Las cifras que se desprenden del Informe del estado actual de la investigación en torno al homicidio del licenciado Luis Donaldo Colosio que presentó la Subprocuraduría Especial a cargo de Raúl González, al cumplirse cuatro años del asesinato de Lomas Taurinas, son elocuentes:
172 tomos, formados por 79,319 fojas de documentos que incluyen 1,122 declaraciones recabadas, 438 ampliaciones de declaración, 440 solicitudes de información a diversas dependencias, 598 investigaciones de la Policía Judicial Federal, 276 dictámenes periciales (45 en criminalística, 35 en audio y video, diez en lenguaje de sordomudos, seis en medicina forense, uno en grafoscopía, uno en ingeniería civil, uno en informática, uno en astronomía, tres en balística, dos en grafología, dos en traducción y uno en foniatría).
A estas cifras hay que sumar el trabajo de la Subprocuraduría hasta el día de hoy.
Es decir, algunos cientos más de fojas y así hasta el juicio final . ¿Qué prueban estas cifras? Nada, son sólo el testimonio de un gran despropósito.
En la ronda de las desconfianzas, a la investigación de la procuraduría local se le quitó el caso con la atracción federal; al procurador Diego Valadés se le quitó el caso con la creación de una Fiscalía Especial que tuvo tres directores hasta la creación de una Subprocuraduría Especial, que es la que actualmente lleva el caso.
Resulta claro que la investigación del crimen de Lomas Taurinas es ya una dependencia oficial más, con su burocracia, escalafón, sindicato, peritos investigadores, secretarias, lavacoches, archivistas, gerentes de sistemas, titular de mantenimiento…
y que el origen de todo ello, el crimen de Colosio, no es más que el mito fundacional, genésico, al que esa oficina le rinde pleitesía cada 23 de marzo, con la consabida respuesta pública de que todavía no se han agotado las líneas de investigación; de la misma forma que el partido oficial rinde tributo a la Revolución Mexicana cada 20 de noviembre, en el monumento a la Revolución, con el manoseado discurso sobre las metas sociales, aún vigentes, de la Revolución.
Pregunta al canto: ¿cuántas fojas tendrá el expediente Carranza?
El reto del subprocurador no es resolver el caso, algo humanamente imposible el día de hoy, sino cerrarlo.
De no ser así, el próximo gobierno deberá empezar la investigación investigando la investigación anterior, se lleve las fojas que se lleve, para llegar a la conclusión de que la culpa de la mala investigación de tres fiscales especiales y un subprocurador es de un asesino solitario. – —Luisa Bonilla
Documentos y fotografías del “Caballero Águila”, Mario Aburto Martínez, asesino confeso de Luis Donaldo Colosio, condenado a 45 años de prisión en Almoloya de Juárez.
Demostración, por un perito, de la trayectoria de bala en el cráneo del candidato y video en poder de la Procuraduría del momento clave del crimen.