Sr. Director:
Me felicito, como a usted y todos los colaboradores de su revista, por disponer de este instrumento absolutamente necesario para la construcción del mundo que viene que es ya Letras Libres, en su carácter de puente y andamio en los que América Latina y España pueden dialogar y obrar juntos desde sus hombres y mujeres. Sin necesidad de visado alguno, por cierto…
He leído con la mayor atención los trabajos del número correspondiente a junio de 2003, del dossier “Estación Latinoamericana”. Quiero decirle, Sr. Krauze, que la intención calificada de “modestísima de seguir trabajando en este necesario diálogo…” ofrece tan excelente resultado en la calidad de sus textos y proyecciones de comprensión, que no puedo menos que manifestar el sentimiento jubiloso de un español que ha vivido casi cuarenta años en Venezuela, conocido unos cuantos países más de América Latina y amado a todos ellos.
No conocía Letras Libres, pero he reencontrado en su revista (permítame, nuestra revista) la calidad y el espíritu de Vuelta, que seguí de manera continuada desde su fundación al regreso de Octavio Paz de la India, tras los acontecimientos siniestros en Tlatelolco. ~
— Pedro María Górriz Unzu
