Hace unos aรฑos estaba en San Ildefonso con mi querido amigo Miguel Cervantes, artista, curador, museรณgrafo. La tarde era formidable. Mirรกbamos el patio principal desde el segundo nivel. Le comentรฉ que la revista juvenil de Paz, Barandal, se llamรณ asรญ porque รฉl y sus amigos se acomodaban siempre en el mismo barandal de ese patio durante los recreos. Miguel se preguntรณ si no serรญa bueno colocar en algรบn muro el โNocturno de San Ildefonsoโ. โBuscar una piedra adecuada โdijoโ, elegir una familia tipogrรกfica hermosa, contratar a un buen lapidarioโฆโ
Comentรฉ que el poema era quizรกs demasiado extenso para un solo muro, mรกs de doscientos versos. La gente no lee; ni la que visita San Ildefonso, y menos poesรญa. Quizรกs bastarรญa con el tercer canto, el que comienza:
El muchacho que camina por este poema,entre San Ildefonso y el Zรณcalo,
es el hombre que lo escribe:
esta pรกgina
tambiรฉn es una caminata nocturna.
Aquรญ encarnan
los espectros amigos,
las ideas se disipan.
El bien, quisimos el bien:
enderezar el mundo.
no nos faltรณ entereza:
nos faltรณ humildad.
Lo que quisimos no lo quisimos con inocenciaโฆ
Miguel externรณ un par de opiniones (mรกs bien severas) sobre los lugares (mรกs bien abstractos) a los que, en su opiniรณn, podรญa irse la gente. Y continuรณ: el poema estarรญa en ese muro, el del poniente; la piedra, bien trabajada (el lapidario tendrรญa que ser italiano, explicรณ, โson los que sabenโ) serรญa tan hermosa que de lejos parecerรญa un elemento decorativo y sรณlo quien se acercase se percatarรญa del texto. Y es lo de menos cuรกnto lea; apenas unas palabras o unas lรญneas, aquรญ y allรก, bastarรญan para que el poema viva.
โHabrรญa que proponerle la idea a alguien.
โSรญ, habrรญa que proponerla.
(Larga pausa)
โNo va a encontrar mucho apoyo.
โNo. Y menos aรบn en la Universidad.
โClaroโฆ
(El sol se pone; el edificio es naranja y morado)
โPero serรญa hermoso.
โโฆ
(Telรณn)
Es un escritor, editorialista y acadรฉmico, especialista en poesรญa mexicana moderna.