Scott tiene 71 aรฑos y se apellida realmente Engel. Es una figura vital y desafiante en la mรบsica popular del siglo XXI, producto de su carrera que sin duda es de una extraรฑeza notoria. En los '60 fue miembro de un grupo de chicos que contaba un club de fans mรกs numeroso que el de Beatles; The Walker Brothers. Con ellos consiguiรณ el รฉxito, los gritos ensordecedores de las mujeres y la fama, irrumpiendo en las listas de popularidad de Inglaterra que eran dominadas por el cuarteto de Liverpool. Desde entonces, su tono grave y espeso discordaba con las piezas de pop soleado que entonaba al lado de sus dos hermanos ficticios, de quienes sรณlo conservรณ el falso apellido. Cuando publicรณ Scott Two en 1968 comenzรณ su transformaciรณn. Era ahora un cantante solitario, fiel discรญpulo de Jacques Brel a quien le rindiรณ homenaje en tres piezas del disco. Las orquestas pomposas y una constante bรบsqueda de los lรญmites del romance a las orillas del glamour dirigen sus composiciones. Para cuando publica Scott Three su descomposiciรณn emocional es evidente; se puede percibir a un hombre extremadamente sensible y creativo que se ahoga entre sus propias ideas de la fama y la necesidad de explorar su imaginaciรณn sonora mรกs allรก de los cajones del pop. Volviรณ a reunirse con su falsa hermandad motivado por razones econรณmicas y publicรณ tres รกlbumes relativamente olvidables entre 1975 y 1978. 'Nite Flights' fue el รบltimo que grabรณ a su lado y la vida los encontrรณ divididos, interpretando cada uno sus propias composiciones. Las รบltimas cuatro piezas del รกlbum son de Scott. Es en ellas donde comienza a torcerse el camino. Sus paisajes electrรณnicos toman una direcciรณn distorsionada, conquistan nuevos territorios.'The Electrician' son seis minutos de parรกlisis. El aliento se corta al escuchar su voz despegada de la tierra conjurando una despedida definitiva del mundo, suplicando su muerte, aquella que le permitirรก finalmente sumergirse en su imaginaciรณn pesadillesca. Al momento en que las cuerdas en drone se asientan en el loop final, el desasosiego se ha apoderado de todo. Ya lo decรญa junto a sus hermanos en una pieza rebosante de delicadeza: El sol no volverรกa brillar. Una canciรณn luminosa que, vista a la distancia, anticipaba los tonos negros que se asentarรญan en la producciรณn musical de Walker.
Sin esas cuatro composiciones, es difรญcil imaginar los sitios en que se depositaron los intereses sonoros de David Bowie y Brian Eno, quienes han declarado en mรบltiples ocasiones su devociรณn por el cuerpo creativo de Walker. Bowie incluso produjo en 2006 el documental '30 Century Man' donde se revisa su carrera completa, reivindicando su sitio como transgresor definitivo de la sensibilidad sonora en los รบltimos 40 aรฑos. Un detalle extraรฑo pero contundente que ayuda a comprender mejor el sitio del artista en la vida y obra de Bowie: cuando Walker le extendiรณuna felicitaciรณn por su cumpleaรฑos nรบmero 50 a travรฉs de la Radio 6 de BBC, la respuesta del festejado fue simple. "Veo a Dios en la ventana".
Tras cerrar el ciclo de ese pasado que lo atormentarรก hasta estos dรญas, desapareciรณ. Para el '84, publica 'Climate of hunter', que se desliza con una pรกtina ochentera volviรฉndolo un รกlbum de su tiempo. Las contradicciones de su carrera afloran entre atmรณsferas que conducen a los parajes de exilio y aislamiento que lo atraen con fuerza gravitacional. Sus composiciones hablan de fracturas, de sonidos que vuelven a su fuente original. Aรบn hay destellos de melodรญa en las imรกgenes que pinta. Sus gestos vocales comienzan a despersonalizarse entre gemas de art pop que contienen en todo momento una lucha interna descarnada. La narraciรณn se fragmenta y concluye con un guiรฑo final al blues que acompaรฑa una interpretaciรณn de 'Blanket Roll Blues', un poema de Tennessee Williams que sugiere una despedida de tierra firme. I took nobody with me. Not a soul.
