Del 2 al 23 de noviembre, David Miklos y Francisco Goldman intercambiaron correos electrรณnicos con la idea de responder a una pregunta que permanece abierta: ¿por quรฉ escribir ficciรณn mientras Mรฉxico arde? La pregunta parte de una inquietud editorial: cuando el paรญs, el mundo, vive un momento de fanatismo, de abuso de autoridad y crisis de los sistemas polรญticos y econรณmicos, ¿para quรฉ discutir de literatura? Le pedimos a estos dos escritores, con distintas inquietudes, estilos y propuestas literarias, intercambiar una serie de correos, para plantear sus ideas sobre escribir novelas y expresar sus visiones acerca del momento actual, un momento en que Mรฉxico atraviesa una de sus peores crisis polรญticas y sociales. ¿La literatura es un agente de cambio? ¿Cuรกl es el papel del escritor en un escenario en donde las desapariciones forzadas, la corrupciรณn, la ausencia de Estado de derecho son lugares comunes?
A travรฉs de seis cartas, Miklos y Goldman descreen de las interpretaciones fรกciles al tiempo que escriben novelas.
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De: David Miklos
Para: Francisco Goldman
Fecha: Domingo, 2 de nov., 2014 a las 18:46
Asunto: Diรกlogo para Letras Libres
Querido Frank,
pese a que nos han presentado en varias ocasiones y a que hemos coincidido tangencialmente en diversos espacios, no nos conocemos en realidad. Aprovecho esta invitaciรณn que nos hizo Letras Libres para que, finalmente, lo hagamos, a travรฉs de un diรกlogo bastante pertinente para los dรญas que corren en Mรฉxico.
Tรบ, mejor que nadie, sabes lo que es un paรญs violentado: eres mitad guatemalteco y mitad estadounidense, y en tu sangre confluye la peculiar historia de Estados Unidos y de Amรฉrica Central –o bien: de Amรฉrica Central con Estados Unidos–, ademรกs de que durante los aรฑos ochenta fuiste corresponsal de guerra en tu propio terruรฑo. Ya luego, en la dรฉcada de los noventa, cediste o se te impuso la ficciรณn como modo de expresiรณn y, acaso, ajuste de cuentas tanto con el origen, la memoria y la historia. ¿Estoy en lo cierto?
En ese sentido, creo que la ficciรณn siempre ha sido un buen vehรญculo para encarar o meterle orden a la realidad, mรกs aรบn cuando la realidad es violenta (o la historia es violentada). Hoy, en Mรฉxico, vivimos lo que me parece la culminaciรณn de la violencia iniciada en el sexenio de Felipe Calderรณn, trasladada al sexenio de Enrique Peรฑa Nieto y al regreso del pri al poder. Los hechos recientes en Ayotzinapa, Guerrero, y que aรบn no se resuelven mientras te escribo estas lรญneas, trajeron consigo a 43 desaparecidos –estudiantes normalistas– y a seis muertos. El gobierno actuรณ con lentitud mientras que los medios de comunicaciรณn aventaron sus conjeturas sin una investigaciรณn de por medio.
La sociedad civil, por su parte, reaccionรณ con celeridad y, pronto, alzรณ la voz (tal vez de manera torpe, acusando de lleno al Estado, esa abstracciรณn que luego no es mรกs que un punching bag o una escupidera durante el caos). Pero creo que lo mรกs importante fue la apariciรณn en escena de los padres de los normalistas desaparecidos, quienes se entrevistaron con el presidente –cuyo relato de los hechos fue, sin mรกs, vacรญo– y luego salieron a la arena pรบblica para compartir sus voces y su sentir, ademรกs de sus demandas y, sobre todo, su dolor y su negaciรณn a aceptar las fosas que el gobierno y los medios de comunicaciรณn les ofrecรญan como respuesta a lo acontecido (“Vivos se los llevaron, vivos los queremos” se convirtiรณ en el grito de protesta), ademรกs de que no hicieron menciรณn alguna a las teorรญas de la vinculaciรณn del narcotrรกfico con la crisis. Es decir: los padres de Ayotzinapa revirtieron el discurso oficial, planteado a partir de Calderรณn con la guerra contra las drogas –tรฉrmino acuรฑado en Estados Unidos, claro estรก–, y salieron a la luz pรบblica con un discurso concreto: se llevaron a nuestros hijos y los queremos de vuelta.
