Vivรญ unos aรฑos, hace muchos, en la capital de un estado norteรฑo histรณricamente fiel a la reciรฉn botoxeada Revoluciรณn Institucional. Uno de tantos feudos impermeables al cambio que tenรญa casa real y todo.
Ahรญ le escuchรฉ alguna vez a un polรญtico la teorรญa aleccionadora y terrorรญfica de cรณmo gobernaba su partido.
El principio bรกsico descansaba sobre dos premisas. La primera –que enunciรณ con sucinta crueldad– era que el pueblo ademรกs de ser muy pobre y muy bruto, es aficionado a multiplicarse. La segunda era la convicciรณn de que un campesino que no produce era mejor negocio que uno eficiente. El resumen era un apotegma que el tipo repetรญa con vehemencia mostrando los molares: “se trata de que no sirva, para que sirva”.
La polรญtica redituaba beneficios proporcionales (para los polรญticos, se entiende) al fracaso de sus programas, mientras que los programas que por accidente beneficiaran al pueblo se consideraban fracasos para los polรญticos. Tales polรญticos, huelga decirlo, habรญan alcanzado inauditos niveles de eficiencia en el diseรฑo de fracasos.
El mejor ejemplo de “que no sirva para que sirva” fue un episodio que recibiรณ el afectuoso sobrenombre de “El Lagunazo” (se referรญa a una zona del susodicho estado que habรญa sido un vergel y los polรญticos habรญan logrado enmendar convirtiรฉndola en un desastre, es decir, en un negociazo). Era bastante sencillo. Primero, los polรญticos (o sus prestanombres) adquirรญan todos los terrenos alrededor de las ciudades. Luego, diseรฑaban estrategias agrarias condenadas al fracaso: condicionaban los crรฉditos al cultivo de vegetales inadecuados para el clima, se construรญa una presa que les quitaba el agua, alguien inventaba una agroindustria que utilizarรญa camellos importados, etcรฉtera. (Desde luego, las semillas improductivas, construir la presa y los camellos eran negocios de los polรญticos.) Siempre se llamaban “Proyecto Revolucionario Bonanza”, o algo asรญ.
En dos aรฑos habรญa doscientos ejidos pauperizados y veinte mil ejidatarios obligados a emigrar. Al llegar a la ciudad se les aparecรญa la lideresa (en ese estado son las damas las que se encargan) que los metรญa a la CNOP y los adiestraba para invadir los terrenos del polรญtico (su patrรณn). El prestanombres denunciaba a los “paracaidistas”, organizaba un par de grescas, usaba a la prensa (que estaba en el asunto) y terminaba revendiรฉndole las tierras al gobierno en diez veces lo que habรญa pagado. Al dรญa siguiente nacรญa el “Fraccionamiento Sufragio Efectivo”.
La lideresa repartรญa los predios (financiados por otro programa fracaso), el polรญtico le iba condicionando a los colonos luz, pavimiento y drenaje a cambio de su disponibilidad para hacer bola cuando se ofreciera atacar a otro polรญtico, o a otro partido, o por puro gusto. Para entonces, claro, el polรญtico ya se habรญa apoderado de las tierras abandonadas, ya usaba la presa como le convenรญa, ya habรญa sembrado papa de exportaciรณn y ya era senador de la repรบblica. La lideresa, por su parte, ya era diputada local, ya controlaba la “Uniรณn de Damas CNOPistas Josefa Ortiz de Domรญnguez”, tenรญa un negocio de venta de lรกmina, una clรญnica de enfermedades venรฉreas y siete burdeles.
No era necesario recurrir a ningunos poderes fรกcticos y el fraude electoral se practicaba sรณlo por respeto a la tradiciรณn. El sistema “que no sirva para que sirva” era suficiente. Me temo que en nuestros dรญas el sistema aquel sigue funcionando. Y, me temo mรกs aรบn, ya no es sรณlo el PRI el que lo pone en prรกctica…
El otro dรญa vi a aquel polรญtico entre quienes celebraban el triunfo de Peรฑa Nieto. Dos segundos en pantalla, suficientes para que desatar el espeluznante flash-back. ¿Pondrรก Peรฑa Nieto ese pasado en su gabinete? Hago votos –en la escรฉptica urna de mis fantasรญas– para que no sea asรญ, para que prevalezcan en su partido (pues los hay) quienes se oponen a seguir diseรฑando desastres eficientes.
Ya se verรก.
(Publicado previamente en El Universal)
Es un escritor, editorialista y acadรฉmico, especialista en poesรญa mexicana moderna.