1. La epistolaridad es mĆ”s moderna que la mensajerĆa y tan antigua como la escritura. Su historia es la de una sentimentalidad progresiva: antes del siglo XIX se privilegiaba la informaciĆ³n prĆ”ctica sobre la exploraciĆ³n afectiva. La epĆstola clĆ”sica, como siglos despuĆ©s harĆ” la carta ilustrada, prioriza las ideas y es durante el siglo XX que se vuelve tambiĆ©n un Ć”mbito de la intimidad. Por eso Todas las cartas. Correspondencias filmadas –la exposiciĆ³n que ha podido visitarse en el CCUT de la ciudad MĆ©xico, en el CCCB de Barcelona y en La Casa Encendida de Madrid– es un muestrario de videos y pelĆculas mĆ”s emotivas que intelectuales, porque en el siglo XXI se ha extremado esa voluntad de compartir lo Ćntimo. AsĆ, la muestra se convierte en un ejemplo rotundo de la extimidad: hacer pĆŗblicos el hogar, la amistad, los miedos, las obsesiones, la familia. De la publicaciĆ³n del epistolario tras la muerte de su autor pasamos a la exhibiciĆ³n de cartas fĆlmicas como obra en marcha de una vida en marcha. Pero su interĆ©s no estriba solo en lo que se proyecta, sino tambiĆ©n en su factura. Porque son grandes cineastas: editores privilegiados de la mirada en el tiempo y del tiempo en la mirada.
2. Con seis mapamundis: asĆ comienza el catĆ”logo. Mapas del mundo donde se dibujan lĆneas que unen Madrid con TeherĆ”n, Barcelona con Tokio, Banyoles con Nara, las Minas del Riotinto con Yunnan, La Mancha con La Pampa. Los recorridos de las cartas que se enviaron JosĆ© Luis GuerĆn y Jonas Mekas, Albert Serra y Lisandro Alonso, Isaki Lacuesta y Naomi Kawase, Victor Erice y Abbas Kiarostami, Jaime Rosales y Wang Bing, Fernando Eimbcke y So Yong Kim. Aunque en todas ellas haya un inconfundible sello personal, mĆ”s marcado aĆŗn que en los largometrajes de esos mismos cineastas, no en todas se aborda lo estrictamente Ćntimo. Lacuesta habla de su infancia, Kawase filma a sus amigos y a su hijo, GuerĆn y Mekas nos muestran sus propias casas, Eimbcke se enfrenta al Ć”lbum familiar y a la enfermedad degenerativa de su padre, So Yong nos presenta a su reciĆ©n nacido. Pero en esos ejercicios de estilo, en esos montajes caseros, mĆ”s allĆ” de un mundo privado lo que asoma es una bĆŗsqueda particular de sentido en el contexto circundante. La bĆŗsqueda sostenida que dota de coherencia a una trayectoria. Porque cuando Rosales retrata el aeropuerto de Barajas lo hace con el mismo tono con que nos mostrĆ³ L’Hospitalet de Llobregat en su debut, Las horas del dĆa; y cuando Bing filma un pueblo remoto y pobrĆsimo de Yunnan, conecta con su primera obra, el documental Tie Xi Qu: West of the Tracks, sobre el fracaso del proyecto revolucionario chino; y cuando Alonso vuelve a los escenarios de su primera pelĆcula, La libertad, junto a su protagonista, Misael Saavedra, insiste una vez mĆ”s en la fidelidad a su universo y sus habitantes; y cuando Albert Serra viaja con su equipo por La Mancha, el espacio real que fue descontextualizado y violentado en Honor de cavalleria, su Ć³pera prima, versiĆ³n libĆ©rrima del Quijote, se convierte en el telĆ³n de fondo de las conversaciones y las tensiones de su equipo habitual de actores. En esa vuelta de tuerca constante a lo mismo pero distinto se cifra lo personal, que no es siempre lo Ćntimo, pero flirtea con ello, como en una sesiĆ³n de hipnosis lo hace la retina con el pĆ©ndulo (y su sombra).