Todo lo anterior para regresar a mi punto de partida: la escritura de ficciรณn durante el incendio social y polรญtico. ¿Por quรฉ escribir ficciรณn mientras el paรญs arde? Yo no puedo dejar de hacerlo (hice una novela distรณpica, ficciรณn pura y dura, que presentaba un territorio, ya no un paรญs, devastado por la Violencia mayรบscula, por ejemplo), ademรกs de que no sabrรญa expresarme de otro modo. ¿Quรฉ piensas tรบ al respecto?
Te dejo un abrazo,
David.
De: Francisco Goldman
Para: David Miklos
Fecha: Viernes, 7 de nov., 2014 a las 10:54
Asunto: Re: Diรกlogo para Letras Libres
Hola David,
Gracias por tus reflexiones, que para mรญ van a la mรฉdula. En dรญas como estos, las preguntas cabronas que planteas empiezan a surgir. Es tan fundamental como: ¿quรฉ hago con mi dรญa hoy? (Mucha gente enfrenta preguntas semejantes: ¿voy a la marcha o ayudo a mi hijo preparar su examen? ¿Voy a mi trabajo o…?) Esta maรฑana estaba decidido a trabajar mi novela. A pesar de estar algo cansado por el derroche emocional y la larga caminata de la marcha anoche, aquรญ en la ciudad de Mรฉxico, logrรฉ levantarme a las siete y media y me puse a chambear en la novela. El plan era trabajar hasta medio dรญa y solo hasta entonces levantar la cabeza para ver quรฉ pasaba en el mundo real. Como he estado escribiendo sobre Ayotzinapa y los 43 normalistas para el The New Yorker, pensรฉ que deberรญa caminar hasta la sede de la pgr en Reforma para ver el cerco que los estudiantes habรญan anunciado poner ahรญ hoy, entre las ocho de la maรฑana y las dos de la tarde. Si logro trabajar bien en la novela, me dije, voy; si no, no me doy “el lujo”. Y si me absorbe la novela… un ratito. Pero querรญa ver quรฉ publicaban SinEmbargo.com y AnimalPolitico.com sobre la marcha, asรญ como las otras nuevas noticias del dรญa. Hacia las ocho y cuarto, ya no aguantaba la curiosidad y fui a ver las noticias. Toda la maรฑana me sentรญ agitado, transitando entre la novela y los sitios de internet, e incluso por Twitter. Trabajรฉ poco, pero al menos algo, mejor que nada. Al medio dรญa, vencido, un poco fastidiado conmigo mismo, caminรฉ hacia la pgr.
Perdรณn, David, pero no es cierto que me hice corresponsal antes de escritor de ficciรณn. Es una larga historia, pero saliendo de la universidad empecรฉ a publicar cuentos en la revista Esquire. Entonces ellos, en 1979, me ofrecieron la oportunidad de volver a Amรฉrica Central para hacer un articulo freelance. Por ese tiempo, ya sabรญa que querรญa situar mi primera novela entre Massachusetts, donde crecรญ, y Amรฉrica Central. No habรญa estudiado periodismo, solo literatura. Tuve que aprender cรณmo hacerlo. Despuรฉs de ese primer artรญculo pasรฉ a la revista Harper’s. Escribir artรญculos y crรณnicas era una manera de ganarme la vida –pagaba muy poco, pero era joven, no me importaba, etcรฉtera–, apenas lo suficiente para mantenerme en Guatemala y aprender. Como sabes, eran aรฑos tremendos, de mucha violencia y sufrimiento, increรญblemente crueles para las poblaciones de esos paรญses, pero para Guatemala en particular. Me quedรณ muy grande el tema: yo tenรญa que crecer mucho, madurar, absorber y aprender para poder abordar tales temas en mi obra de ficciรณn. Esos tiempos fueron mi universidad. Tardรฉ aรฑos. No fue sino hasta 1992 que esa primera novela se publicรณ. Y, sรญ, como muchas primeras novelas fue autobiogrรกfica, pero parte de ella era una versiรณn de la realidad guatemalteca muy personal, muy vivida en carne propia, descrita muy de cerca; en medio de la guerra, pues.
