Hace años, con motivo del centenario de su nacimiento, escribí un libro titulado Un corazón adicto: la vida de Ramón López Velarde (FCE, 1989). El libro, profusamente ilustrado por el iconógrafo Xavier Guzmán Urbiola, reproducía casi todas las fotografías del poeta que los estudiosos habían reunido hasta entonces.
No recuerdo de qué libro pionero salió esta fotografía:
El pie de foto decía en aquella edición que sus figurantes eran los hermanos López Velarde, Ramón (a la derecha) y Jesús, y entre ellos su tío materno, Salvador Berumen.
Así lo dejé, pero es un error. Quien aparece al centro es Manuel José Othón, el poeta potosino al que López Velarde veneraba y a cuyo espíritu dedicó La sangre devota en 1916. Creo que esta fotografía, más o menos de la misma época, del autor del “Idilio salvaje” lo demuestra.
En alguna crónica, López Velarde recuerda que “cuando Othón llegaba de San Luis con su cabeza al rape y embutida en los hombros, contemplábamos su marcha sobrecogidos, como párvulos ante una fiera suelta”. Un día, queda claro, logró vencer su timidez, se acercó al maestro y hasta se consiguió una foto con él y con un amigo… ¿Pedro de Alba? ¿Enrique Fernández Ledesma?
La foto tuvo que ser tomada en 1905 o 1906 en Aguascalientes, poco antes de la muerte de Othón, a los 48 años de edad, en noviembre de ese año en San Luis Potosí.
Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.