Un par de meses atrás, Ramón Salaverría, investigador y profesor de periodismo de la Universidad de Navarra, envió una carta a la Unidad Interactiva del Diccionario de la Real Academia Española para plantear la necesidad de una nueva definición del término periodista, que a su juicio se ha ido volviendo cada vez más obsoleta e imprecisa.
periodista
1. m. y f. Persona legalmente autorizada para ejercer el periodismo.
2. m. y f. Persona profesionalmente dedicada en un periódico o en un medio audiovisual a tareas literarias o gráficas de información o de creación de opinión.
Salaverría presentó un par de argumentos sólidos para la Real Academia Española, cuyo equipo ha acordado trabajar en una nueva redacción del término que será incluida en la próxima edición del Diccionario. El principal, es que en los países democráticos, el ejercicio profesional del periodismo no está sujeto a ninguna autorización legal, por lo que la primera acepción solo aplicaría a estados autoritarios en los que no hay libertad de prensa; la segunda, en cambio, deja fuera a miles de profesionales que se desempeñan en el oficio de manera autónoma y usan nuevas plataformas de comunicación.
El término periodista, sin embargo, resulta mucho más limitado cuando el bien que intenta tutelarse es el derecho a la libertad de expresión, cuando en el propósito de proteger libertades y con ello a las personas que ejercen la actividad se busca definir qué es o quién es un periodista.
En 2006, se creó en México una Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra Periodistas, que para intervenir en cualquier caso requería que la o las víctimas acreditaran su calidad de periodistas. A esa instancia le tomó cuatro años más elaborar un criterio que explicaba que la labor periodística se entendía como aquella llevada a cabo por una persona que se dedica a tareas de información o de creación de opinión a través de un medio de comunicación.
En los últimos años ha habido esfuerzos importantes por hacer que el concepto sea aún más general en beneficio de trabajadores de empresas periodísticas, que no necesariamente intervienen en el trabajo de procesar información o crear opinión, pero cuya labor resulta vital para que los productos noticiosos lleguen a sus audiencias.
Comunicadores, organismos de derechos humanos y autoridades fueron acercándose a una definición amplia e incluyente de la labor periodística, que se hiciera extensiva a todos los integrantes de la cadena de información. Se distinguió al periodista como aquella persona que hace del ejercicio de las libertades de expresión y/o información su actividad principal, de manera permanente con o sin remuneración, con o sin título profesional o registro gremial que acredite su ejercicio.
En una segunda aproximación al tema, se definió la actividad periodística como el ejercicio de buscar, recolectar, grabar, investigar, sintetizar, redactar, seleccionar, editar, imprimir, divulgar, publicar o difundir informaciones, noticias, ideas, imágenes u opiniones de interés general, así como la distribución de estas a través de cualquier medio de comunicación.
Esta concepción amplia es útil frente a las restricciones a las libertades. Parte del hecho de que estar bien informado constituye el elemento básico para el ejercicio razonable y razonado de la libertad, que la libre expresión es garantía para que otros derechos y otras libertades puedan sobrevivir y que bajo ese criterio debe protegerse a los directivos de las empresas periodísticas, pero también al voceador.
Pero, hay en esta construcción un elemento que queda fuera: la exigencia profesional en una época que ha popularizado el concepto de “periodismo ciudadano", que asume que la posibilidad de publicar y compartir contenido de carácter informativo ha convertido en periodistas a los usuarios de nuevas tecnologías y plataformas de comunicación, aunque con frecuencia se intenta llenar vacíos informativos con rumores e información falsa, dificultando la comprensión genuina de lo que está pasando.
La labor periodística desempeña tres labores sencillas, pero fundamentales: informar, explicar y contextualizar. Como escribe Raymundo Riva Palacio, “el contexto en las informaciones es vital. Si no se aporta, el periodismo falla en una de sus funciones primarias: explicar”. El contexto permite dar significado y profundizar a partir de los datos; comprender la dimensión de los hechos y darles la jerarquía apropiada en función del interés público.
Y ahí es donde, una vez más, el francés Dominique Wolton atina al decir que cuando todo el mundo ve todo y sabe todo, el periodismo aporta las claves para comprender; la misma idea de aquel viejo video del diario El País y su declaratoria sobre el sentido del periodismo: querer comprender.~
Periodista. Autor de Los voceros del fin del mundo (Libros de la Araucaria).