Nunca me he sentido obligado a renunciar a la ficciรณn. Como tรบ, a pesar de que en tiempos como estos en Mรฉxico no son fรกciles, sigo fiel. He dedicado mi vida a este pinche arte que amo y que en realidad es un oficio muy marginal, como quizรก debe ser –odio la solemnidad o soberbia de cierto tipo de “novelista”– y tambiรฉn es de lo que vivo. No pienso que la novela es en sรญ misma algo รบtil, que tiene o debe tener un uso polรญtico. Es el lector quien decide quรฉ valor tiene. ¿Quรฉ es la novela para mรญ? Una bรบsqueda de algo que solo se puede expresar escribiendo una novela, y ese algo incluye la bรบsqueda de su propia estructura, su estilo, patrones, ritmo, etcรฉtera. Sigues el susurro de la intuiciรณn y la memoria, y muchas veces no sabes ni quรฉ va pasar en la prรณxima pรกgina. Creo que la novela sale mejor cuando es asรญ. Claro que de algรบn modo u otro es un encuentro contigo mismo, con tu ser mรกs รญntimo. Hay mucho riesgo de vergรผenza, de fracaso. Quizรก romper el silencio es un peligro siempre. El dolor es fundamental. Pero quizรก, como mรกs o menos especulรณ W. H. Auden en algรบn ensayo, la primera pronunciaciรณn humana fue “¡Ow!” Algรบn cavernรญcola se tropezรณ, su pie pegรณ contra alguna piedra, dura y aguda, y gritรณ “Ow”; luego otro hizo lo mismo, etcรฉtera. Ahรญ empieza el lenguaje humano y el canto de su experiencia. El dolor es quizรก la semilla o el comienzo; otros han dicho que es la muerte y la pรฉrdida. Finalmente, el deseo o el desafรญo de buscar, de entender, de dramatizar el dolor ajeno. Eso tambiรฉn es el arte de la novela, y una de las pocas cosas que la novela tiene en comรบn con cierto tipo de periodismo.
Cuando no escribo me siento como un flojo inรบtil, no sirvo para nada. Cuando escribo, sรฉ que lo estoy haciendo con todo mi ser, con todo lo que pienso y opino: de una u otra manera, ahรญ voy a estar. En los mejores tiempos –como en el pasado mes de julio, cuando lleguรฉ al df despuรฉs de mi semestre como profesor de literatura y escritura creativa en Estados Unidos, hasta el final de septiembre– logrรฉ escribir hasta ocho o incluso diez horas al dรญa, duro y paciente, pero rico trabajo, y entrรฉ en ese trance en el que pienso en mi novela noche y dรญa, ese lujo que casi todo novelista anhela. Llegรณ Ayotzinapa y las cosas cambiaron. Sigo trabajando una novela que no tiene nada que ver con esto, una novela muy รญntima, que prรกcticamente es la รบnica cosa mรญa en el mundo, y no me arrepiento. Pero soy ciudadano tambiรฉn. Admito que, ahora, mi concentraciรณn estรก fragmentada y que voy tener que disciplinarme –despertar mรกs temprano, trabajar la novela menos horas que antes, etcรฉtera– para mantener vivo ese mundo privado de la novela, mientras que a la vez me sumerjo, con la misma convicciรณn, a practicar el periodismo durante esta emergencia. Necesito salir a la calle en bรบsqueda de lo que estรก pasando. Me gusta observar, preguntar, escuchar. Es un privilegio poder compartir lo que aprendo, y a veces lo que pienso, en la escritura, en crรณnicas, etcรฉtera. Ahora tanta gente busca cรณmo ayudar, quรฉ hacer. Tan solo marchar ya es algo, lo mismo que hablar con tu familia o tus colegas, hacerles ver; ayudar a que este despertar crezca tambiรฉn es algo.
