Me sorprendiรณ un poco que me invitaran a formar parte del jurado del Premio Casa de las Amรฉricas en 1978. Yo vivรญa en esa รฉpoca en Parรญs y mi fe en la revoluciรณn cubana se habรญa extinguido hacรญa mucho tiempo. Pero lo que no se habรญa extinguido era mi curiosidad polรญtica. Nunca habรญa estado en Cuba y tenรญa interรฉs en ver con mis propios ojos el fenรณmeno polรญtico que hacรญa aรฑos habรญa encendido la imaginaciรณn de tantos latinoamericanos. Asรญ que aceptรฉ hacer el largo viaje a La Habana en enero de 1978. Desde el comienzo recibieron a los jurados como si fuรฉsemos altos dignatarios, protegidos por soldados y trasladados en autobuses que circulaban por la mitad de la carretera obligando a todo el trรกfico a apartarse a nuestro paso. Nos recluyeron los primeros dรญas en un lugar aislado de la sierra de Escambray, en el hotel Hanabanilla, al lado de un tranquilo lago. Allรญ tendrรญamos todo el dรญa para leer los manuscritos. Mis compaรฑeros en el jurado de ensayo fueron el historiador venezolano Federico Brito Figueroa, el sociรณlogo ecuatoriano Agustรญn Cueva y el profesor Alberto Prieto de la Universidad de la Habana. El mejor de los ensayos propuestos fue sin duda, de lejos, el escrito por el chileno Ricardo Israel Z., titulado “Chile: un caso de fascismo dependiente”. Pero en su texto citaba a Trotsky para hacer una crรญtica de sus interpretaciones del fascismo. El profesor cubano nos advirtiรณ que no podrรญa ser premiado un ensayo que mencionara a Trotsky sin denunciarlo como traidor y agente de las potencias imperialistas. Yo defendรญ el ensayo de Ricardo Israel abiertamente. Brito y Cueva me apoyaron. Las discusiones fueron interminables y absurdas. Nada conmovรญa al dogmatismo del cubano, que seguรญa la lรญnea oficial.
De regreso en La Habana, Agustรญn Cueva y yo nos reunimos a comer con Fernando Retamar y Mario Benedetti (escritores y funcionarios de Casa de las Amรฉricas) para protestar e intentar convencerlos. No hubo nada que hacer, no los persuadimos. Nos explicaron, ademรกs, que la votaciรณn final para aprobar cada premio, en los diferentes rubros (poesรญa, novela, etc.) se harรญa en sesiรณn plenaria de todo el jurado, y allรญ no tendrรญamos ninguna posibilidad de que nos apoyasen. Aunque la mayorรญa de los jurados de ensayo propusiese premiar al chileno, no pasarรญa en la votaciรณn final si los cubanos se oponรญan. Haydรฉ Santamarรญa, la directora de la Casa de las Amรฉricas, rechazรณ tambiรฉn la posibilidad de premiar un ensayo que citase a Trotsky, aunque fuese para criticarlo. Lo รบnico que se logrรณ fue que el premio de ensayo de ese aรฑo fuese declarado desierto.
Nunca mรกs quise volver a Cuba.
Es doctor en sociologรญa por La Sorbona y se formรณ en Mรฉxico como etnรณlogo en la Escuela Nacional de Antropologรญa e Historia.