Un poema del cuerpo

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El cuerpo recuerda, dice Sándor Márai,

como si hablara de un espejo.

 

De los cinco sentidos con que fue dotado

el hombre, el tacto es el más confiable.

 

No lo confunde la noche redonda

ni se retira con la llegada de la aurora.

 

El cuerpo tiene su propio laberinto,

su oculta geografía de caminos y posadas.

 

El cuerpo recuerda, es verdad, es verdad, y sus memorias

nos hablan de esplendores sedosos y humedades. ~


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