Entonces fui a la cerca de la pgr. Despuรฉs del optimismo y la emociรณn generados por la gran marcha de anoche, aprendรญ algo concreto, algo que me preocupa. “¿Ahora quรฉ viene?” Es lo que preguntรณ, ahรญ, uno de los estudiantes oradores. “Vamos a tener que usar nuestros cocos”, gritรณ. “¿Cรณmo vamos a sostener este movimiento civil que –al menos en la ciudad de Mรฉxico– depende tanto de los estudiantes si ya vienen las vacaciones de Navidad?”, preguntรณ el orador. ¡Tan jรณvenes, muchos de estos estudiantes, todavรญa son adolescentes! ¿Puede ser cierto que dependa tanto de ellos? ¿Que sean ellos los que mueren y que sean ellos quienes tengan que despertar y mover a la sociedad? Las familias de las vรญctimas tambiรฉn estรกn inspirando a muchos, pero esas familias no se pueden quedar solas. Preguntรฉ a un grupo de mujeres jรณvenes que si era cierto y ellas, con sonrisas resignadas, me dijeron que sรญ, que sรญ es un problema, que la Navidad es un tiempo en que todos se aรญslan con sus familias, durante varias semanas. Un problema aparentemente pequeรฑo que puede ser grande, como una piedrita en el zapato.
¿Ahora quรฉ viene? ¿Quรฉ viene en estos dรญas, semanas, meses? Seguro que sorpresas, cosas grandes, horribles, extraordinarias; cosas que dan esperanza, otras que la bajan. Pero yo sรญ creo que esto va de menos a mรกs. No solo en Mรฉxico (ve las portadas de Sin Embargo hoy) sino en el mundo, que estรก indignado y despertando a este abismo de mal gobierno, impunidad, caos y tragedia que es Mรฉxico ahora. No exageran.
Sรญ es coherente culpar el gobierno federal, no es simplemente un punching bag. Uno puede irse a los detalles –todo lo que ha hecho mal el gobierno y la pgr en Iguala y Ayotzinapa y en tantos otros casos–, pero tampoco puedes perder de vista el bosque por los รกrboles. Este es un problema generado por la impunidad y la corrupciรณn que reina a todos los niveles en este paรญs, y de la falta de un Estado de derecho. Eso es responsabilidad, siempre, de las mรกximas autoridades pรบblicas, del gobierno, que fue elegido para cumplir con esas responsabilidades, y que tiene el deber de garantizar el bienestar y la seguridad de su poblaciรณn por encima de cualquiera otra agenda.
David, quizรก podamos aplicar un poco nuestros “cocos” a esa pregunta. ¿Quรฉ viene?
Un abrazo,
F.
pd. Perdona, por favor, mi torpe espaรฑol: suelo escribir en inglรฉs. Por lo general, solo escribo correos en espaรฑol, aunque estoy mรกs que dispuesto a intentarlo aquรญ tambiรฉn.
De: David Miklos
Para: Francisco Goldman
Fecha: Sรกbado, 8 de nov., 2014 a las 13:25
Asunto: Nueva respuesta
Hola de nuevo, Frank.
“¿Ahora quรฉ viene?”, me sigo preguntando desde que leรญ tu respuesta a mi primer correo, ayer. Esa misma pregunta, revestida de otras palabras, me hace Marรญa Paz, mi mujer: “¿Quรฉ va a pasar?” No sรฉ si tรบ lo percibas como yo, pero siento que, en Mรฉxico, no hemos sido educados para pensar a largo plazo; vaya, ni siquiera en el mediano: estamos acostumbrados a la inmediatez, al dรญa con dรญa, a la urgencia de darle el carpetazo a la jornada y, ya luego, encarar las siguientes veinticuatro horas (no deja de ser simpรกtico que asรญ se llame el noticiario televisivo mรกs resonante en nuestra memoria mediรกtica: 24 horas).
En poco menos de tres dรญas, entre la marcha del miรฉrcoles y la conferencia de prensa del procurador cansado, ayer, el caso Ayotzinapa dio un viraje dramรกtico. Por un lado, la marcha, masiva, pacรญfica, ordenada, intensa, nos mostrรณ que la sociedad civil, encabezada por sus estudiantes, estaba y estรก dispuesta a seguir movilizรกndose. Por la noche, mรกs allรก del Zรณcalo, un grupo de encapuchados incendiรณ la estaciรณn de Metrobรบs de cu y una de las unidades vehiculares de dicho sistema de transporte. Los medios, claro, se volcaron sobre el evento vandรกlico –realizado por menos de una centena de personas– y dejaron de lado o ignoraron un suceso llevado a cabo por varios miles de nosotros.
