La uve o el origen del mundo

Reflexiones sobre la letra " v ".
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a Q.

En Mรฉxico solemos llamar a la ve uvรฉ, palabra no incluida en el regio diccionario acadรฉmico que se edita en Espaรฑa (DRAE). La letra en cuestiรณn se llama allรก, en el aplastante norte de esa cuasi รญnsula –¡pobre Portugal!–, uve con el acento en u, como uva pero terminada en e. ¿No es la cosa mรกs rara que haya topado en su vida? A mรญ, al reparar en este hecho insรณlito, me maravillรณ la palabrejita, tan linda como uva o como Eva pero, a diferencia de estos dos hermosos sustantivos, cuyo significado resulta, por lo menos en apariencia, poco profundo.

Las uvas son tan hondamente significativas que gracias a ellas la humanidad se ha embriagado y enloquecido a lo largo de los siglos. Eva es nada menos que uno de los nombres de la Madre de esa humanidad inebriada y decadente pero invicta. Y la uve, ¿quรฉ es sino una letrita exigua y baladรญ? ¿Quรฉ letra mรกs vaga que la ve? ¿Quรฉ letra mรกs vana que la ve? Solo la doble u, o doble ve, o uve doble (w), impronunciable zigzag, pequeรฑa sierpe angulosa e inane para nosotros, aunque vital para los anglosajones. La uve tambiรฉn se llama simplemente ve. En la primaria aprendรญ que su nombre era ve chica, para diferenciarla (al hablar) de la be grande. Sin embargo, ahora advierto que estas dos expresiones tampoco las acoge el DRAE, lo cual me hace dudar de la validez de su existencia y hasta de la capacidad de Gema, mi buena maestra de primer aรฑo, quien me enseรฑรณ a leer y escribir lo mejor que pudo.

En fin, para evitar al hablar la confusiรณn con la be, hemos de suponer que alguien en algรบn rincรณn de Espaรฑa atinรณ aรฑadiรฉndole a la ve el prefijo u, pues ciertamente es una letra que se parece mucho a la u, rematada en un รกngulo victorioso. (En realidad, es la u la que procede de la ve del alfabeto latino arcaico.) La uve es pues una u triunfal, pero tambiรฉn, si la contemplamos con lascivia, un sรญmbolo prรญstino, el mรกs simple posible, del รกrea pรฉlvica de los seres humanos mรกs opimos del mundo a los que los periodistas llaman a menudo fรฉminas (por mi parte, sigo prefiriendo mujeres o hurรญes).

Dicho sea de paso y sin erotismo alguno, el hueso sacro, que articulรกndose con los dos innominados forma la pelvis, estรก constituido por cinco vรฉrtebras adheridas y tiene forma de ve. ¿Serรก casualidad que ese sea el signo del cinco romano (V), la vigรฉsima segunda letra del latรญn? Probablemente no: quienes acuรฑaron palabras como vรฉrtebra, sacro, innominado, pelvis, vulva y vagina, victoria y vita, seguramente fueron personas sabias y observadoras y no eruditos a la violeta como yo.

No me parece un mero azar que la uve, esta letra que evoca a la Eva adรกnica e insinรบa una melopea eviterna (quizรก exagero); esta letra que, a diferencia del Aleph borgiano en que todas las cosas se encuentran y pueden ser vistas, sugiere un lugar de donde todas ellas derivan o adonde confluyen, sea la inicial de palabras romances tan llenas de significado, repletas de connotaciones psicolรณgicas y existenciales, como vacรญo, vulva y vida.

Ademรกs, el vรฉrtice de la ve es como la punta de una flecha que seรฑala hacia el inframundo: “ese extraรฑo lugar subterrรกneo donde mora el hermano de Zeus”, anota Jacobo Siruela en la antepenรบltima pรกgina de El mundo bajo los pรกrpados (Atalanta, 2010), “el lugar psรญquico por excelencia”: el Hades. Ese รกngulo indica asimismo la direcciรณn de la Caรญda original, asรญ como de toda caรญda o hundimiento; la trayectoria hacia el suelo contra el cual revienta quien se precipita desde las alturas, ora un suicida comรบn, ora una inocente vรญctima del atentado de 2001 a quien no le quedรณ mรกs remedio que aventurarse desde una torre para intentar evadir la consunciรณn por fuego; y tambiรฉn el trayecto de quien nace, brotando del รบtero como una gota. La uve figura un venablo del aquรญ, un vรณrtice del abismo abierto y del ahora eterno. Centro de una cruz o de una equis partida por la mitad, este embudo infinitesimal apunta hacia el fondo del ensimismamiento.

Acaso esta letra denote, por otro lado, un signo del tropiezo, de los accidentes que sufrimos y de los errores que cometemos una y otra vez, y de todas las veces que desvariamos y divagamos durante nuestra vida, de todos los equรญvocos en que incurrimos. Podrรญa ser tambiรฉn un sรญmbolo de la inadvertencia originaria: el ginnungagap de la mitologรญa nรณrdica que menciona Werner Jaeger en las primeras pรกginas de La teologรญa de los primeros filรณsofos griegos: el caos, un bostezo divino del cual ha manado el cosmos, etcรฉtera.

No obstante, al mismo tiempo que la ve seรฑala hacia el abajo absoluto y es la inicial de vรฉrtigo, vorรกgine y vacuidad, tambiรฉn lo es de vagido,vista y voz, criaturas que pueden alzarse por el aire como aves. La ve, viรฉndola bien, representa unas alas abiertas y es una letra tan vasta que es la inicial de nuestra visiรณn –que, aunque reducida, nos es posible ampliar casi sin lรญmites–, los privilegios de la vista, por citar a Paz o a Gรณngora, y de la visiรณn del รกguila.

La ve de vuelta,

la ve de Vuelta,

de vuelta uve.

Honor a quien honor merece: los espaรฑoles, malos como ellos solos para acuรฑar palabras y para adaptar vocablos extranjeros a su pastosa habla, con su uve troquelaron un vocablo de pura uva, un vocablo exquisito y anodino: un hermoso nombre para esta letra que dignifica la imagen de una mujer despatarrada.

En este punto puede ser oportuno revisitar El origen del mundo de Courbet, รณleo centrado en esa flama cรกrnea que es la vulva, que en nuestros dรญas, cuando miles de almas la enseรฑan y aun alardean de ella en internet sin ninguna pena (¡por quรฉ habrรญa de apenarles!), con desparpajo, hasta con gracia, su naturaleza desnuda totalmente (¡como si fuera obra suya!), ya no podemos entender por quรฉ la pintura causรณ cierto escรกndalo en su รฉpoca y permaneciรณ oculta por algunos aรฑos. El cuadro de Courbet se anticipรณ como pocos a la obsesiรณn pornogrรกfica de nuestro tiempo, fenรณmeno nunca antes visto que hoy provoca tal fascinaciรณn en el mundo que anega la red global, esa malla que se parece tanto al velo de Maya o a una tรบnica รบvea peninsular y cegadora.

Diminuto cรกliz, la v es el vaso para beber con los ojos el vino del enigma inagotable de nuestra venida a este valle vulgar, violento y vergonzoso, pero tan variable, virtual y verdadero.

 

Ademรกs, exijo a las autoridades federales y locales que esclarezcan el crimen mรบltiple en que fue asesinado Juan Francisco Sicilia Ortega, hijo del poeta Javier Sicilia.

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es miembro de la redacciรณn de Letras Libres, crรญtico gramatical y onironauta frustrado.


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