La vida de Pasolini está íntimamente ligada a su arte con una peculiaridad: cada nueva experiencia condiciona el desarrollo (que no hay que confundir con la evolución) de su obra y, al mismo tiempo, en cada nueva obra aparece el sedimento de su vida anterior. El primer conflicto, la verdadera raíz de su escritura, está en la relación entre la madre y el padre, entre la dulzura y la autoridad. El padre era oficial del ejército, simpatizaba con el fascismo y, prisionero en Kenia, cuando regresa es un hombre derrotado y violento, lo que provoca la fuga a Roma de Pasolini con su madre. En realidad Pasolini huye del padre pero también de un escándalo sexual, uno de los muchos que han de perseguirle a lo largo de su vida, hasta su violenta muerte por asesinato en noviembre de 1975, en las afueras de Roma.
La constante presencia de la madre (aparece incluso como la Virgen anciana en la película El Evangelio según Mateo) es decisiva en muchos sentidos. Interesa especialmente por su relación con la lengua, puesto que el italiano se identifica con la lengua del padre y con la burguesía y el friulano con la dulce lengua materna. Al mismo tiempo, explica la relación de Pasolini con su origen y con la naturaleza. Nacido en Bolonia, pasaba los veranos en el pueblo de la madre, Casarsa della Delizia, en el Friuli. En 1942 Pasolini publica Poesie a Casarsa en lengua friulana. Es una poesía lírica en la que la naturaleza tiene una fuerte presencia. Pasolini escribirá luego en italiano y su poesía sufre un cambio radical: se hace narrativa y diarística y, precisamente porque las experiencias contradictorias ocupan un espacio central, el sustrato friulano (naturaleza/lengua/madre) no desaparecerá nunca.
Hay una estrecha relación entre Le ceneri di Gramsci y Who is me, que lleva significativamente como subtítulo Poeta de las cenizas. Pero, precisamente porque cada nueva experiencia en esta perpetua fuga y doloroso exilio representa una reafirmación de su vida pasada y al mismo tiempo una reflexión sobre las nuevas circunstancias del presente, la distancia es también visible. Más de diez años separan a un libro del otro. Si Las cenizas de Gramsci es una reflexión inspirada en una visita a la tumba de Gramsci, a fin de establecer una relación entre los ideales del pensador, la realidad pública y la realidad personal, ahora, en 1966, a los 44 años de edad, no reflexiona sobre un presente que explique un posible futuro, sino que parece recapitular su vida.
El libro fue escrito durante una estancia del poeta en Nueva York y se dirige a un hipotético periodista estadounidense que lo está entrevistando. Pasolini acababa de superar una grave hemorragia producida por una úlcera, “de la que sin duda tarde o temprano moriré”, nos dice aquí. Estados Unidos le fascina, y siente que se le presenta la oportunidad de huir de Italia, como casi veinte años atrás había huido de la casa paterna. Se siente identificado con los poetas beat, especialmente con Ginsberg, y con la moral contestataria de la juventud norteamericana, algo que le permite reavivar el inconformismo que le ha animado siempre y que le ha llevado a rechazar su país.
El manuscrito de Who is me fue encontrado por el primer biógrafo de Pasolini, Enzo Siciliano, y fue publicado en 1980. Aunque inacabado, el lector puede leerlo como una cerradísima unidad. El libro, un largo poema narrativo en verso libre, se abre con su nacimiento “en una ciudad de pórticos en 1922” y se cierra con un lamento, el de no poder comprar la torre de Viterbo; lamento provisional de obra inacabada, puesto que la torre pudo por fin comprarla en 1970 y allí se refugió para escribir y pintar, cada vez más desencantado con la nueva sociedad italiana. Sin embargo, desde el punto de vista estético hay un verdadero final que es casi un regreso a su primera poesía friulana, y que surge de la asimilación fructífera de una contradicción. Ha decidido ser un “poeta de cosas”, puesto que “no hay más poesía que la acción real”, pero, añade, “siempre añoraré aquella poesía/ que es acción ella misma, en su desapego de las cosas,/ en su música que no expresa nada”. Y esta añoranza acaba por confundirse con una decisión al final del poema, final que es música y celebración estética de la música, “la única acción expresiva quizás/ alta, e indefinible como las acciones de la realidad”.