Dos dรญas despuรฉs, el procurador se reuniรณ con los padres de los normalistas y se aprestรณ para ofrecer una conferencia de prensa a la ciudadanรญa y a los medios de comunicaciรณn. Su narrativa me pareciรณ una sรบper producciรณn ensamblada con pericia y con bastante ficciรณn. El mensaje fue claro: entre 43 y 44 personas fueron calcinadas en un basurero aledaรฑo a Iguala, personas que, sรญ, pueden ser los normalistas de Ayotzinapa, aunque, dijo el procurador, el Estado aรบn los considera como desaparecidos y nos pide tiempo para continuar con su investigaciรณn, aรบn abierta. Luego vino el desplante oficial, la confesiรณn de hartazgo y, peor aรบn, agotamiento: “Ya me cansรฉ.”
A mรญ, te lo confieso, me resulta imposible escribir cuando la realidad se desborda, me rebasa y me confronta. Todas mis rutinas se pervierten. Y entro en un estado de vigilia y atenciรณn permanente, para no decir de alerta y pรกnico. ¿Cรณmo escribir asรญ? ¿Quรฉ escribir? ¿Apegarme a los proyectos que tengo en el tintero, algunos ajenos a la realidad que me circunda, otros contestatarios y en franco diรกlogo con la realidad de Mรฉxico? La indignaciรณn me vence y me sofoca. ¿Cรณmo responder a las demasiadas preguntas, concentradas en una, contundente?
“¿Ahora quรฉ viene?”, regresa tu pregunta a mรญ y se suma al reclamo que me hizo mi amiga Susana Iglesias, quien dice que estรก bien hablar de Ayotzinapa, pero que, como escritores y denunciantes de la realidad, tambiรฉn hay que volvernos sobre nuestros pasos y hablar del caso Heaven, una de las grandes tragedias para la juventud de la ciudad de Mรฉxico. Son tantos los casos “aislados” que nos asolan: Aguas Blancas, Atenco, San Fernando, Tlatlaya, la guarderรญa abc en Hermosillo, Acteal, Ayotzinapa (para mencionar algunos de los mรกs evidentes)… ¿Se puede escribir ficciรณn, que de nada sirve (aunque coincido contigo en que son los lectores los que le terminan de darle sentido), despuรฉs de la constataciรณn de un presente y un pasado inmediato asรญ de brutales? ¿Ahora quรฉ viene?
No me atrevo a aventurar una respuesta inmediata, sujeta a la inmediatez a la que nos han acostumbrado a vivir para desprendernos del pasado y de la realidad nacional: creo que la respuesta tenemos que estirarla tanto al pasado como al futuro, atar sus cabos y crear una conciencia histรณrica que nos termine de abrir los ojos; y actuar. ¿Cรณmo actuar? He allรญ el quid, creo, y dejo la pelota de tu lado de la cancha.
Un abrazo abrumado,
D.
De: Francisco Goldman
Para: David Miklos
Fecha: Domingo, 9 de nov., 2014 a las 17:33
Asunto: Unas correcciones
Gracias por estas reflexiones, David.
Mรฉxico estรก viviendo dรญas histรณricos cuyo significado y consecuencias podrรญan no esclarecerse por aรฑos. Algรบn dรญa, en el futuro, vamos a poder ver a quรฉ nos llevรณ este gran “despertar”, y ojalรก no sea a “ninguna parte”. Pero, sin duda, gran parte de la poblaciรณn –y mucha gente fuera de Mรฉxico– ha despertado para enfrentarse con una verdad que ya no se puede ocultar. Vivimos –no soy mexicano, pero vivo aquรญ– en un paรญs sin Estado de derecho, donde el crimen organizado y las instituciones oficiales son, con frecuencia, la misma cosa, donde los polรญticos y los partidos quieren ignorar estas realidades, y quieren que todos nosotros y todo el mundo las ignoren, porque para ellos su poder, sus riquezas que vienen de la corrupciรณn, dependen precisamente de una impunidad que llena el paรญs de fosas con cadรกveres de jรณvenes, tanto de mujeres como de hombres. Para establecer un Estado de derecho en Mรฉxico, como muchos expertos han dicho, es necesario desmantelar las cadenas de complicidad entre el crimen organizado y los polรญticos y otras autoridades. Es la รบnica manera, pero ¿cรณmo? Por el momento, los รบnicos que tienen el poder para iniciar tal purga –investigar, procesar, etc.– son los mismos polรญticos y las autoridades. El pri no va a desmantelar al pri. Es un problema muy, muy cabrรณn.
