Clarice Lispector: marginal y central

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Clarice Lispector, al centro, por favor: โ€œYa sรฉ quรฉ es lo que se llama verdadera novela. Sin embargo, al leerla, con sus tramas de hechos y descripciones, sรณlo me aburre. Y no escribo la clรกsica novela. Sin embargo es novela realmente. Sรณlo que lo que me guรญa al escribirla es siempre un sentido de bรบsqueda y descubrimiento.โ€ Al margen, Robert Graves anota que no existe sino una historia en la literatura, y nada mรกs que una: la bรบsqueda. La bรบsqueda y la obra de Clarice Lispector comprende novelas como La pasiรณn segรบn G.H. (1964), Aprendizaje o El libro de los placeres (1969), Cerca del corazรณn salvaje (1944), su primera novela, y La hora de la estrella (1977), รบltima novela que publicรณ en vida. Clarice Lispector muriรณ en Rรญo de Janeiro en diciembre de 1977. A treinta aรฑos de su muerte, cabe revisar el margen de su obra, los textos que publicรณ en el Jornal do Brasil de 1967 a 1973. Revisar el margen de su obra porque allรญ revisa su centro, su obra y su vida.

Clarice Lispector naciรณ en Tchetchelnik, Ucrania, a principios de los aรฑos veinte. โ€œHay tres cosas por las que he nacido y por las que doy mi vida. Nacรญ para amar a los demรกs, nacรญ para escribir, y nacรญ para criar a mis hijosโ€, publicรณ en el Jornal do Brasil en mayo de 1968. De ascendencia rusa y judรญa, llegรณ a Brasil con sus padres a los dos meses. โ€œTengo una alegrรญa: pertenezco, por ejemplo, a mi paรญs, y como millones de otras personas pertenezco tanto a รฉl que soy brasileรฑa.โ€ Cuando era niรฑa muriรณ su madre, viviรณ en Recife con su padre y con su hermana. Estudiรณ derecho en 1939 y pronto se casรณ con Maury Gurgel. Tuvo dos hijos, Paulo y Pedro. Clarice Lispector, hay que decir, era guapa. โ€œEl mayor piropo que he recibido: Estaba en Nรกpoles andando por la calle con mi marido. Y un hombre dijo en alto a otro, querรญa que yo lo oyese: โ€˜Con mujeres como รฉsta contamos para reconstruir Italiaโ€™.โ€ Y, digamos, estas minucias biogrรกficas importan porque son protagรณnicas en la columna que mantuvo seis aรฑos, pocos antes de morir. Semanalmente expuso al lector โ€“su columna y un psicรณlogo eran uno mismoโ€“ los pormenores de su vida diaria. โ€œHe mandado reparar mi mรกquina de escribir. Enrollado en el rodillo (o como quiera que se llame eso que ustedes saben) todavรญa estaba en el papel donde el tรฉcnico habรญa escrito para probar si ya funcionaba bien. En el papel estaba escrito: sdfgรงlkjaev que Dios sea alabado poy3c.โ€ Los detalles de sus dรญas, las conversaciones por telรฉfono con sus amigas, las conversaciones con los taxistas, las preocupaciones de sus hijos, la crรณnica de sus insomnios, lo que estรก al margen de su obra es el centro en su columna. Expuso en el periรณdico lo que hacรญa diario y, del mismo modo y no con menos pudor, volvรญa una y otra vez a su obra publicada o en proceso de creaciรณn. โ€œLo que yo quiero contar es tan delicado como la propia vida. Y quisiera poder usar la delicadeza que tambiรฉn hay en mรญ junto con la rudeza de campesina que es lo que me salva.โ€

Clarice Lispector, desde el margen de su obra, llegรณ al centro de su narrativa. Y, bien cabe decirlo, releyendo los textos que publicรณ en el periรณdico, algo sobresale. Sobresale que se revela una autora precisamente marginal. Pero, a ver, vamos a ver. Sรณlo por esta ocasiรณn, Deleuze y Guattari: โ€œUna literatura menor no es la literatura de un idioma menor, sino la literatura que una minorรญa hace dentro de una lengua mayor.โ€ Pensemos los dobleces de su marginalidad, la minorรญa a la que Clarice Lispector pertenecรญa. Ucraniana y judรญa en Brasil, escribiendo en el idioma originalmente de Fernando Pessoa. Una mujer que escribiรณ su obra en el portuguรฉs de Brasil. Y que, a la postre, usรณ ese idioma para narrar en un periรณdico los detalles de su vida. Es una suma fรกcil. ยฟPuede pensarse en margen mรกs extremo? Pues bien, desde allรญ, Lispector peleรณ. Peleรณ, escribiรณ una vasta obra. Y, no sรณlo eso, la obra de Clarice Lispector es sencillamente central.

Pero, por favor, Clarice Lispector, al margen. Borges, en una de sus conferencias pronunciadas en Harvard durante el otoรฑo de 1967, dijo: โ€œNo creo que los hombres se cansen nunca de oรญr y contar historias. Y si junto al placer de oรญr historias conservamos el placer adicional de la dignidad del verso, entonces algo grande habrรก sucedido.โ€ Mientras Borges pronunciaba estas palabras que bien se aplican a los libros de Lispector, curiosamente, en el otoรฑo de 1967 se incendiรณ un departamento en Brasil. Ese departamento, el de Clarice Lispector, se incendiรณ. Se quedรณ dormida con un cigarro prendido, al despertar tratรณ de apagar las llamas con la mano y, como sospechamos, se quemรณ. โ€œCuando me sacaron los puntos de entre los dedos de la mano operada, gritรฉ. Soltรฉ gritos de dolor, y de cรณlera, porque el dolor parece una ofensa a nuestra integridad fรญsica. Pero no fui tonta. Aprovechรฉ el dolor y gritรฉ por el pasado y por el presente. Hasta por el futuro gritรฉ, Dios mรญo.โ€ Y, tal vez, del mismo modo la autora aprovechรณ su idioma para hacerlo gritar. Y vaya que lo hizo gritar hasta en los detalles de su dรญa a dรญa. Clarice Lispector pasa al centro para evitarnos un grito aquรญ: โ€œTuve un sueรฑo tan fuerte que durante unos minutos creรญ en รฉl como en una realidad. Soรฑรฉ que aquel dรญa era Aรฑo Nuevo. Y cuando abrรญ los ojos lleguรฉ a decir: ยกFeliz Aรฑo Nuevo!โ€ ~

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