Zumba, escarabajo de colores

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Al contemplar el primer nรบmero de Zumba, por una improbable asociaciรณn de ideas, relampaguean en mi mente los versos del poeta Manuel Josรฉ Othรณn: โ€œsobre el gรฉlido estanque adormecido/ zumba el escarabajo de coloresโ€. Repuesto del salto inconsciente a la parcela mรกs decadentemente cursi de mi personalidad, vuelvo al siglo XXI y veo ante mรญ al colombiano Beto Pรฉrez, el gran triunfador del sudor con ritmo, ofreciendo a todos los televidentes el nuevo mรฉtodo corporal que acaba con el spinning, supera al pilates y estรก causando furor en Estados Unidos: โ€œZumbaโ€ o cรณmo practicar la gimnasia con lycra hasta la extenuaciรณn y mรกs allรก, a golpe de quebradita, merengue o reggaetรณn. Tan ilustre atleta aclara en una reciente entrevista que le puso ese nombre a su vertiginoso sistema antigrasa โ€œporque ’zumba’ significa fiesta en mi paรญsโ€ y sobre todo โ€“aรฑade con suma lucidezโ€“ porque โ€œes una palabra pegajosaโ€, lo cual es sensorialmente cierto y trasciende el primer nivel glandular al que รฉl sin duda se refiere.

Salgo de la gimnasia del cuerpo e intento volver a la magnesia del espรญritu cuando escucho la voz del cubano Ricardo Martรญnez, solista del Cuarteto Oriental, cantar en 1920 aquello de โ€œa mi negra le zumba el mangoโ€, expresiรณn que demuestra cientรญficamente la imposibilidad de separar el cuerpo del espรญritu o, lo que es lo mismo, que consagra el axioma de que toda poesรญa es, por definiciรณn, copulativa.

Ya muy relajado, sin la angustia del pecado original, pues resulta que no es pecado y, la verdad, a fuerza de cometerlo tampoco era nada original, abordo la zumbona elasticidad de este pegajoso nombre sin ningรบn prejuicio y con mucho swing.

Pues aquรญ y ahora, Zumba es la nueva propuesta de la siempre inquietante discogrรกfica Nuevos Medios, impulsora durante los รบltimos veinte aรฑos de lo mรกs importante y seรฑero del panorama musical espaรฑol y directamente responsable del alumbramiento de los llamados jรณvenes flamencos.

Y una primera constataciรณn es que hay que estar verdaderamente โ€œzumbaosโ€ para atreverse a sacar en el panorama cibernรฉtico actual โ€“que vomita pseudo-cultura virtual en todas direccionesโ€“ una revista a la manera antigua, รกvida de tacto, en la que el destello de las tipografรญas y las imรกgenes atrapa la mirada del lector y le incita a seguir su vuelo. Por paradรณjico que parezca, en materia de lectura no hay organismo vivo mรกs perfecto ni tecnolรณgicamente avanzado que el viejo caparazรณn de papel impreso con sus tintas de colores.

De la mano editorial de Mario Pacheco, Carmen Garcรญa Bermejo y Paul Hurtado de Mendoza, se lanza al mercado una publicaciรณn semestral que reivindica ese espacio comรบn en el que se entrecruzan, confunden y difunden la mรบsica, la plรกstica y la literatura. Con el sugerente tรญtulo de su primer nรบmero โ€œEl sonido de las ciudades: Buenos Aires, Jerez y Ciudad de Mรฉxicoโ€ y la sensualidad hipnรณtica de la actriz de variedades Olive Thomas, dibujada en 1920 por Alberto Vargas, como portada, despega esta propuesta estereofรณnica, tanto en el sentido metafรณrico como literal de la palabra, pues la solapa posterior esconde un interesantรญsimo cd: Jerez, la ciudad que canta.