Pero Mรฉxico, por todo lo trรกgico, estรก viviendo un gran momento. Sรญ se siente el despertar de la gente. No se a quรฉ nos va llevar, pero no tengo duda que de alguna u otra manera las cosas van a cambiar, o van a empezar de cambiar, y que ha llegado el momento de los movimientos civiles. Tenemos una consigna chingona, y eso cuenta, atrae y da coherencia: “Ya me cansรฉ.” Es perfecta, ¿no? No creo que la soluciรณn pueda venir solamente de los estudiantes de la ciudad de Mรฉxico, con todo lo que los admiro, y con todo lo necesario e inspirador que es su compromiso y energรญa, su presencia al frente de todas las marchas y manifestaciones. A pesar del caso Heaven –toda la segunda parte de mi nuevo libro, The interior circuit, estรก dedicada a ese horrible caso, tan ignorado por los medios mexicanos pero tambiรฉn, lamentablemente, por la poblaciรณn de esta ciudad, porque ahรญ las autoridades y los medios sรญ lograron, y sin ninguna evidencia, criminalizar a las vรญctimas, y nadie saliรณ a marchar por los jรณvenes secuestrados de Tepito o por sus familias devastadas–, aquรญ, en esta ciudad, no vivimos a diario los peores de estos males mexicanos –violencia, represiรณn, terror, hambre– como sรญ se viven en otros estados. En Guerrero, como podemos notar ahora todos los dรญas, es donde mรกs intensamente arde la rabia, y seguro arde tambiรฉn en Veracruz, Tamaulipas, Estado de Mรฉxico, Oaxaca, Chiapas. Yo espero que la indignaciรณn nacional se empiece a sentir en la capital en el futuro prรณximo, y espero que los pueblos mรกs golpeados y hartos lleguen hasta la ciudad de Mรฉxico con sus protestas, indignaciรณn y con esperanzas de cambio. Vamos a ver. Pero como dijo hoy un chico de Ayotzinapa en el periรณdico: “Esto apenas empieza.”
Si llega ese dรญa en que la rabia nacional llene las calles de esta ciudad, serรก cuando se ponga interesante. Peligroso, en suspenso, prometedor: todo. Me gusta imaginar cuรกles podrรญan ser las demandas de una improbable pero no imposible “revoluciรณn de terciopelo”. Pues sรญ: que se vayan todos, demanda nรบmero uno. ¿Y quรฉ tal, David, una masiva comisiรณn de la verdad, con poderes legales, para investigar y procesar y hacer justicia por todos los crรญmenes que mencionaste, desde Atenco hasta Tlatlaya? Tendrรญan que construir una fortaleza o una pequeรฑa ciudad amurallada para proteger a los fiscales, investigadores y jueces –ahora: este no es un paรญs que permita que emerjan fiscales audaces: morirรญan demasiado rรกpido– y dejarlos trabajar. Algo similar hicieron en Italia, supuestamente, y procesaron a algo asรญ como el 66% de los miembros del congreso italiano. Imagรญnate eso. Pues, estoy soรฑando… ¿Quรฉ mรกs quieres poner en el menรบ?