3. En el texto introductorio del catĆ”logo, el comisario Jordi BallĆ³ insiste en que “se trata de una correspondencia, es decir, que existe un intercambio, que una carta mira y escucha la anterior”. La propuesta y la respuesta. Cada texto debe tener en consideraciĆ³n el precedente, porque es la Ćŗnica forma de que exista un diĆ”logo. En los temas y en las formas. AsĆ, GuerĆn habla –en una de las piezas mĆ”s bellas y conmovedoras de la muestra– sobre Nika Bohinc, una joven crĆtica eslovena que fue asesinada, y Mekas responde con una visita a un cementerio, a una ciudad que recuerda cĆ³mo fue arrasada durante la Segunda Guerra Mundial. Pero tambiĆ©n en la autoediciĆ³n, en el arte povera, en el do-it-yourself (es decir, las variantes actuales de lo artesanal) conectan las cartas de ambos creadores. Los planos se responden como lo hacen las localizaciones o los personajes: Rosales escoge para su respuesta las minas de Riotinto, que descompone en planos fijos que son autĆ©nticos lienzos de expresionismo abstracto, porque encuentra imĆ”genes de archivo que muestran a unos mineros cuya pobreza se acerca a la que Bing ha retratado en la carta anterior. Aunque sean partidas de ajedrez, en que cada movimiento es consecuencia del anterior, despuĆ©s de varias horas sentado en los sofĆ”s viendo esas pelĆculas, uno observa unas correspondencias inconscientes entre todos los autores y obras, no en vano seleccionados por su representatividad en el contexto internacional del cine independiente docuficcional. De modo que el recorrido por la exposiciĆ³n puede entenderse como una ruta de lectura: detectar las huellas y sus ecos, las versiones y las perversiones, las coincidencias y las divergencias, las soluciones formales y las huidas por la tangente.
4. El cine de autor actual es a menudo acusado de crĆptico y ensimismado. No hay relato sin conflicto, pero cierta crĆtica no quiere entender que son muchas las formas de mostrarlo y que las que codificaron el teatro isabelino, el folletĆn decimonĆ³nico y el cine hollywoodense no tienen el monopolio de las triangulaciones. Porque ese es el principio bĆ”sico del conflicto: la irrupciĆ³n de un tercer elemento, que rompe la armonĆa de los dos preexistentes. MĆ”s allĆ” de los manuales, el deber del arte es inventar nuevos factores de distorsiĆ³n y de inquietud. Y nuevas combinaciones. Para ello, el cine puede demorarse o acelerarse, unificarse o fragmentarse: no hay patrĆ³n ni fĆ³rmula. De todas las propuestas de Correspondencias fĆlmicas, la Ćŗnica que me ha parecido demasiado anclada en el tempode cierto cine de autor del siglo XX han sido las de VĆctor Erice. El autor de esas tres obras maestras que son El espĆritu de la colmena, El sur y El sol del membrillono solo no estĆ” a la altura de las cartas de Kiarostami, tampoco lo estĆ” al del resto de obras de la exposiciĆ³n. Esa retĆ³rica, a mis ojos, no sintoniza con lo digital.
5. Convertir la sala de exposiciones en una sala multicine es asumir un riesgo evidente: el riesgo que deben asumir los centros de cultura contemporĆ”nea, cuya lĆ³gica no es la del mercado. Que el cine se estĆ© refugiando en los festivales y en los museos es una evidencia. Estas cartas revelan, ademĆ”s, que el circuito internacional se ha convertido en un tema importante del propio cine, como lo ha sido siempre el propio rodaje. Lacuesta dice que nunca filma en casa y pone a cuadro a unos niƱos de Mali que juegan a cazar moscas (mientras rodaba sus pelĆculas sobre Miquel BarcelĆ³). Kawase edita imĆ”genes de su encuentro con Lacuesta en el CCCB. GuerĆn filma a los directores y crĆticos que acuden a un festival en Lisboa.
6. Tal vez los dos finales mĆ”s interesantes son los de las entregas de Kiarostami y el de la pieza de Alonso. El primero se revela como un maestro absoluto de la culminaciĆ³n de la obra breve cuando convierte, sin previo aviso, el paisaje donde se encuentra la vaca que ha filmado obsesivamente en el reverso de la postal que va a enviarle a Erice; o cuando, tras crear bellĆsimos cuadros abstractos a travĆ©s de un parabrisas inundado por la lluvia, aprovecha el movimiento del limpiaparabrisas para introducir por sorpresa un fundido en negro. El segundo, en cambio, despuĆ©s de una exploraciĆ³n demorada de la vida salvaje, persiguiendo con la cĆ”mara a un hachero, su esposa con el bebĆ© a cuestas y sus perros de caza, nos sorprende con la apariciĆ³n del poeta y narrador FabiĆ”n Casas, que en medio de un camino dejado de la mano de Dios lee de pronto un texto y despuĆ©s hace un gesto para que la pareja con el bebĆ©, y los perros tras de ellos, le sigan de regreso a la realidad. Apaga y vĆ”monos. ~
Todas las cartas. Correspondencias filmadas. Una coproducciĆ³n del CCCB (Barcelona), CCUT (UNAM), La Casa Encendida (Madrid). CatĆ”logo y cofre editado por Intermedio
(Tarragona, 1976) es escritor. Sus libros mƔs recientes son la novela 'Los muertos' (Mondadori, 2010) y el ensayo 'Teleshakespeare' (Errata Naturae, 2011).