Vuelve el silencio. En 1995 reaparece con 'Tilt', un disco รกspero y desolador donde su voz se vuelve grotesca. Es el inicio de una trilogรญa de horrores que resulta en su divorcio definitivo de las armonรญas, el nuevo y -despuรฉs lo sabrรญamos- sรณlido pacto con una oscuridad de densidades sรณlo conocidas por รฉl mismo. No es una obra que se pueda amar y visitar con frecuencia. Se trata de una experiencia aterradora donde Walker remueve las asideras de la melodรญa y obliga a disolverse en un mundo de ultratumba, compuesto de espacios donde su voz parece emerger para acentuar el silencio, la mรบsica de lo que queda entre una pulsiรณn y la siguiente. Pocos discos despegan tanto de la tierra para dispararse entre sonidos industriales, cuerdas escalofriantes que escurren una sensaciรณn de dolor y sufrimiento apenas soportables.
Una vez que The Tilt fue publicado, volviรณ a desaparecer aunque esta vez se tomรณel tiempo de participar en algunos proyectos intermitentes en los que se evidencian un par de guiรฑos a la canciรณn pop tradicional siempre y cuando no se trate de obra propia. En este espacio entre 1995 y 2006 destacan un par de colaboraciones. Bajo la direcciรณn de Nick Cave grabรณ 'I threw it all away', original de Bob Dylan e incluida en el soundtrack de la cinta 'To have and to hold' (John Hillcoat, 1996). El resultado es una joya de orquestaciรณn en la que parece lamentarse por una mujer que representa todos los tropiezos de su vida. Para 1999 se asocia con el director francรฉs Leos Carax y escribe diecisรฉis piezas para acompaรฑar la cinta 'Pola X', basada en la novela 'Pierre' de Herman Melville. Sus composiciones subrayan la oscuridad del argumento mediante el minimalismo y el surrealismo de sus cantos.
Es hasta 2006 que Scott concluye 'The Drift'. El segundo รกlbum de tres. Una colecciรณn que inquieta profundamente. Los bloques de sonido que sirven como guรญa para componer canciones segรบn sus propios estรกndares son densos, atemorizantes y capaces de producir alteraciones en la temperatura corporal de quien escucha. Las piezas recorren caminos entre drones en calma y sรบbitos accesos de ruido cuyo objetivo primordial es incomodar. Tortura, enfermedades, tragedias de distintos tonos y consecuencias pintan un panorama de drรกsticas disonancias. La sanidad mental estรกen juego entre las texturas complejas y los temas perturbadores que culminan en un sentimiento tan grotesco como hermoso que probablemente aรบn no ha sido nombrado.
Llegamos al fin de este camino con 'Bish Bosch', el fin de una trilogรญa que ahonda en el terror mudo que se apodera de los sueรฑos febriles. Publicado en 2012, cuenta con los mismos mรบsicos que desde 'Tilt' han atravesado junto a รฉl esta difรญcil jornada de notas sostenidas y extenuantes de ejecutar. Las sugestiones filosรณficas, polรญticas e histรณricas son tan cuantiosas que resultan difรญciles de enumerar. El lenguaje, el cuerpo, la religiรณn son atravesados por la desolaciรณn en canciones sin versos ni coro, perros ladrando en seco, gases humanos y silencios tensos que no hay que comprender sino sentir. Los esfuerzos por intelectualizar esta obra final son vanos. Scott Walker golpea las tripas y desafรญa al estรณmago a soportar este catรกlogo de crueldades ocasionalmente interferidas por breves riffs que orillan al mรกs extremo de sus entusiastas a mirar hacia un vacรญo insondable.
Su siguiente obra fue construida al lado de Sunn O))), un conjunto de drone metal oriundo de Seattle en quien Walker pensรณpara componer cinco piezas. No hay forma de saber cuรกl es el rumbo que tomarรกel precipicio al que se inclina este hombre de humor amplio y mirada serena. Scott Walker ha visto al mundo a los ojos y dedica su vida a la extracciรณn de lo que le devuelve su mirada.
Luli Serrano (Cuidad de Mรฉxico , 1983) Colabora en medios impresos y digitales como La Semana de Frente, Vice, Noisey, Marvin y Afterpop.