Fui a la marcha anoche, la que terminรณ con la quema de la puerta del Palacio Nacional, y tengo algo que decir al respeto. Momentos despuรฉs, en las redes sociales, vi muchas denuncias, algunas escritas por gente a la que admiro, castigando a los estudiantes, a los manifestantes, por haber caรญdo en la violencia. Le estaban facilitando el trabajo a Peรฑa Nieto, algunos dijeron. Primero, hay que reconocer que lo que estamos viviendo en Mรฉxico, ahora, incluyendo lo que vimos el otro dรญa por la televisiรณn: esa sรณrdida explotaciรณn y manipulaciรณn de la muerte mรกs cruel y del dolor de las familias por Murillo Karam; esa macabra explotaciรณn de los detalles mรกs รญntimos e impensables de la muerte para un cรญnico fin pรบblico; el shock manipulado para dar falsa autoridad a mentiras, todo eso puede hacer estallar la violencia en el corazรณn de cualquiera. Lamentablemente va a haber violencia. A pesar de ello es esencial rechazarla. Pero hay que ser cautos y no ser ingenuos, para no caer en las provocaciones. ¡Los manifestantes que exigieron justicia en las marchas de la semana pasada no son los mismos que quemaron puertas y autobuses! El movimiento civil y los encapuchados e infiltrados –algunos de estos, segรบn lo que he leรญdo en algunos medios, quizรกs infiltrados por las “autoridades”– son distintos. Vi lo mismo hace un par de aรฑos cuando reportรฉ sobre el movimiento estudiantil en Chile. Tenemos que entender que estos encapuchados, los anarquistas, van a seguir apareciendo y van a seguir haciendo sus desmadres, como lo hicieron en todas las marchas del movimiento estudiantil en Chile. Los anarquistas se pueden llamar “infiltrados”, porque son ajenos al movimiento civil, pero se apropian de las marchas y manifestaciones por su propio fin; otros pueden ser “infiltrados” por autoridades, como ocurriรณ en Chile, para desprestigiar el movimiento y para justificar la reacciรณn policial y la represiรณn violenta. En Chile, el pรบblico llegรณ a entender quiรฉnes eran los encapuchados: no cayeron en la trampa de criticar a los estudiantes por lo que hicieron estos otros. Los estudiantes, en una marcha tras otra, tuvieron que aguantar y sufrir la represiรณn violenta de la policรญa, que se justificรณ siempre en las provocaciones de los encapuchados. Pero seguรญan marchando y manifestรกndose, siempre en contra de la violencia. La dura realidad es que, probablemente, no hay nada que los estudiantes o los movimientos civiles puedan hacer para sacar pacรญficamente a los encapuchados de una marcha o manifestaciรณn. Intentar expulsarlos con violencia es precisamente lo que no queremos. Hay que seguir haciendo lo que realizaron en Chile, y lo que la mayorรญa hizo anoche en el Zรณcalo: denunciar y rechazar la violencia a gritos, y apartarse cuando sea posible.
Como ves, no estoy trabajando en mi novela, ni estoy, como es mi rito gringo de los domingos, viendo football. Terminado esto, me aplico a la tarea de un nuevo reportaje sobre lo que estamos viviendo aquรญ para mi revista en Nueva York; espero terminarlo maรฑana. Pero, David, sรญ tengo la esperanza de poder trabajar en la novela, por lo menos un rato el martes, y de allรญ en adelante. Pero no creas que allรญ no entra una interpretaciรณn del mundo actual. Al fin y al cabo, la novela, al menos para muchos de nosotros, tiene que ser eso. Pero estoy de acuerdo: en estos dรญas es difรญcil, y estoy encontrando que fracaso mรกs dรญas de los que no.
Otro abrazo, mi querido David.
F.
De: David Miklos
Para: Francisco Goldman
Fecha: Viernes 21 de nov., 2014, a las 9:44
Asunto: Re: Mi remate
Hola otra vez, Frank querido,
Hemos callado durante una semana o mรกs, un silencio tal vez necesario para dejar que la realidad nos muestre su curso (y la ficciรณn que novelamos encuentre su propio sendero, tambiรฉn). Ayer fue un dรญa importante, y te cuento cรณmo comenzรณ para mรญ.
Como todos los jueves, me despertรฉ a las 6:30 de la maรฑana, le preparรฉ el desayuno a los niรฑos y los llevรฉ al metro para que se fueran a la escuela. Regresรฉ a casa, despertรฉ a Anna, la menor, le preparรฉ el desayuno, la vestรญ, la peinรฉ y la llevรฉ a la escuela (manejamos la mitad del trayecto; caminamos la otra).
Nos estacionamos debajo de una gran jacaranda. Y escuchamos un raro estruendo. Cuando alzamos la mirada, vimos algo insรณlito: ¡un รกguila! Sus alas eran inmensas. Mรกs arriba, en otra rama, cantaba un mirlo. El รกguila dio un brinco para alcanzarlo, pero el pรกjaro, pequeรฑo y hรกbil, se moviรณ presto a otra rama. El รกguila no hizo mรกs. Y emitiรณ un gorjeo hermoso. Anna y yo estรกbamos embobados, alucinados ante tal visiรณn. A mรญ se me estrujรณ el corazรณn: sentรญ que estaba ante la fundaciรณn de un paรญs รญntimo. Un paรญs a la vez real y literario.
