(Foto: Milagros Checarelli)

Los Carpinteros (primera parte)

Una entrevista con dos de los artistas plรกsticos cubanos mรกs importantes del momento. En este fragmento, hablan del ingenio, la resignificaciรณn de objetos y las referencias en sus obras
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Por fuera, frente al portรณn de un garaje en el madrileรฑo distrito de Chamberรญ, nada indica que al descender la rampa vamos a internarnos en el particular universo de Los Carpinteros, quizรก los artistas plรกsticos cubanos de mayor renombre internacional.

Marco Antonio Castillo, uno de los integrantes de esta dupla de artistas, estรก ensimismado, pintando una acuarela: decenas de barbacoas beige sobre un fondo azul grisรกceo, iguales a otras, embaladas en cajas, que formarรกn parte de una instalaciรณn. Durante un rato, no nos hace caso. El estudio de Madrid es el complemento europeo de su estudio en La Habana: Los Carpinteros son una encarnaciรณn perfecta del sueรฑo cubano: dos muchachos de provincia, profundamente enamorados de su actividad, que llegaron (casi) a lo mรกs alto a base de sacrificio y talento.

Por eso, nos dice Marco una vez que logramos arrancarle el pincel y sentarlo a charlar, que la palabra privilegiado no le termina de convencer; aunque ellos puedan entrar y salir libremente del paรญs, a diferencia de la mayorรญa de sus compatriotas. Al menos por ahora. “Siempre vamos a ser privilegiados con respecto a alguien, pero es como si un cubano privilegiado fuera algo a escribir”, dice Marco. Y sรญ: en Cuba esos privilegios coexisten contradictoriamente con un discurso que apunta a acabar con los mismos.

El segundo carpintero, Dagoberto Rodrรญguez, llega minutos despuรฉs, y declara: “Todo lo que nosotros hemos conseguido, lo hemos conseguido con un esfuerzo extraordinario, eh. ¡Extraordinario!”. Y uno lo ve tan convencido que no puede sino creerle. “Y si hay alguien que quiera recorrer este camino, me gustarรญa decirle que no es tan sencillo. Pero que se puede”, anima. “Cuando รฉramos estudiantes, no tenรญamos dinero, y hacรญamos arte por descubrir, por investigar. Asรญ aprendimos. Luego comenzรณ una etapa de apertura econรณmica en los 90 para el arte cubano y el panorama cambiรณ, se comenzรณ a consumir internacionalmente el arte cubano contemporรกneo. Pero sabemos lo que fue hacer arte sin ningรบn tipo de preocupaciรณn comercial”, dice Marco.

 

Folklรณrico ingenio cubano

En las obras de Los Carpinteros, el folklore brilla por su ausencia. Ellos prefieren poner el foco en los procesos creativos, en cรณmo puede haber ideologรญa en la manera en que se construye o diseรฑa un objeto. “Hay una generaciรณn cubana que le ha dedicado al folklore una atenciรณn marcada: Manuel Mendive, Josรฉ Bedia, Rubรฉn Torres Llorca… Nosotros somos de una generaciรณn que vino despuรฉs: por un lado habรญa esa tendencia muy folklorista y por otro lado habรญa una tendencia muy polรญtica. Nosotros tratamos de meter nuestro surco ni por un lado ni por el otro. Nuestro trabajo tiene un aspecto de folklore, lo que pasa que no es tan obvio como hacer algo con un coco y una palmera”, dice Marco. Ese folklore nacido de la austeridad tambiรฉn los convirtiรณ en lo que son hoy en dรญa.

“A la austeridad casi siempre lo que uno le debe es el ingenio. Pero la educaciรณn de los artistas cubanos es muy fuerte, como la de los deportistas: yo estudiรฉ artes plรกsticas desde que tenรญa once aรฑos, y he tenido profesores con un nivel muy grande, incluso cuando era niรฑo, que es cuando uno aprende a pintar y aprende las primeras cuestiones acadรฉmicas. Nuestros profesores tempranos de pintura y escultura venรญan de la Uniรณn Soviรฉtica, los profesores de grรกfica de Polonia –donde la grรกfica es impresionante–… Y tenรญamos acceso a esto gratuitamente. Esto es importante en nuestra formaciรณn y no podemos obviarlo”, explica Marco.

