Vienes de primavera
ahora que puedo oírte, bullir
aún invisible de pájaros que pían
vienes con la gran luz
y alguien
se detiene para que el sol lo envuelva
ahí, en la acera, levanta
la cabeza y gira el rostro
al recibirlo. Antes, sentado
arrastraba áspero un pie, casi
no perceptible, áspero y sordo
cuerpo solo de sí.
Con la garza
llegaste, sobre la hierba alta
y gris que dejó el hielo. Desde allí yo te traigo
un rumor de castaños y una taza de leche, como
cena los traigo, ahora que es febrero
y vuelve quieta a sonar esa música. ~
La limpieza de líneas que dibujan
una cocina, las aristas y la luz espaciosa; una foto
con la grisura matizada de un dibujo a lápiz, un
Le Corbusier trazado a mano. La curva
de un pez fresco sobre la encimera, junto a la jarra
de loza y una cafetera de aluminio; se abren
al campo, casi del todo acristaladas, las paredes
en ángulo, los árboles del bosque y el césped
del jardín. Ir a poner el pescado en el horno sería
la acción próxima, es el pez quien dice que la casa
es habitable y habitada, lugar para una vida
buena, con té y prolongadas sobremesas. Ir
a morir sería una certeza de aristas
leves, el bienestar de una lectura –el Lenz
de Büchner– y memoria de un arte –aquel ángel
u otro, ángel olvidadizo, con caminante y
despedida–. La angustia o el temor vendrían
matizados por un saber y una calma que se dibuja
a lápiz. El gran pez, ojo redondo, boca
abierta, se aplasta, dientecillos punzantes, frío
sobre los azulejos de la encimera blanca. ~
Separa el arco doloroso –mandíbula
cuenca del ojo– del dolor, como la brisa
mueve las hojas de los chopos, abrazo o abanico
tan alto ya. La desesperación y la ternura
brotaban del arroyo, de un verano con agua
pero leía que el tacto en la madera, si
separa el dolor, traería un apacible
ensimismarse el ojo ajeno. ~
(Santianes de Pravia, Asturias, 1950) es poeta y ensayista. En 2008 Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores publicó su poesía reunida en el volumen 'Esa polilla que delante de mí revolotea'.