PRD Coahuila: derrota deliberada

El PRD coahuilense, tras su estruendosa derrota del 3 de julio, ha hablado de pocas condiciones de igualdad, de disparidad en cuanto a recursos y presencia en medios. Pero la construcciรณn de una identidad opositora no es solo cuestiรณn de dispendios y estrategias propagandรญsticas.ย 
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A la hora de reflexiรณn postelectoral, a lo largo del paรญs el PRD se ha ceรฑido a dos estrechos blancos: culpar a los aliancistas o culpar a Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador. Sus argumentos contra una u otra lรญnea son profusos y cargados, pero son apenas la superficie.

El caso del PRD Coahuila —que por segunda elecciรณn consecutiva pierde, debido a su bajo รญndice de votaciรณn, sus prerrogativas ante el Instituto Electoral y de Protecciรณn Ciudadana de Coahuila— es emblemรกtico de esa mirada superficial. Con apenas un 1.76 por ciento de los votos en la pasada elecciรณn (quizรก el mรกs bajo que haya obtenido el PRD en la entidad), resulta irrisorio pensar que la รบnica falla fue la no-alianza o la divisiรณn amloรญsta. No: este รญndice revela a un partido que no ha logrado representar a la ciudadanรญa. Ir en alianza con el PAN o sumarse a PT-Convergencia no habrรญa hecho mucha diferencia (incluso, en algรบn momento del conteo hubo รญndices que revelaban que ni siquiera en una fรณrmula conjunta PT, PRD y Convergencia habrรญan logrado el 2% de los votos).

El partido del sol azteca luce invisible en Coahuila, y tal pareciera que esta ausencia es deliberada. En redes sociales podรญa advertirse que gran parte del voto de la “izquierda coahuilense” (o algo parecido a lo que podrรญamos nombrar asรญ) se inclinaba hacia la fuerza de oposiciรณn con mayores posibilidades de desbancar al PRI: el PAN. Si bien es cierto que el blanquiazul tiene una mayor historia y organizaciรณn en la entidad (su bastiรณn lagunero es duro y extenso), lo cierto es que tambiรฉn han sabido ser oposiciรณn por medio del acercamiento a fuerzas ciudadanas con las que —discrepancias ideolรณgicas aparte— han explotado la coincidencia del repudio al priรญsmo. Mรกs o menos la “tรกctica Fox”.

Recientemente la fracciรณn panista en el congreso presentรณ (y gestionรณ lo necesario para su aprobaciรณn) una singular “ley del libro y la lectura” creada por promotores de la cultura, ciudadanos sin carnet partidista; tambiรฉn puso en la mesa del congreso mociones ciudadanas para investigar el manejo de recursos en el Instituto Coahuilense de Cultura. Este tipo de propuestas —que bien sabemos que no son las prioritarias del panismo— no las desperdicia el blanquiazul estatal para acercarse a las bases ciudadanas de talante opositor. Es casi indudable que se trata de una simple estrategia (quien esto escribe duda de la buena fe de los congresistas; incluso duda que estos hayan leรญdo las propuestas ciudadanas que pusieron sobre la mesa), pero tal estrategia ha fijado la idea de que la รบnica oposiciรณn en Coahuila es Acciรณn Nacional.

El PRD coahuilense, tras su estruendosa derrota del 3 de julio, ha hablado de pocas condiciones de igualdad, de disparidad en cuanto a recursos y presencia en medios. Pero la construcciรณn de una identidad opositora no es solo cuestiรณn de dispendios y estrategias propagandรญsticas. Se trata tambiรฉn del acercamiento al ciudadano, de la discusiรณn diaria, de hacer una presencia que se haga notar. La trinchera que conozco es la de los artistas locales que de continuo (no es este espacio para discutir sus diversas solicitudes, con las que pocas veces estoy de acuerdo) generan campaรฑas o de plano movilizaciones para quejarse de las instituciones culturales pรบblicas. En todos esos escenarios no han tenido respaldo ni presencia (aunque fuera solo para discutir y generar nuevas propuestas) del perredismo o de otras instancias partidistas de izquierda. Si esto ocurre en los a menudo inofensivos movimientos del mundillo cultural coahuilense, supongo que su presencia es aรบn menor en otro tipo de iniciativas ciudadanas. No se trata de entrometerse y aprovecharse de tales movimientos (aunque por estrategia no pocos lo harรญan); se trata de acercarse, dialogar, respaldar.

Gran medida de su derrota del 3 de julio tiene que ver con esas carencias, pero tambiรฉn con su convulsivo proceso rumbo a las urnas. Primero aceptaron la alianza con el PAN, luego renunciaron a ella porque no les dejaron definir el catรกlogo de candidatos (aunque disfrazaron su decisiรณn de supuesta “congruencia ideolรณgica”). Mientras el PRD nacional se volcรณ en las campaรฑas del Estado de Mรฉxico, al coahuilense lo dejaron abandonado y al acecho de un Lรณpez Obrador que asistiรณ en repetidas ocasiones a dar su apoyo a Jesรบs Gonzรกlez Schmall, candidato de PT/Convergencia. Con poco y confundido electorado entre facciones, tal parecรญa que este PRD decidiรณ por cuenta propia la derrota. Justamente las facciones son el gran argumento en el que se despeรฑa el perredismo. El PRD coahuilense insiste en que solucionar tal asunto evitarรก descalabros estrepitosos como el que sufrieron el 3 de julio. Hacer mรกs retratos de unidad, con los candidatos cogidos de las manos en santa farsa. En realidad las facciones no deberรญan ser un problema al interior de una organizaciรณn que dialoga y trabaja con sus divergencias, si tienen como base verdaderas preocupaciones ciudadanas y una autรฉntica propuesta para ser oposiciรณn; si hacen vรกlida la nociรณn de representatividad que en teorรญa define a la existencia de partidos.

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