1. Nunca nos dices qué debemos hacer,
pero sentimos tu repugnante desagrado
si no está hecho,
y bien hecho.
2. No nos pagas por hora
ni por semana, ni por año.
Podríamos bregar toda una vida
sin el premio de tu sonrisa,
pero hay que ver cómo bendices
al que un día vertiginoso
sacó una pieza de la nada.
3. Careces de instrumentos de precisión
que midan el valor de nuestras [producciones.
(Tus inspectores cambian sin cesar
y algunos te profesan poco afecto.)
4. Nos encierras en nuestro idioma
hasta cuando sentimos el frío [de la patria.
Cuanto más justas son nuestras palabras,
más radiantes su música y encanto,
más arduo es para ellas
conservar su atractivo
cuando intentan cruzar una frontera.
5. Promueves a los jóvenes de entre [nosotros.
¿Qué más pueden hacer los veteranos?
¿Aprender otro oficio? Si hasta esperas
que esos viejos decrépitos compitan
con la versión más joven de sí mismos.
Exigimos una pensión que dé Seguridad [estética
y un pequeño subsidio de Sabiduría
para sobrellevar los males del invierno.
6. Debemos mantener la productividad
aun cuando no hay demanda.
Nuestras piezas atestan el mercado.
Nadie nos presta oído.
¿Debemos achacarlo a nuestra [incompetencia?
7. Tenemos quejas. Nos quejamos.
Pero nunca nos pondremos en huelga.
Tememos por el cierre de tu fábrica
como tememos nuestra muerte.
Hace tiempo, cuando nos diste empleo,
pensamos que sería de por vida. ~
______________
Versión del inglés de Jordi Doce.
(Nueva York, 1918) es poeta. En 2012, Black Sparrow Press publicó Collected poems.