Refiere un riguroso cuanto amoroso diario que ayer martes en el Hemiciclo a Juárez, ante Su pueblo y Sus brigadas, Su Alteza Serenísima AMLO I agarró y dijo que en el asunto de la reforma de PEMEX “quedan asuntos no aclarados o ambiguos que merecen un análisis riguroso” y que por lo mismo no será sino hasta hoy miércoles cuando -haciendo uso de Sus poderes extraordinarios republicanos- Él mismo decidirá si “se activa la resistencia civil pacífica”.
Acto seguido, el señor senador Ricardo Monreal (a sueldo del pueblo de México) declaró estar de acuerdo con todo lo dicho por Su Alteza Serenísima y advirtió, sin previo aviso, que “a este movimiento nadie lo manipula, nadie lo engaña”. Dicho lo cual, el senador Monreal gritó virilmente varias veces: “¡Ni un paso atrás!”
Después, el senador Monreal cedió el micrófono a otro senador (a sueldo del pueblo de México), de nombre Dante Delgado, que es el “coordinador de los senadores de Convergencia” (al parecer un partido político).
Este senador declaró de inmediato estar de acuerdo con todo lo que dijo el senador Monreal y se declaró virilmente decidido a continuar luchando por “el petróleo como palanca del desarrollo de México”. Entonces, al final de su elegante discurso, el senador le preguntó al pueblo: “¿Están dispuestos a hacerlo?”
El reportero anota (textualmente) que
recibió un largo “siiiií” como respuesta.
Es imposible no advertir que la longitud del dizque largo “sí” se reduce a cinco babosas íes (siiiií) y que sólo una de ellas, la postrera, lleva el acento afirmativo, lo que deja a las otras cuatro en una vergonzosa situación de conjunción interrogativa o dudosa o condicional muy poco convergente.
Pues francamente yo no estoy muy seguro de que eso sea un sí “largo”. Es más, me parece que es un sí bastante chiquito. Para mí, un sí largo es, por ejemplo:
¡¡¡Sííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííí!!!
O incluso:
¡¡¡Síííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííí!!!
Un sí con tocino, popular, crítico, asambleístico de veras. Un sí con (para decirlo en catalán) tompayates. Un sí sin sombra de duda, energético, viril, nacionalista. Un sí con pilates, con tuerca, atascado de batido de brócoli. Un sí pavarotti, atronador, bragado, resonante y entrón, capaz de tirar las murallas de Jericó. Un sí de deveras, como los que responden a las consultas democráticas de Chávez, de Fidel, de Daniel Ortega…
Pero un siiiií como el citado, no. Ese ni es largo ni es nada: es un pinche sí.
Propongo que, por higiene republicana y afán de objetividad, se legisle el asunto en comisiones. Que de ahora en adelante los “sí” que tengan cinco o menos íes sean calificados de pinche sí. Los que tengan entre seis y nueve: sí normal. Que sólo merezca el calificativo de largo un sí que tenga entre diez y 29 íes. Los que tengan más de treinta, podrán ser calificados de “larguísimos” y los que rebasen las cincuenta serán “inacabables”.
Claro, la ley tendrá una adición: si es Su Alteza Serenísima quien se digne enunciar un sí, éste será declarado “sí a perpetuidad”.
Los que estén de acuerdo, que digan sí.
Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.