SMS, 19º lgj (o mensajes de texto, un nuevo lenguaje)

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La propagación casi virulenta de los mensajes de texto, enviados por telefonía móvil (dos billones al año), acelera un proceso revolucionario en la escritura: un nuevo lenguaje, iconográfico y totalmente funcional, que produce textos que sólo pueden ser leídos en silencio: no son pronunciables. No se recitan, se interpretan. Como lenguaje no fonético, por su magnitud y alcance, no tiene precedentes en la cultura occidental. Al leer cualquier SMS escrito por un usuario habitual, que envía al menos 500 mensajes de texto al año, se aprecia que los contenidos transmitidos por teléfono celular no se redactan de la misma manera que el texto tradicional. En la edad primitiva de los SMS, se comenzó a abreviar la palabra, generalmente mediante la supresión de vocales. Así, la palabra leída se reconocía por su semejanza aproximada con la palabra escrita tradicional. Es decir, la nueva palabra escrita emuló a la palabra escrita antigua, así como la escritura convencional imitó el sonido de esas palabras que reproduce. Con esta mutación del texto, el lenguaje escrito de los SMS dejó de sustentarse en el sonido y se basó en la vista. Los SMS generan una mutación de la escritura, una evolución del lenguaje.

La comunicación ha vivido varios procesos similares a lo largo de la historia, que no desplazan las formas existentes, pero que consolidan nuevas expresiones. Del lenguaje de gestos, a lo oral; de lo oral a la escritura vocalizable. En esta última transferencia se renunció a poseer alguna información, como la expresión del rostro, los gestos de las manos, la mirada. Y mientras más se popularizaba la escritura, más se obviaban estos signos, antes imprescindibles para calibrar lo que contenía el mensaje. Como el SMS proviene de lo escrito, se avanza de la escritura vocalizable a la escritura impronunciable. Es decir, como no proviene de lo oral, desdeña la vocalización. Algunas veces, el objeto o la acción se simboliza a partir de su imagen, como en el caso del emoticono, la forma avanzada de lenguaje SMS, que simboliza la idea y el objeto. Por ejemplo: ¡-o significa “aburrido/aburrida/aburrimiento”; %-(, “confusión/resaca”. Pero si se usa el paréntesis inverso: %-) indica “borrachera/enamoramiento”. Puede pasar del contenido erótico, como en (.)(.) que quiere decir “mira mis tetas/qué tetas” al estado del tiempo: si llueve o lloverá, se teclea (¬ . Cuando se simboliza a partir de la palabra que le denomina en la escritura convencional, adquiere un valor iconográfico: las letras sin significado aparente causan una imagen en la mente del lector, pero la imagen no es la de un objeto u acción, como en el caso de la palabra escrita convencional, sino la imagen de la palabra que denomina al objeto. Por ejemplo: ftbl, “fútbol”; amr, “amor”; vdd, “verdad”.

 

II

Amparado en la escasez de reglas y en la intuición, la metamorfosis y propagación de la escritura iconográfica prosigue, a pesar de los intentos de domesticar la pantalla del móvil por parte de la literatura tradicional. ¿Por qué no ha podido instaurarse el lenguaje escrito tradicional en este espacio? Hay, al menos, tres razones:

 

1) La limitación de caracteres impuesta por las empresas telefónicas. El territorio de la escritura se fragmenta en parcelas de 1.120 bits, un dato que suele traducirse en 160 caracteres. Para el escritor de SMS, la brevedad apremia. El papiro era, podía ser, interminable. Y eso afectaba el lenguaje. En la escritura de rollos, la retórica era subordinada (y coordinada y yuxtapuesta), acompasada no por los signos de puntuación, sino por el movimiento del cuerpo, de la mano que desenrollaba. El libro códice cambió la expresión textual. Simplificó la escritura; se popularizó el punto; se impuso el párrafo, con lo que la escritura se alejó de la expresión oral. Con la obligatoria ruptura de la lectura para pasar de página, se numeraron las hojas, aparecieron los capítulos y se inventó el índice. En los SMS, la oración simple, la mínima forma de expresión, se simplifica aún más: suprime partes esenciales de su estructura y las oraciones prescinden del sujeto, o del verbo, o del predicado. Se sostiene en la sugerencia; por tanto, en la perspicacia del lector. En efecto, el espacio limitado afecta la forma del texto: se hace breve, fragmentado y sugerido, como los microcuentos tradicionales o los chistes. Pero la longitud limitada del texto, no parece suficiente para forzar un cambio tan importante en el lenguaje, pues incluso en mensajes de escasos caracteres, donde no sería necesario suprimir la fonética, se utilizan el lenguaje SMS.