 

La locura resignificadora

Una constante en la obra de Los Carpinteros es la resignificaciรณn del sentido de los objetos cotidianos mediante la transformaciรณn de sus elementos constitutivos. En el mundo real, dice Marco, “cada objeto que convive con nosotros estรก cargado de ideologรญa, de significados que van mucho mรกs allรก de la utilidad: los objetos son parlantes”. Entonces, ¿por quรฉ esa pasiรณn por reconvertir el significado de los objetos cotidianos? Ellos mismos, como artistas que son, no lo tienen del todo claro.

“¿Cuรกl es el origen de la locura รฉsta? Podrรญamos intentar hacer alguna otra cosa, ¿pero por quรฉ hacemos esto siempre? Creo que es una manera de ver el arte, de entender la cultura: a travรฉs del testimonio de los objetos cotidianos. Por eso es que nos fascinan tanto”, dice Dago.

“Y de entender al ser humano”, dice Marco.

“Aunque la figura del ser humano nunca ha aparecido en las obras de nosotros, sรณlo el rastro que deja en sus confecciones”, dice Dago.

“Al pรกjaro se le conoce por la cagada… Por la mierda que va dejando ya sabes quรฉ pรกjaro es…”, dice Marco (risas)

Esa resignificaciรณn forma parte esencial de Los Carpinteros desde sus primeras obras que adquirieron notoridad, como Panera (un misil formado por cajones para guardar pan) o Granada de Mano. En esos casos, incluรญan referencias al absurdo militarismo imperante en Cuba en dรฉcadas anteriores.

“A finales de los 80 se hicieron tรบneles para una invasiรณn que nunca llegรณ. Habรญa un programa de guerra para que todo el mundo supiera dรณnde esconderse o quรฉ hacer en caso de una invasiรณn… Una invasiรณn alienรญgena, porque nunca llegaba”, cuenta Dago.

Otra de sus obras mejor conocidas, una piscina olรญmpica con el agua congelada, podrรญa llevar a pensar en el inmovilismo de un rรฉgimen polรญtico que se mantiene congelado –paradoja de paรญs tropical– en una รฉpoca pasada. Ellos rechazan esta interpretaciรณn. “Nuestro trabajo puede tener muchas lecturas literales, pero nosotros no le aplicamos ninguna especรญfica. Es como tratar de representar un estado psicolรณgico”, explica Marco. Lo mismo sostienen de esa serie de trabajos en los cuales inmovilizan el momento de una explosiรณn, sin patrones ni programas informรกticos para disponer las piezas. A ojo, nomรกs. Como la instalaciรณn Frรญo estudio del desastre. “Es un muro de bloque que recibe un impacto, que puede ser de una explosiรณn, de un misil, de un viento fuerte… Lo que nos interesa es el momento que se crea, el momento inerte รฉse en el que nada sucede, y en el que como espectador tienes el privilegio de pasearte y pensar quรฉ puede ser, de dรณnde pudiera venir. Es como colocar un segundo al espectador en una posiciรณn privilegiada. No describimos, no dejamos claro quรฉ estรก pasando ahรญ. No nos interesa”, dice Marco.

“Esa obra de arte trata sobre lo que uno tiene en la memoria como algo cotidiano, cรณmo uno reconstruye esas imรกgenes sin la necesidad de hacer un estudio. Las imรกgenes que te son plantadas por la cultura, por la televisiรณn, por los media, sin tu sospechar que te estรกs convirtiendo en un experto en determinados temas. No se trata de tener una posiciรณn con esa pieza. Solamente de ejemplificarlo, de tener la capacidad de construirlo”, explica Dago.

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Periodista todoterreno, ha escrito de polรญtica, economรญa, deportes y mรกs. Ademรกs de Letras Libres, publicรณ en Clarรญn, ABC, 20 Minutos, y Reuters, entre otros.


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