A lo largo de su trayectoria como compositor, la música del estadounidense Morton Feldman (1926-1987) cambió en varios aspectos.
La notación es uno de ellos. Intersection No.1 (dedicada a John Cage) para orquesta, de 1962, está escrita de manera meramente gráfica y concede libertades al intérprete en cuanto a la duración exacta de los sonidos y a la altura de estos. “Cajas” con bordes punteados hacen el papel de unidades relativamente iguales de tiempo, de forma similar al compás, excepto que su espacio es plano, no hay tiempos fuertes o débiles (estrías) y sus líneas punteadas permiten un transitar más fluido. Dichas “cajas” contienen cuadrados o rectángulos cuya longitud es traducida en duración proporcional al espacio que ocupan y cuya posición en el eje vertical indica una altura relativa –sonidos graves, medios o agudos. Las dinámicas son escogidas libremente por los intérpretes pero deben mantenerse por la duración total de la obra.
En Piece for four pianos, obra del mismo periodo, escrita en 1957, los cuatro pianistas leen de la misma partitura que consta de una sola página. Todos comienzan al mismo tiempo, pero cada quien elige la duración de cada uno de sus acordes o notas aisladas. En la partitura, a diferencia de Intersection No. 1, cada nota está claramente escrita. Sólo las duraciones son libres. Una indicación aparece en las instrucciones que se volverá parte importante de la sonoridad Feldmaniana, “Las dinámicas son suaves con un mínimo de ataque”.
En una conferencia posterior, al ser cuestionado sobre su “Canon”, Feldman respondería “¿Yo? ¿Un canon?, Oh, sí. Mi obra de duraciones libres. ¡Es un Canon! Para ser sincero, si hubiera pensado en ella como un Canon, me habría suicidado”[1].
En las obras tardías de Feldman, la notación se vuelve, en extremo, específica. Las libertades antes ofrecidas al intérprete son eliminadas y una escritura rigurosa las sustituye. Sin embargo, la libertad sigue presente en la música misma, así como en el acto de escuchar. Las duraciones se vuelven sumamente precisas y en ocasiones difícilmente descifrables. La repetición se vuelve un elemento principal y en muchas ocasiones cada repetición conlleva una sutil diferencia en sus duraciones. La escala temporal cambia también enormemente. Encontramos, en su último periodo creativo, obras de cuatro, cinco o hasta seis horas de duración[2].
Feldman, además, se obligaba a componer en absoluta concentración y por esa razón componía con tinta. Así no borraba. Si percibía que su concentración se dispersaba, se tomaba un descanso y volvía más tarde. Este mismo nivel de concentración es indispensable para la ejecución de sus obras.
Algunos títulos de las piezas de Morton Feldman nos brindan información directa sobre el círculo de amigos y/o artistas que influyeron en su quehacer artístico: “For John Cage”, “For Philip Guston”, “For Samuel Beckett”, “For Christian Wolff” son algunos ejemplos. Feldman hablaba frecuentemente, en un estilo similar al de John Cage (contando historias o anécdotas), de su relación con ellos o de sus similitudes estéticas. Así, cuando habla de los pintores del expresionismo abstracto, menciona cómo en su música busca una aproximación “más física y directa” como la que ofrece una pintura, que puede ser abordada desde cualquier ángulo y ubicación, sin desarrollo o linealidad temporal. Así mismo, habla de un poema que Beckett le envió y que encontró hermoso y en un principio indescifrable. Después se dio cuenta de como funcionaba el poema; una misma frase era repetida una y otra vez, de manera ligeramente diferente. El proceso de escritura fue: escribir una frase en inglés, traducirla al francés, traducir la versión en francés nuevamente al inglés, una y otra vez. Al igual que en las repeticiones en Feldman, no hay un original y variaciones sino constantes transformaciones.
Algunos elementos permanecen en los distintos periodos creativos del compositor. Un aislamiento total, una búsqueda de liberación del sonido de las estructuras tradicionales. Una búsqueda por una temporalidad que, sin avanzar, fluye, hecha a la vez de repeticiones y de un material siempre cambiante. Un nomadismo estático. También un interés por los sonidos muy suaves, casi en el borde del silencio; por las escalas, cada vez más largas, de tiempo; por la suave difuminación de los bordes. Por una música profunda y para ser experimentada con los sentidos afilados.
-Iván Naranjo
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[1]En “Morton Feldman: Essays”, compilado por Walter Zimmermann, Beginner Press, Kerpen, 1985.
[2]Como su Segundo Cuarteto de Cuerdas, de más de seis horas en la versión del Flux Quartet para Mode Records, una grabación indispensable. De la duración de estas últimas obras, Feldman dice: “…Tan pronto como dejas atrás las obras de 20-25 minutos, en obras de un sólo movimiento, nuevos problemas surgen. En duraciones de hasta una hora, piensas en la forma, pero después de una hora y media es la escala. La forma es fácil, es sólo la división de elementos en partes. Pero la escala es otra cosa. Debes tener control de la pieza –requiere de un tipo elevado de concentración. Antes, mis obras eran como objetos; ahora son como cosas que evolucionan.”