Es interesante el balance –creo que muy negativo– que Ricardo Cayuela Gally y Rafael Lemus hicieron de la celebración del bicentenario mexicano (Letras Libres, 114). Sobre todo, porque parece que allí ha sucedido como aquí: mucho preparar, mucho hablar, mucho cargo –¡Felipe González fue nombrado embajador para la celebración de los Bicentenarios de la Independencia de las Repúblicas Iberoamericanas, así, con todas sus letras!– para nada. Es difícil saber si España tenía mucho que celebrar, la verdad, pero, si se puso tanto énfasis y tanto se prometió, algo se podría haber hecho. Pero claro, eso habría significado tener ideas en política exterior. ~
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