La sabiduría del corazón según el cine mexicano (3)

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-Juan García Esquivel y Columba Domínguez en Cabaret trágico, 1957

*Esos niños por fuera podrán vestir harapos, pero tienen armiño en el alma.

– Julio Villarreal, juez venerable que también dice “A los niños debe cuidarlos la madre, no la incubadora”, en, claro está, Ángeles de la calle, 1953.

*El mundo es un inmenso circo en el que abundan las fieras, pero fieras de verdad, no como nuestros pobres leones que no saben mentir, ni engañar ni robar.

-José Solé, clown sospechoso de pertenecer a la Sociedad Protectora de Animales, en Venganza en el circo, 1953.

*Mujer que caros zapatos lleva, en malos pasos anda.

-Ramón Pereda, licenciado y refraneador, en La culpa de los hombres (sobre todo la de los también lujosamente calzados, se supone), 1954.

*Sólo los espíritus egoístas tienen como meta en la vida la felicidad. Los espíritus simplemente humanos sólo piensan en el deber.

-Ana Luisa Pelufo, de espíritu simplemente humano, en La ilegítima, 1955.

*¡Las letras se hicieron para los ricos! A los pobres se le indigestan. Así que ya saben: los grandes al campo y los más chamacos a ayudar a sus madres.

-Arturo Martinez, villano desalfabetizador pero consciente de la realidad agrícola, en El Águila Negra en la ley de los fuertes, 1956.

*Las cosas que realmente se quieren en la vida, se conquistan con lágrimas.

-Roberto Cañedo, humano, demasiado humano, en, naturalmente, El diario de mi madre, 1956.

*Nosotros, como buenos mexicanos, sabemos de las cosas del amor.

-Chucho Navarro, del trío musical Los Panchos, en Los mujeriegos (pero amorosos, conste), 1957.

*Esa mujer me extravió en el pecado y el vicio como en la jungla de la vida.

-Victor Junco, médico extraviado en el pecado y el vicio como en la jungla de la vida, en la película de, obviamente, Juan Orol: Zomba el ángel diabólico, 1957.

*Eres la hija del hombre a quien amé hasta lo más hondo. Tu madre era la mujer a quien más odié. Por eso estuve dividida entre el deseo de levantarte y el de hundirte en la más horrible miseria, en el vicio más atroz. Cuando miro el arco de tus cejas, te mataría. Pero esa boca es la suya, la que más adoro.

-Columba Domínguez ante el rostro contradictoriamente signifivativo de Kitty de Hoyos, en Cabaret trágico, 1957.

*Hincarse de rodillas y dar gracias al señor porque la ha considerado digna de la maternidad… Hincarse de rodillas y pedir humildemente perdón por su pecado, y cuando haya sido absuelta, levantar los ojos al cielo y dar gracias a Dios por haberla considerado digna de la maternidad.

-José Luis Jiménez, un cura (pues qué si no), a Marta Mijares, preñada sin boda de por medio, que le pregunta qué hacer, en El caso de una adolescente, 1957.

*Lucha insensata la de las ciencias para romper las barreras que nos separan de Dios.

-Luis Aragón, doctor sensatamente tránsfuga de las ciencias, en Misterios de ultratumba, 1958.

*Mis manos son alas quebradas, pero cómo me gustaría emprender con ellas el vuelo de una sinfonía.

-Agustín Lara, en (pues qué otro título) La vida de Agustín Lara, 1958.

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Es escritor, cinéfilo y periodista. Fue secretario de redacción de la revista Vuelta.


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