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No parece el otoรฑo momento de grandes cambios, que se suelen dejar para meses mรกs alegres y floridos. Sin embargo, la prensa escrita espaรฑola, o al menos un amplio sector, emprendiรณ este pasado mes de octubre un lavado de cara que ha renovado la faz de nuestros quioscos. En efecto, si un viaje, una enfermedad, una temporada a la sombra o una abstinencia autoimpuesta de productos de informaciรณn hubiera alejado a un probo ciudadano de los periรณdicos desde, digamos, el 23 de septiembre, dรญa de la Mercรจ, hasta el 1 de noviembre, Todos los Santos, aparte de mejorar su humor y ahorrarse bastantes sobresaltos, a su vuelta dicho ciudadano encontrarรญa una oferta renovada. El lรญder de audiencia, El Paรญs, por fin acentuado, ha dejado de ser el diario independiente de la maรฑana para convertirse en el periรณdico global en espaรฑol. Ademรกs, su magnรญfica soledad como รบnica voz de la izquierda polรญtica e intelectual ya no es tanta tras la muy esperada salida de Pรบblico. El lรญder en Cataluรฑa, La Vanguardia, al que los estudios seรฑalan como el que tanto sus lectores como los de los demรกs periรณdicos consideran mรกs independiente, ha encogido, siguiendo el camino que ya marcaron los inmanejables diarios britรกnicos. En fin, que parece un buen momento para echar un vistazo a las novedades concretas y comentar con el quiosquero si se trata de la manifestaciรณn de cambios mรกs sistรฉmicos.

Quizรกs el cambio mรกs cosmรฉtico haya sido el de La Vanguardia, que ha pasado de gastar una XL a una L, en lรญnea con El Paรญs y El Mundo. Supone sin duda un ahorro de papel, y facilita el trabajo con las rotativas modernas, pero como todo paso hacia la homogeneizaciรณn tambiรฉn provoca una pรฉrdida de personalidad. Por lo demรกs, la fรณrmula no parece haber cambiado mucho, funcionaba bien asรญ que tampoco habรญa motivo. Mรกs grรกficos, mรกs despieces, mรกs noticias-apoyo. Pero siempre con el texto como protagonista.

Los cambios en el que ha sido el periรณdico espaรฑol de referencia casi desde su fundaciรณn, en 1976, son sin duda de mayor calado. Precedidos de tantos rumores, al final las diferencias no son tan radicales. Quizรก lo mรกs destacable sea el agrupamiento de las secciones de informaciรณn โ€œduraโ€, internacional, nacional, economรญa y opiniรณn, en la primera mitad del periรณdico, y el resto, sociedad, cultura y deportes, al final. Catorce versos dicen que es soneto y treinta aรฑos muchos para un periรณdico. El lavado de cara parece haberle sentado bien, con alguna salvedad, como la horizontalizaciรณn de la columna de รบltima (o sea, su conversiรณn en viga) o la peculiar inclusiรณn del precio del condumio en las entrevistas de esa misma postrera pรกgina (que al menos sirve para saber que es mejor no desayunar en el Hotel Palace), y una peligrosa tendencia al anonimato, sobre todo en el muy opinionado โ€œacentoโ€ de las pรกginas de, claro, opiniรณn. Pero como en el caso de La Vanguardia, el texto, la palabra escrita, mantiene su protagonismo.

ยฟY Pรบblico? El lanzamiento mรกs esperado de la prensa nacional deja sensaciones encontradas. Con reminiscencias de El periรณdico de Cataluรฑa y de la prensa gratuita mejor hecha, parece dirigirse a un pรบblico distinto al habitual consumidor de prensa escrita. ยกSeis pรกginas de ciencia a diario! ยกUna secciรณn de historia! Iniciativas encomiables, sin duda. Otras mรกs difรญciles de entender, como que la portada sea una secciรณn (y muy extensa) y no la primera pรกgina del periรณdico (volvemos al problema nominalista que tambiรฉn aqueja a la columna-viga de El Paรญs). Un izquierdismo militante y animoso, que sigue de cerca la lรญnea del gobierno Zapatero, puede generarle simpatรญas, pero quizรก le reste credibilidad. Y un problema estructural, si lo achacamos al periรณdico, o generacional, si es culpa del lector: se echa de menos un relato de la realidad. Para enterarse de quรฉ ha pasado en el mundo la lectura de Pรบblico no es suficiente. Quizรกs en la galaxia internet ya no sea necesario, pero de momento aรบn se extraรฑa.

De fondo, un tema, el impacto de las nuevas tecnologรญas y los nuevos formatos en los medios tradicionales: internet y la prensa gratuita, la telefonรญa mรณvil y la fotografรญa digital. Lo que vemos no es sino una primera respuesta, la lรญnea de defensa mรกs adelantada. El papel, en principio tan endeble, tiene ahora que demostrar su resistencia. Y los cambios que los periรณdicos empiezan a adoptar inevitablemente tendrรกn su reflejo en el entorno que les rodea. Gabinetes de comunicaciรณn, agencias de prensa, directores de imagen, jefes de prensa, escribidores y gacetilleros, todos han de encontrar su nuevo sitio. La prensa โ€œde calidadโ€ va a rechazar los contenidos a los que tambiรฉn tenga acceso la gratuita, ยฟcรณmo acceder a esas pรกginas tan cotizadas? Y para los periodistas, con todas las imรกgenes accesibles en cuestiรณn de segundos, ยฟquรฉ papel deberรญan tener las fotografรญas en la prensa? Con la informaciรณn colgada al segundo en cada pantalla ya no por periodistas sino por meros ciudadanos, ยฟquรฉ pueden aportar los periรณdicos en su cita matinal? No hay respuesta sencilla para ninguna de estas preguntas, pero al menos dan para un par de buenas charlas con el quiosquero. ~

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Miguel Aguilar (Madrid, 1976) es director editorial de Debate, Taurus y Literatura Random House.


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