He hablado de contradicciones. Que, asumidas, llevan a la conciliación. Su función ha sido, pues, la de alejarse de la mentira y la de buscar la verdad, de la misma forma que en la “poesía maldita” del simbolismo francés o en el modernismo sólo se alcanzan la pureza y el bien a través del conocimiento y la aceptación de la impureza y el mal. Por eso, en Las cenizas de Gramsci se siente “protegido/ por la impura virtud y por el ebrio pecar,/ defendiendo una ingenuidad de obseso”. Y en Who is me, encerrados en estas contradicciones, aparecen todos los motivos centrales de la obra pasoliniana, incluidos la narrativa y el cine, y aparecen de forma dinámica como una presencia, de forma trágica como una lucha y de forma elegiaca como la nostalgia del otro o de lo otro. En “el escándalo del contradecirme” vive “amando/ el mundo que odio”.
En Who is me la contradicción y su reconciliación está ya en el título: “Quién es yo”, a diferencia del impersonal Who is Who, “Quién es quién”, o del personal Who am I, “Quién soy yo”. Y en el desarrollo narrativo del libro aparece el mundo personal del poeta junto al mundo de las cosas en forma de continua interrogación. El aspecto autobiográfico aparece narrativamente destacado, y sobre él se apoya el conjunto del poema: su nacimiento en Bolonia, sus primeras impresiones eróticas (desde que tenía tres años, cuando vio orinar a su padre), la relación conflictiva entre los padres, que habría de marcarle para siempre, la huida a Roma y los años de pobreza, las denuncias por corrupción de menores y actos obscenos en público o el viaje revelador a Estados Unidos. Hay referencias a su personalidad, a cómo “mi lujuria y mi timidez/ me han obligado a conocer bien a mis semejantes” y, sobre todo, a las contradicciones de su condición burguesa, “porque soy un pequeñoburgués, y no sé sonreír…/ como Mozart”.
Lo que nos remite al tema dominante del libro, el de los padres. Aquí, la biografía personal se eleva, a través del arte, a las figuras arquetípicas del Padre, la Madre y el Hijo. Una relación entre lo autobiográfico y lo ancestral que se hace explícita al explicar las contradicciones del Padre que “agredirá al hijo/ para atraerlo hacia él, para ser el centro de la vida./ Hasta que el hijo, el afable hijo (mozartiano),/ (pacifista) y objetor de conciencia, abandone/ la casa”. En el primer Padre encontramos dulzura de Madre, pero en una familia burguesa ya no puede ser así. De este modo, Who is me es el libro de la dulzura y el libro del compromiso, del acercamiento a la madre, al dialecto friulano y a la naturaleza (tan líricamente presente aquí) y el rechazo del padre, del italiano como lengua patriótica, de todas las expresiones del fascismo, de la burguesía (“hay que decir más alto que nunca el desprecio/ contra la burguesía”). Y gracias a esta oposición que es asimismo contradicción y en muchos casos reconciliación el poeta huye tanto de la demagogia como del decadentismo. La importancia de esta poesía la señaló ya Italo Calvino a propósito de Las cenizas de Gramsci: representa una nueva época de la poesía italiana. El núcleo esencial de su “desesperada vitalidad” está hecho, en palabras de Andrea Zanzotto, de “fango y nieve”.
La traducción de Marcelo Tombetta muestra una casi impecable compresión del texto italiano, pero en su obsesión por evitar los calcos recurre con demasiada frecuencia a un lenguaje artificial ajeno a la exigencia de naturalidad que se impone Pasolini. ~
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