Por la tarde, fue la gran marcha del 20 de noviembre, la mรกs grande marcha pacรญfica que hayamos tenido en Mรฉxico. Yo no fui: me quedรฉ en casa a cuidar a los niรฑos. Pero mi mujer sรญ fue, y me llamรณ en un par de ocasiones para contarme lo que ocurrรญa, mientras yo lo seguรญa todo a travรฉs de la red. Fue emocionante. Y esperanzador. Fue, de pronto, algo nuevo. La sensaciรณn de movimiento, no de mera queja. Nada puede manchar la marcha de ayer. Y habrรก que escribir al respecto, poseรญdos por esa novedad de movimiento posible en Mรฉxico. Regreso, pues, a la fundaciรณn de mi paรญs รญntimo: la literatura que habrรก de nacer a partir de ayer, hoy, para maรฑana.
Gracias, querido Frank, por vivir y conversar y escribir esto conmigo.
Te dejo un abrazo conmovido,
D.
De: Francisco Goldman
Para: David Miklos
Fecha: Domingo, 23 de nov., 2014 a las 9:24
Asunto: Unas correcciones
David,
¡Quรฉ hermoso ver un รกguila en la ciudad! Quรฉ hermoso tambiรฉn tener hijos a los que cuidar –ese ha sido siempre un sueรฑo mรญo, uno que quizรก todavรญa puedo lograr–. Tambiรฉn fue hermosa la marcha del 20, especialmente tomando en cuenta el lenguaje violento y amenazante que en los dรญas anteriores expresรณ el gobierno, del mismo presidente, y de varios de sus aliados en los medios. ¿Te puedes sentir enamorado de una marcha? Fue una bella e inspiradora expresiรณn del alma valiente, amorosa y digna que posee esta incomparable ciudad. Fue una marcha de un paรญs que se estรก moviendo. Cada vez que pienso en esa marcha me emociono muchรญsimo.
Al final, como ya sabรญamos que pasarรญa, un grupo pequeรฑo de anarquistas/infiltrados fueron de nuevo por esa puerta del Palacio Nacional, como un gato demente que siempre tiene que orinar en el mismo zapato. Esto y la reacciรณn de la policรญa provocaron momentos de pรกnico y peligro, cuando miles y miles de personas en la plancha se pusieron a correr. Yo llevaba por la mano a una niรฑa de doce aรฑos, hija de una vecina. Me indigna que ella tuviera que sentir ese peligro al final de una marcha tan pacifica y ejemplar, la primera marcha en que esa niรฑa, Nayeli, habรญa participado en su vida. Es cierto que las autoridades son, al menos en cierta medida, responsables por la violencia y del peligro esa noche en el Zรณcalo y en las calles de alrededor –asรญ acusa el tรญtulo de un artรญculo en SinEmbargo que vi hoy por la maรฑana–, entonces, Mancera (por supuesto, colaborando con el gobierno federal), ha traicionado una vez mรกs el espรญritu de la poblaciรณn de esta ciudad. Pero nada nuevo en eso, ¿verdad?
Vienen dรญas interesantes. El martes hay una gran reuniรณn de grupos civiles para iniciar un diรกlogo sobre, entre otros temas, cรณmo traducir esta energรญa de las marchas en un movimiento de propuestas polรญticas concretas. Empieza las 10 de la maรฑana y va durar hasta las 5, dicen los organizadores. (Parece que ese dรญa no voy poder entrar al “paรญs intimo” de la novela.) Ahรญ voy estar, con la intenciรณn de escuchar e incorporar lo que aprendo a mi prรณximo reportaje.
Gracias, David –y a Letras Libres– por la oportunidad de conversar contigo pรบblicamente sobre estos temas. Pero la prรณxima conversaciรณn nuestra tiene que ser en persona, con algunas chelas. ~
Publicado como contenido exclusivo de nuestra ediciรณn para tabletas de diciembre de 2014
Letras de un paรญs que arde
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David Miklos (San Antonio, Texas, 1970) es escritor y editor. Dirige la revista de historia internacional Istor de la Divisiรณn de Historia del CIDE, en donde se desempeรฑa como profesor asociado y coordinador del Seminario de Historia y Ficciรณn. Pertenece al Sistema Nacional de Creadores de Arte desde 2008. Es autor de los libros La piel muerta, La gente extraรฑa, La hermana falsa, La vida en Trieste, Brama, El abrazo de Cthulhu, No tendrรกs rostro, Dorada, Miramar y La pampa imposible.