 

2) La herramienta de escritura. Este lenguaje utiliza solamente el teclado del móvil como instrumento, que, a diferencia del teclado de la máquina de escribir y del ordenador, realiza una discriminación sobre las letras. El teclado consta de doce teclas, y sólo ocho funcionan para introducir letras. El 30% necesita que el botón se apriete una sola vez, otra cantidad similar necesita dos toques y otra, tres. Pero algunas requieren cuatro pulsaciones, como el caso de la S, una de las más empleadas en idioma castellano, y de la vocal O, cuando el sistema incluye la Ñ. El teclado de los móviles imita al que se ideó con el primer teléfono de tonos. En este caso, a pesar de que las empresas de telefonía facturan 60 mil millones de dólares al año, los fabricantes no han seguido al ritmo de las necesidades que crean con sus máquinas. Además, aunque el teclado ofrezca la posibilidad de caracteres con tilde y diéresis, la correcta ortografía se penaliza: los móviles están programados por un alfabeto llamado GSM, de 138 símbolos, en el que se excluyen las letras con tilde y con diéresis. Sólo los símbolos incluidos dentro del alfabeto GSM pesan siete bits (con lo que un mensaje se factura cada 160 caracteres). Si se aprieta otra letra, el sistema cambia automáticamente al alfabeto Unicode, en el que cada signo ocupa 16 bits y el mensaje se cobra cada 70 caracteres.

Los usuarios suplen las carencias con invención, y fabrican este nuevo lenguaje. Una cifra revela que el emisor cada día se siente más cómodo con esta escritura SMS y que el público percibe que el mensaje llega con eficacia: la empresa de análisis Gartner estima que el crecimiento de mensajes enviados será de 19,6% para 2008. La imposibilidad de personalizar los comandos también contribuye a que el lenguaje SMS no se encamine por completo hacia lo ideográfico, donde cada signo corresponde a una idea. En la plataforma del SMS sólo la suma de signos logra expresar una idea, pero con la ambigüedad del símbolo; es decir, sin la contundencia del concepto. De ahí que se diga que un emoticono refleje emoción.

3) Las características propias del mensaje. Aún cuando desaparezcan las limitaciones técnicas y se superen los aspectos de longitud del texto y discriminación de las letras, este lenguaje, por ahora circunscrito a lo juvenil como una jerga de barrio, no perderá arraigo. Al contrario, seguirá popularizándose porque refleja la necesidad de lo instantáneo, de la velocidad en que se vive y que exige respuestas igual de rápidas, porque la conexión es continua y la comunicación inmediata. El SMS tiene, en este aspecto, las connotaciones del lenguaje íntimo, del tú a tú, de la informalidad. Libre de la rigidez que implica la direccionalidad múltiple del contenido, las normas son, más que flexibles, individuales.

La velocidad implica también la lucha contra la sobreinformación. Quien usa un SMS, envía un mensaje directo. Se decide por la precisión ante la saturación de información a la que se ve sometido. Se limita a la pregunta y respuesta, a la información concisa.

 

III

Ya sea que las composiciones SMS actúen como iconos de la palabra escrita o como pictografías abreviadas, representan al objeto, la acción, el pensamiento, la exclamación, la situación. Este lenguaje, como cualquier otro, funciona porque en una comunidad existe consenso sobre lo que significan los símbolos. La interpretación tiene un componente subjetivo. El lenguaje SMS no está exento de matices pero se apoya en el trabajo del receptor, nutrido, precisamente, por ese vínculo íntimo que tiene con el emisor. De tres signos impronunciables, puede componer aquello a lo que aparentemente renuncia la transmisión instantánea del mensaje: la descripción, la coordinación, incluso el gesto.

Cuando las limitaciones técnicas se superen, ya sea por la iniciativa de los proveedores de servicios o por la acción de los informáticos o los hackers, el lenguaje SMS iniciará su andadura literaria. Ahora es como el lenguaje sin pretensiones que los bárbaros utilizaban para el ganado y la familia. Sin embargo, la llegada de un autor forjará un lenguaje culto. Como hizo Dante con el italiano, este autor hará literatura. Una literatura, no obstante, sin posibilidades de pronunciación, lo cual, con los medios de comunicación actuales quizás tenga poca importancia, pues usted cómo se comunica más: ¿escribiendo por e-mail o hablando por teléfono?

 

IV

Unas mínimas convenciones:

 

——<-@ = obsequio/rosa/declaración de amor o amistad

–.– = avión/ he fumado un porro

/ = terminación “mente” y terminación “ción”

=/ = igualmente

* = beso

🙂 = feliz

:d = muy feliz

:p = burla/broma/sacar la lengua

1kf? = verse un rato/tomar un café

20 = vente

20 xak = ven acá/ven a casa

2sx = bisexual

8==0 = pene

(l) = vagina

9o = nuevo

x = por/para

kdd = encuentro/reunión/quedada

d+ = demás / además / demasiado

dnd = dónde

dm1tq = llámame por teléfono/dame un toque

e-m = correo electrónico

find = fin de semana ~

 

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(Lima, 1970) es escritor y periodista. Su último libro es la novela Tiempo de encierro (Lengua de Trapo, 2013).


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