Ya hemos dicho mรกs arriba que desde el mismo nombre la revista es un acierto sonoro y llama la atenciรณn. No en balde la primera acepciรณn de la palabra es โ€œcencerroโ€ (lo que confirma, por otro lado, la sospecha apuntada unos pรกrrafos mรกs arriba de que estos temerarios del ritmo estรกn como รญdems y desafรญan todas las leyes del mercado). Pero Zumba suena, sobre todo, a todo lo demรกs: a zumbar, a zumbido, al negro zumbรณn, al mรญtico esclavo rebelde brasileรฑo Ganga Zumba, fundador del Quilombo de Palmares en el siglo XVII, y asรญ sucesivamente, como una caja de resonancia mรบltiple que sugiere un espacio de agitaciรณn cultural contundente, alegre, pertinaz, provocativo, tropical y no sรฉ cuantas cosas mรกs.

El editorial de la publicaciรณn apunta varias seรฑas de identidad: la reivindicaciรณn de โ€œla mรบsica popular como algo mรกs que un objeto de consumoโ€ y la aboliciรณn de las fronteras artificiales que asfixian ese inmenso territorio รบnico y comรบn de la cultura, normalmente segmentado en sus especialidades artรญsticas y cuya historia parece siempre condenada a habitar distintas celdas numeradas en la cรกrcel del tiempo. A estas alturas ya estรก sensiblemente demostrado que cuando lees a Cortรกzar o Boris Vian suena jazz y que Garcรญa Lorca sabe a cante jondo, por lo que no te sorprende comprobar cรณmo Olive Thomas se insinรบa desde una portada de 1920 a un Bob Dylan, visiblemente sorprendido en 1962 por el fotรณgrafo John Cohen, en un interior de Nueva York. El equipo agitador tambiรฉn entiende, por otro lado, que el origen del arte โ€“como el de la vidaโ€“ hay que buscarlo en la tradiciรณn, pues โ€œlo popular โ€“como decรญa Robert Schumanโ€“ es la รบnica fuente de todo arte verdaderoโ€. Y que la publicaciรณn โ€œquiere tratar de lo รบltimo pero buscando en el pasado la interpretaciรณn del presenteโ€, es decir, moviรฉndose en la corriente alterna y circular que alimenta toda cultura desde la รฉpoca de Octavio: tradiciรณn y modernidad.

Finalmente, en una coyuntura francamente patรฉtica (nunca mejor dicho) de nuestra singular Espaรฑa plural, con reivindicaciones tribales y excluyentes de nuevas naciones genรฉticamente puras que recuerdan vivamente lo peor del imperialismo del caudillo, es sumamente reconfortante su decidida apuesta por el mestizaje, que invita a ser mรกs en vez de a ser menos, a ser diferente y contradictorio en lugar de รบnico e idรฉntico, y a ser cosmopolita en vez de ser de Barakaldo. Una revista latinoamericana en red, cuyo centro estรก en todas partes y cuyo primer nรบmero nos transporta desde el barrio de Santiago en Jรฉrez (ya algo โ€œachispaosโ€ a base de finos y el cante de La Macanita, El Torta, Agujetas, Diego Carrasco y muchos otros) a un caleidoscรณpico Buenos Aires, en el que coinciden Gardel con el tango, Piazzolla mรกs allรก del tango, y los rockeros contra el tango y por el tango (entrevistas a Aterciopelados y Spinetta); para llegar despuรฉs a la Ciudad de Mรฉxico, cantina de almas para Josรฉ Alfredo y โ€œhoyo fonquiโ€ para el rock alternativo y subterrรกneo; con escapadas intermedias al Nueva York en blanco y negro de Kerouac y Woody Guthrie o en negro y negro de Muddy Waters y Bola de Nieve.

Textos de Carlos Monsivรกis, Juan Villoro, Xavier Velasco, Carlos Lencero, Martirio, dibujos de Victor Coyote, Ulises Culebro y mucho, mucho mรกs. Mรบsica, narraciones, crรณnicas, entrevistas, fotografรญas e ilustraciones estrictamente contemporรกneas aunque unas provengan del pasado, otras del presente y algunas directamente del futuro mรกs remoto. Por eso conviene estar fรญsicamente en forma y combinar su lectura con esforzadas sesiones de samba-reggae para poder salir zumbando al kiosco a atrapar mรกs escarabajos de colores. ~

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(ciudad de Mรฉxico, 1958) es abogado, periodista y crรญtico musical. Conduce el programa colectivo Sonideros de Radio 3 en Radio Nacional de Espaรฑa.


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