Por ejemplo, Coapa

Aร‘ADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

Coapa era uno de los muchos huertos que rodeaban a la ciudad de Mรฉxico. Canasta mestiza, extraordinariamente fรฉrtil, de sus tierras salรญan hortalizas y frutales de todo tipo, todo el aรฑo. Organizada a travรฉs del casco de una vieja hacienda, tras el vendaval revolucionario y el gobierno cardenista, pasรณ a ser tierra de comuneros y luego de la rapiรฑa y la especulaciรณn inmobiliaria. Con Echeverrรญa se llegรณ al delirio. Las invasiones de predios, promovidas por lรญderes sociales, amparados en polรญticos con charola y palancas, se multiplicaron por mil y en unos aรฑos era una zona urbana mรกs, pero peor: marginal, extraordinariamente fea, sin servicios y, a รบltimas fechas, violenta.

Barrio sin pasado, sin vida de comunidad, ni fiesta patronal, ni pobladores histรณricos, sin piรฑata ni romerรญa, sin verbena ni posada, sin tradiciรณn oral ni mercado legendario, sin capilla, sin iglesia parroquial. Barrio sin pasado, barrio sin futuro: Casas hechas por sus propios inquilinos, sin drenaje, de materiales de segunda mano. Casi todos rematados por antena de televisiรณn parabรณlica (las prioridades son las prioridades) y varillas que anuncian el deseo, siempre insatisfecho, de construir el aรฑo que viene un piso mรกs y que sรณlo sirven de astas banderas para el mes de la patria. Pero Coapa tambiรฉn es, en su colindancia con Coyoacรกn, el sueรฑo iluso de prosperidad de la clase media mexicana, con aspiraciones de convertirlo todo en un suburbio norteamericano: residenciales con caseta de vigilancia las 24 horas, casas estilo California en serie, jardines traseros, garajes delanteros con dos coches a la puerta y un perro centinela.

Las dos Coapas se odian y necesitan mutuamente. Pero sobre todo se funden en un hรญbrido caracterรญstico, pero comรบn en los cientos de barrios nuevos con que la ciudad ha ido colonizando el valle de Mรฉxico en una una epidemia bรญblica que no piensa detenerse hasta juntar Cuernavaca con Toluca: lo coapero. Una definiciรณn simple: lo coapero es preferir comprar de contrabando lo mรกs barato antes que tener la garantรญa de un factura; lo coapero es el reino del dvd y el cd piratas; su รบnica resistencia al despropรณsito en que hemos convertido la ciudad es hacerla todavรญa un poco peor.

Vรญctimas de sรญ mismos, la tribu de los coaperos sufre (y produce) el peor trรกfico del planeta, vive sin parques ni jardines, camina por calles sin banquetas, come alimentos contaminados, respira aire envenenado. Desde luego que existe gente respetabilรญsima y trabajadora, buenos vecinos y padres de familia amantรญsimos, pero todos son parte del mismo problema: un espacio urbano marcado por la fealdad estรฉtica y el abuso de los particulares sobre el espacio comรบn. Un mar de los sargazos de fealdad y caos. Vendedores ambulantes en cada centรญmetro cuadrado de las banquetas y las calles: Manual ortogrรกfico del espaรฑol, 15 pesos; llaveros con pata de conejo, para la suerte, 5 pesos; patos vivos para su niรฑo, 20 pesos. Anuncios de neรณn en la azoteas, talleres de autos y de pintura en plena vรญa pรบblica son su divisa mรกs representativa.

Y el desorden y el desmadre se retroalimentan, en una marea imparable: aquel lanza un gargajo brutal a la calle, despuรฉs de entreabrir la puerta de su flamante jetta rojo; ese otro, pรบber de cachucha al revรฉs y tennis Nike falsificados, se pasa las tardes rayando los coches de los vecinos, sรณlo por chingar, argumenta; aquel otro estรก dispuesto a matar a quien le niegue el paso prohibido a la izquierda, y todo sazonado con el sonido del claxon, una suerte de himno colectivo.

– Ricardo Cayuela Gally

+ posts

(ciudad de Mรฉxico, 1969) ensayista.


    ×

    Selecciona el paรญs o regiรณn donde quieres recibir tu revista: