las deudas privadas cada 50 aรฑos (Levรญtico 25). El jubileo era un aรฑo de borrรณn y cuenta nueva. Los que habรญan tenido que hipotecar sus propiedades o hasta venderse como esclavos para pagar sus deudas recuperaban sus bienes y su libertad. El padrenuestro guarda un eco de esa tradiciรณn: "Perdona nuestras deudas, asรญ como nosotros perdonamos a nuestros deudores".

Endeudarse fue visto con malos ojos porque es perder autonomรญa: poner en riesgo el patrimonio y la libertad. Ademรกs, parece indebido gastar lo que todavรญa no se gana. Esta severidad se fue perdiendo. Desde el siglo XVIII empezรณ a prohibirse la prisiรณn por deudas. Y el XX fue mรกs lejos: estimulรณ el consumo a crรฉdito ("Viaje ahora, pague despuรฉs").

Segรบn el historiador y economista Carlo M. Cipolla (Pequeรฑas crรณnicas), la deuda pรบblica se inventรณ en la Edad Media italiana. "El primer ejemplo del que tenemos noticia se remonta a 1167, y fue un prรฉstamo forzoso impuesto por la Repรบblica de Venecia a sus ciudadanos adinerados". El desquite fueron los intereses.

La deuda pรบblica se volviรณ atractiva para ambas partes. El Estado se ahorraba el costo polรญtico de elevar los impuestos. Podรญa lanzarse a guerras o proyectos que rebasaban su capacidad recaudadora. Cipolla cuenta cรณmo la recaudaciรณn de plata mexicana y peruana no fue suficiente para las ambiciones de Felipe II. Acabรณ tomando crรฉditos costosรญsimos que lo llevaron a la ruina. Prestarle dinero se volviรณ tan lucrativo que muchos empresarios dejaron de invertir en actividades productivas para dedicarse a eso.

La Repรบblica Mexicana no naciรณ con una "torta debajo del brazo", sino con deudas que tuvo que reconocer, y que aumentaron para financiar las guerras del siglo XIX. Jan Bazant escribiรณ una Historia de la deuda exterior de Mรฉxico 1823-1946 que pone en evidencia los riesgos de endeudarse para la autonomรญa del paรญs. Basta recordar la Guerra de los Pasteles: la intervenciรณn de Francia en 1838 originada (entre otras reclamaciones) por una deuda de oficiales que se fueron sin pagar su consumo de reposterรญa.

Lo bueno del descrรฉdito fue que dejaron de prestarnos. La deuda pรบblica externa en 1890 era de 44 millones de dรณlares. Aunque repuntรณ a 219 con el prestigio de Porfirio Dรญaz, por la Revoluciรณn bajรณ a 50 en 1946. El crecimiento econรณmico fue extraordinario a partir de entonces, pero la deuda se multiplicรณ a 4,263 en 1970, a 19,600 en 1976 y a 58,874 en 1982. Como porcentaje del producto interno bruto, se triplicรณ del 12% en 1970 a 36% en 1982.

A esto hay que sumar la deuda pรบblica interna del 11% en 1970 y 32% en 1982: un total de 23% y 68% del PIB. Los presidentes Luis Echeverrรญa (1970-1976) y Josรฉ Lรณpez Portillo (1976-1982) concentraron todos los recursos del paรญs bajo la voluntad de un solo hombre con resultados desastrosos: un paรญs burocratizado y endeudado que dejรณ de crecer.

En el siglo XIX predominรณ la deuda del gobierno federal propiamente dicho. En el XX surgiรณ la deuda paraestatal (empresas y organismos del sector pรบblico). En el XXI la de estados y municipios. Todo esto sin contar la deuda de las empresas privadas y las familias. La apariciรณn de las tarjetas de crรฉdito hace medio siglo y su colocaciรณn desaforada (porque son muy lucrativas) favoreciรณ el endeudamiento.

Segรบn las Estadรญsticas histรณricas de Mรฉxico del INEGI (Deuda total consolidada del sector pรบblico presupuestario, cuadro 16.18), la deuda aumentรณ 12.2% de 2012 a 2013. Segรบn la Cuenta pรบblica 2014 de la Secretarรญa de Hacienda, de 2013 a 2014 el aumento fue todavรญa mayor: 16.8%. A pesar de lo cual, la deuda pรบblica quedรณ en 40.6% del PIB, muy por abajo de la deuda que dejรณ Lรณpez Portillo y nada exagerado en comparaciรณn con otros paรญses de la OECD. Pero la economรญa en aquel sexenio creciรณ al 6% anual y en รฉste al 2%. El endeudamiento no ha servido para crecer. Por el contrario, los pronรณsticos de crecimiento han bajado una y otra vez.

Paralelamente se aumentaron los impuestos, lo cual tampoco ha generado crecimiento (ni era de esperarse). El derrumbe de la nueva plata mexicana (el petrรณleo), los nuevos impuestos y el endeudamiento auguran que el retorno del PRI terminarรก mal.

(Publicado previamente en el periรณdico Reforma)

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(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.


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