La causa profunda

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Nosotros, los modernos, creemos en la doctrina de las “causas profundas”, que afirma que poderosas presiones sociales son el motivo de la furia asesina; pero los poetas antiguos no creรญan en tal cosa. Los poetas veรญan la furia asesina como una constante humana. Creรญan que, como dice la frase de Andrรฉ Glucksmann, “el principio destructivo habita en nosotros”. O atribuรญan esa violencia a los dioses irascibles, cuyas motivaciones, petulantes y caprichosas, no requerรญan explicaciรณn. Para los poetas, cualquiera podrรญa caer en un estado de furia asesina: un pueblo vencido, tal vez, o una novia agraviada o una vรญctima de dioses manipuladores. Lo que llamaba la atenciรณn de los poetas era la rabia en sรญ, no sus orรญgenes o sus posibles razones. Ellos dedicaban toda su ciencia –la poรฉtica– a examinar esa furia: ritmos, mรฉtrica, vocabulario, sombras y grados de intensidad. La Eneida, que recorre el Mediterrรกneo, recorre tambiรฉn esas muchas permutaciones.

En la actualidad, sin embargo, preferimos a los cientรญficos sociales sobre los poetas y lo hacemos porque creemos que en esencia el mundo es gobernado por una suerte de lรณgica impersonal de causa y efecto que los cientรญficos sociales pueden descubrir. Estamos convencidos de que, si un movimiento terrorista ha perpetrado masacres en medio mundo, la explicaciรณn puede encontrarse en un principio destructivo externo a los propios terroristas. Les pedimos a los cientรญficos sociales que indaguen y ellos identifican la causa sin mayores problemas. Sin embargo, se trata de una cuestiรณn de identidad profesional: ¿es un economista? Revelarรก que las masacres terroristas se deben a la causa profunda de la pobreza. ¿Es un geรณgrafo? Afirmarรก que la aridificaciรณn en Medio Oriente condujo a la ola terrorista. Hay una gran variedad de cientรญficos sociales y las causas del terror islamista pueden resultar igual de variadas. Funcionan tanto una explicaciรณn como su opuesto.

Se dice que la causa profunda de la yihad es la invasiรณn extranjera y la ocupaciรณn militar, como en Chechenia y Palestina, pero tambiรฉn es cierto que en Al Raqa y otros lugares, los yihadistas pueden ser considerados los ocupantes extranjeros. Es comรบn escuchar que el caos que sigue al derrocamiento de un dictador suscita movimientos terroristas, como en Libia, pero en el caso de los terroristas marroquรญes el origen es la frustraciรณn de nunca haber podido derrocar una larga monarquรญa. En Egipto el florecimiento del terrorismo es atribuido al despotismo del general Al Sisi y en Tรบnez al fin del despotismo de Ben Ali. Se dice que el sionismo es la causa profunda del terror islamista en todo el mundo, sin embargo en Siria los principales movimientos antisionistas han demostrado que, despuรฉs de todo, prefieren aniquilarse entre ellos.

Antes de 2011, se pensaba que la presencia estadounidense en Iraq era la causa del terror en varias partes del mundo, pero despuรฉs de ese aรฑo la ausencia de sus tropas se convirtiรณ en la causa. La desigualdad econรณmica es la causa, se ha afirmado, como tambiรฉn lo son las vejaciones en los Estados igualitarios de Escandinavia. Se habla a menudo de la falta de trabajo, y aun asรญ surgen terroristas en Gran Bretaรฑa, donde la tasa de desempleo es muy baja. En el origen estรก la falta de educaciรณn, se ha dicho, y sin embargo el lรญder del Daesh es un hombre con un tรญtulo en estudios islรกmicos, que maneja uno de los equipos de propaganda en redes sociales mรกs sofisticados del mundo.

Otra supuesta causa del terror islamista es la islamofobia, pero un nรบmero considerable de terroristas islรกmicos proviene de paรญses donde los musulmanes son mayorรญa y en los que la islamofobia es uno de los pocos problemas que no existen. En Francia, la exigencia intolerante a que los inmigrantes se adapten a la cultura francesa es considerada causa del terror islamista y en Gran Bretaรฑa parece ser el rechazo multicultural a pedirles a los inmigrantes que se asimilen. Las causas profundas del terror islamista resultan, en suma, tan numerosas como los antiguos dioses, tan contradictorias y tan caprichosas como ellos.

Incluso podrรญa ser que la doctrina de la causa profunda, tal y como la utilizan los cientรญficos sociales, no revele las causas del terror. Las investigaciones sociales podrรญan simplemente identificar lo que Glucksmann llama “circunstancias favorables” –las cuales, por supuesto, serรญa crucial conocer, si tan solo pudiรฉramos distinguir entre las interpretaciones vรกlidas y las tendenciosas–. Ahora bien, ni siquiera la mรกs precisa compilaciรณn de circunstancias favorables bien investigadas puede llevarnos al fondo de la cuestiรณn, que es la ira.

Esto es asรญ porque la doctrina de las causas profundas es profundamente errรณnea; nos impulsa a ver todo excepto los ritmos, las mรฉtricas, el vocabulario, la intensidad emocional y las sombras de la rabia en sรญ misma o, lo que es lo mismo, la ideologรญa islamista y sus formas de expresiรณn. La ira terrorista descansa en el odio y el odio es una emociรณn que es tambiรฉn un discurso –en la actualidad, se trata de un discurso elaborado, formado por publicaciones, poemas, canciones, sermones, y todo aquello que en conjunto genera un sistema ideolรณgico redondo–. Para entender el discurso se necesita algo que podrรญa llamarse poรฉtica, pero la doctrina de la causa profunda es antipoรฉtica. Es, en retrospectiva, un paso atrรกs respecto a la poesรญa antigua, nos priva del conocimiento de las personas que quieren matarnos.

Mรกs aรบn: esta doctrina nos lleva a suponer que la ira insensata, al ser el resultado predecible de una causa profunda, no puede ser en verdad insensata. Mรกs aรบn: la doctrina de la causa profunda nos hace creer que nosotros somos la causa profunda. Despuรฉs de los atentados del 11 de septiembre de 2001 una gran cantidad de gente dijo que Estados Unidos se lo habรญa buscado. En Francia hace un aรฑo no faltaron comentarios acerca de que los caricaturistas se lo merecรญan, y que los judรญos se lo merecรญan. Ya se empieza a escuchar lo mismo respecto a los fanรกticos del futbol, los comensales de restaurantes y la audiencia de conciertos de rock. De esta forma, la doctrina de la causa profunda, que promueve una forma de ceguera, tambiรฉn nos roba nuestra voluntad de resistir. ~

 

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Publicado originalmente en Le Monde. Traducciรณn del inglรฉs de Marรญa Josรฉ Evia Herrero.

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