Es difícil saber hasta dónde llegará Barack Obama. Muchos factores podrían significarle una derrota en las elecciones de noviembre. La clase obrera blanca podría no reconciliarse con el candidato, las mujeres podrían no perdonarle que haya derrotado a la senadora Clinton o los hispanos podrían preferir a un hombre como John McCain, que cuenta con una indudable trayectoria de apoyo a la causa migratoria. La lista, en suma, es larga: a Barack Obama le queda un complejo camino por recorrer si quiere convertirse en el primer presidente afroamericano en la historia estadounidense.
En cualquier caso, éste no es el momento para discutir el futuro. Ahora, el partido demócrata y el resto del país deben dedicarse a celebrar y a reflexionar sobre el hecho histórico que acaban de presenciar: por primera vez, un hombre de color defenderá la causa de uno de los dos partidos políticos de jerarquía y abolengo en el país más poderoso del mundo. El triunfo de Obama representa una victoria para la tolerancia, la diversidad y la madurez de Estados Unidos. Con ello, el país regresa a la vanguardia en la lucha por la igualdad cívica. Ningún otro país del famoso primer mundo puede ufanarse de haber nominado a un representante de una minoría (de verdad, no de papel) para un cargo de elección popular. Ni Inglaterra, ni Francia, ni Alemania pueden presumir de semejante apertura. Al escoger a Obama como su candidato, los demócratas le han demostrado al planeta que Estados Unidos no ha olvidado su lado luminoso: su tejido social, creado, durante dos siglos, por gente de orígenes, intereses y tonos de piel muy distintos.
Ahora, Obama tendrá que estar a la altura de la misión histórica que su partido le ha encomendado. Lo primero que tendrá que hacer es seguir siendo el político gallardo que es. Acto seguido, deberá prepararse para una batalla épica. Quien piense que John McCain no venderá muy cara la derrota en noviembre no conoce a John McCain. Por lo pronto, Obama y su mensaje de esperanza han sobrevivido para pelear la más grande batalla de todas: la lucha por la Casa Blanca.
-León Krauze
(Ciudad de México, 1975) es escritor y periodista.