Fernando Allende como Juan Diego
en La virgen de Guadalupe, 1976.
*El hombre es un animal de pasiones bajas, y es en las pasiones bajas donde se oculta lo peor.
-Luis Alarcón, pese a todo dispuesto a caer inmediatamente en una pasión baja, a Patricia Aspíllaga, en Dos mujeres y un hombre, 1970.
*Las madres perdonamos siempre, pero ¿así es como me besas, como un Judas rencoroso?
-Fabiola Falcón, madre perdonadora pero desencantada, al niño Brontis Jodorowski, su hijo insolente, en El muro del silencio, 1971.
*Sólo porque eres ciego te perdono que hayas estado presente cuando estaba desnudándome.
-Claudia Islas, indulgente y en tono de “no lo vuelvas a hacer”, al forzudo pero ciego Jorge Rivero, en El secuestro, 1971.
*Cada hombre es un universo y matar a un hombre es matar a un universo creado por Dios.
-Actriz desconocida, pero memorable por su pensamiento tan humanista como universalista, a Hugo Stiglitz, cazador de recompensas, en El juez de la soga, 1971.
*He sido un desalmado, pero si hubiera leído la Biblia, otra habría sido mi vida.
-Mario Almada, atrozmente asaltado por el remordimiento y la toma de conciencia, en Los doce malditos, 1971.
*Con el filo de mi machete me hubiera sido fácil cortar un pensamiento.
-Alejandro Ciangheroti jr., presidiario pero inocente y experto del machete metafísico, en La isla de los hombres solos, 1973.
*Cuando yo canto, lleno al mundo de paz, y cuando usted interviene, asesina.
-Raphael, cantante pacificador del mundo, a Alfredo Mayo, médico clandestino, en Volveré a nacer, 1973.
*Soy mujer, y las mujeres no sabemos de la política de los hombres; nuestra política y nuestra historia la constituyen un solo hombre, y nuestra victoria está en el hijo que le damos.
-Patricia Aspíllaga, no muy convencida de políticas feministas, a su marido Eric del Castillo, fiero militar finalmente domable (talmente como en una comedia de Shakespeare), en Y la mujer hizo al hombre, 1974.
*En la ciudad uno llega a creer que Dios no existe.
-Sergio Bustamante, heroico vendedor ambulante de ropa (al que evidentemente el ambiente urbano no se le da), en Espejismo de la Ciudad, 1975.
*Si no puedo cumplir el sueño loco de vivir toda la vida contigo, tomaré los hábitos en cualquier hermandad dedicada a orar a Dios.
–Yolanda del Río en el papel de Yoyalnda del Río (de veras), a King Clave en el papel de King Clave (de veras), en Los hombres no deben llorar, 1976.
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Y… that’s all, folks, aquí termina esta antología porque hasta el año 1976 llegó, en 18 tomos, la acuciosa y muy divertida Historia documental del cine mexicano, de Emilio García Riera (ed. Universidad de Guadalajara – Instituto Mexicano de Cinematografía, 1995).
Es escritor, cinéfilo y periodista. Fue secretario de redacción de la revista Vuelta.