Días antes de la elección presidencial del 4 de noviembre, en entrevista con CNN, Barack Obama describió cuáles serían sus prioridades de gobierno de entre cinco temas propuestos por el reportero Wolf Blitzer: reformar el sistema de salud, lograr independencia energética, recortar impuestos a la clase media, aumentar el gasto en educación o aprobar una reforma migratoria integral. Con su característica cautela, Obama respondió que las prioridades dependerían de la situación al momento de asumir la presidencia pero que probablemente el enfoque principal sería la estabilización del sistema financiero. Después vendrían energía, salud, impuestos y educación. El tema de la reforma migratoria ni siquiera entró en su lista.
Esto no es sorprendente dado que tanto Barack Obama como John McCain evitaron poner el tema al centro de sus campañas presidenciales, aunque ambos están a favor de una reforma migratoria integral. Por un lado, era una estrategia cuidadosa para evitar las divisiones que provoca el tema dentro del electorado y los grupos de interés que apoyan a cada partido. Por otro lado, las diferencias entre sus plataformas no eran significativas, excepto por el hecho de que McCain dio mayor prioridad a la necesidad de controlar las fronteras antes de regularizar la situación de los 12 millones de migrantes indocumentados que se estima viven en el país. Sin embargo, el hecho de que McCain se retractó de sus propia propuesta de reforma migratoria integral de 2006 (el proyecto de ley McCain-Kennedy), restó credibilidad a su compromiso por avanzar en este tema. Esto ayudó a Obama a atraer al electorado latino al partido demócrata y revertir la tendencia de las elecciones de 2000 y 2004 cuando el partido republicano aumentó significativamente su popularidad ante este grupo.
Se ha argumentado que dado el apoyo de los latinos a Obama (67% votaron a su favor), enfrentará presiones para impulsar un proyecto de reforma migratoria. De hecho, las coaliciones pro-inmigrantes ya hicieron pronunciamientos al respecto y planean una serie de marchas para exigir una nueva legislación al gobierno de Obama. Aunque el voto de los latinos manifiesta su desencanto con la facción del partido republicano que ha promovido leyes anti-inmigrantes y el aumento de redadas y deportaciones, no es claro que los latinos hayan votado por Obama explícitamente por su posición ante el tema migratorio. Datos del Pew Hispanic Center y el Immigration Policy Center indican que, al igual que otros grupos, la prioridad de temas para los latinos en la elección de 2008 eran la economía, el empleo, la educación, el sistema de salud y la guerra en Irak. Datos de las elecciones de 2006 y 2004 también muestran que aunque la migración es un tema importante para los latinos, hasta ahora no ha sido determinante en su voto. No obstante, la aprobación de una reforma migratoria integral o al menos una clara separación de la retórica actual y de medidas de control enfocadas en redadas y la expansión del muro en la frontera, consolidarían el apoyo de los latinos al Partido Demócrata con miras hacia las elecciones intermedias y de 2012. Indudablemente, el voto latino fue y será clave para el triunfo de los demócratas en estados como Nuevo México, Nevada, Colorado y Florida.
Con mayorías demócratas en ambas cámaras del Congreso podría pensarse que hay mayores posibilidades para aprobar una reforma migratoria integral. Pero el tema migratorio no se divide claramente bajo la línea partidista. Algunos demócratas favorecen una postura que enfatice el control de la frontera mientras que algunos republicanos apoyan la regularización de los migrantes indocumentados. Cabe recordar que en un contexto anti-inmigrante y de recesión económica, el gobierno demócrata de Clinton intensificó el control de la frontera a partir de 1993 (con un congreso demócrata) y en 1996 aprobó leyes que restringen el acceso de migrantes indocumentados a servicios de salud y educación (con un congreso republicano). Y pese al apoyo del presidente George W. Bush, las propuestas de reforma migratoria integral fracasaron en 2006 (con un congreso republicano) y 2007 (con un congreso demócrata).
Con altas tasas de desempleo y la economía en recesión, una reforma migratoria integral es poco probable en el 2009. Sin embargo, la premisa sobre la que se basa la necesidad de esta reforma no ha cambiado. La migración a Estados Unidos es resultado de una dinámica de oferta y demanda. Algunas estimaciones prevén que muchos migrantes han iniciado el regreso a sus países de origen ante el aumento de redadas y la crisis, pero la evidencia empírica aún no es sólida. Además, las proyecciones demográficas en Estados Unidos indican que la demanda de trabajadores jóvenes, sobre todo en sectores de baja calificación, persistirá.
El presidente electo Obama formó un gran consenso en la sociedad estadounidense basado en un mensaje de unidad y cambio. Aunque es probable que la reforma migratoria no vuelva al centro de la mesa mientras la economía siga en recesión, una vez que mejore la situación, Obama podría trasladar este mensaje al tema migratorio, aprovechar la mayoría demócrata y forjar alianzas con algunos republicanos (incluyendo a John McCain) para transformar un sistema migratorio disfuncional desde la última reforma integral de 1986.
– Alexandra Délano
es profesora de estudios globales en The New School en Nueva York. Su trabajo se enfoca en las políticas migratorias de México y Estados Unidos.