Ilustraciรณn: Raquel Marรญn

Cube Bonifant, una vida en la prensa

Por mรกs de veinte aรฑos, Bonifant describiรณ la vida cotidiana en el Mรฉxico posrevolucionario con humor beligerante. Su prolรญfica obra no impidiรณ que desapareciera de la vida pรบblica en la segunda mitad del siglo XX. Se tratรณ de la primera cronista del periodismo mexicano.
Aร‘ADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

En marzo de 1921 una chica de diecisiete aรฑos comenzรณ a escribir una columna para la revista semanal El Universal Ilustrado. Habrรญa podido ser un encuentro efรญmero entre una joven con curiosidad literaria y una publicaciรณn que cultivaba asiduamente pรบblico femenino. No eran pocas las tiples, actrices o muchachas de sociedad que publicaban algรบn artรญculo en sus pรกginas. Pero no fue el caso. Esa columna marcรณ el principio de una larga colaboraciรณn que impulsรณ una carrera de tres dรฉcadas y mรกs de tres mil artรญculos. Cube Bonifant llegรณ a ser la periodista mรกs prolรญfica del Mรฉxico posrevolucionario, con una obra que abarca desde artรญculos femeninos hasta sรกtira polรญtica y crรญtica cinematogrรกfica. Cronista sui gรฉneris, Bonifant nunca se ocultรณ tras el anonimato del reporter: en los primeros aรฑos su tema predilecto era ella misma, pero pronto fue reconocida por su humor beligerante y por su impaciencia ante la impunidad del poder y la hipocresรญa de los discursos nacionalistas.

Rastrear una obra esparcida en diarios y revistas es tambiรฉn hurgar en la intimidad del pasado. Los textos de Bonifant de los aรฑos veinte fluyen de las minucias de la vida cotidiana en la ciudad de Mรฉxico. Se descubre la monotonรญa de las tardes, la humedad de los teatros, el humo de los cabarets, la incomodidad de las butacas de cine, la dificultad de conseguir nuevas lecturas. A la vigilancia de las chaperonas se suman los ritmos del charleston y del foxtrot, el cosmopolitismo forzado de la juventud se diluye en la rigidez de una sociedad fragmentada social y racialmente. Las empobrecidas familias porfirianas se codean con la nueva รฉlite polรญtica de Sonora y Sinaloa, mientras los frecuentes balazos en la Cรกmara de Diputados coexisten con el idealismo revolucionario. Los detalles inesperados que emergen de las crรณnicas de Bonifant implican tambiรฉn grandes silencios. Aunque sus datos biogrรกficos generales pueden trazarse, mรกs allรก de sus propios textos poco se sabe de sus ambiciones y menos aรบn de sus probables decepciones.

Cube Bonifant naciรณ en 1904 en El Rosario, Sinaloa, un estado โ€“segรบn ellaโ€“ algo โ€œdesprestigiado por estar cerca de Sonoraโ€. Llegรณ a la ciudad de Mรฉxico con su madre y su hermana alrededor de 1920, huyendo de la violencia revolucionaria. Muy pronto frecuentarรญa a algunas de las figuras clave del periodismo de la รฉpoca, en particular a Carlos Noriega Hope, un joven cinรฉfilo reciรฉn llegado de Los รngeles que dirigรญa El Universal Ilustrado, con la idea de convertirla en una revista de alto tiraje similar a las estadounidenses Harperโ€™s Bazaar o Vanity Fair. Noriega Hope buscaba una joven voz femenina que reflejara las nuevas posibilidades que se vislumbraban para las mujeres, quienes entraban poco a poco en la fuerza laboral y empezaban a definirse ahora por sus decisiones como consumidoras y no solo por sus lazos familiares. Cube Bonifant, con su cabello cortado โ€œa la pelonaโ€, su afรกn por fumar en pรบblico y sus gustos heterodoxos โ€“preferรญa los toros a la รณpera, detestaba las flores y los niรฑosโ€“ colmarรญa este vacรญo editorial.

Bonifant se transformรณ rรกpidamente de provinciana reciรฉn llegada a figura pรบblica del pequeรฑo mundo capitalino. Su primera columna estaba acompaรฑada a menudo de una foto o caricatura de la joven cronista, que โ€“al acentuar su cabellera alborotada y sonrisa maliciosaโ€“ enfatizaba su aspecto de enfant terrible. En junio de 1921 figurรณ en la portada de El Universal Ilustrado como la estrella de โ€œProducciones Silvestre Bonnardโ€, pseudรณnimo que Noriega Hope, lector asiduo de Anatole France, usรณ cuando dirigiรณ la pelรญcula La gran noticia, protagonizada por la cronista. Con cierta regularidad Bonifant participรณ en entrevistas, en encuestas tan memorables como โ€œยฟCuรกl gรฉnero de revista prefiere usted?โ€ y, en una ocasiรณn, fungiรณ como juez en uno de los mรกs extraรฑos concursos de esos aรฑos: el de la Cenicienta mexicana, al que acudieron mรกs de trescientas concursantes a medirse una pequeรฑa zapatilla con la intenciรณn de ganar alguno de los lujosos premios obsequiados por las tiendas mรกs elegantes de Mรฉxico.

Aun cuando destacรณ como portavoz de la moderna feminidad de los aรฑos veinte, Bonifant rechazaba constantemente esta responsabilidad. Cierto grado de rebeldรญa se esperaba de ella โ€“era indisociable de su perfil irreverente y novedosoโ€“, pero el antagonismo de la cronista no era meramente decorativo. Con frecuencia se dirigรญa a un pรบblico masculino desde su columna โ€œSolo para mujeresโ€: hablaba de futbol, de cine, de toros. Polemizaba de modo estridente, porque querรญa ser escuchada desde otros registros, no solo el de โ€œcronista para mujeresโ€. En 1923, se peleรณ con el escritor Francisco Monterde Garcรญa Icazbalceta โ€“cuyo nombre, segรบn ella, era inversamente proporcional a su estaturaโ€“ y con el caricaturista Ernesto โ€œEl Changoโ€ Garcรญa Cabral, a quien reprochaba la tendencia a dar largos discursos, copa en mano, en los lujosos banquetes donde la intelectualidad del momento se reunรญa a celebrarse a sรญ misma. Este รบltimo le contestaba desde las pรกginas del Excรฉlsior a travรฉs de una serie de caricaturas que la atacaban por su supuesta promiscuidad, su corta cabellera y sus ambiciones artรญsticas. En una de ellas, Garcรญa Cabral hizo referencia al periodista Francisco Zamora โ€“el รบnico hombre en Mรฉxico que, segรบn รฉl, tenรญa la desgracia de dedicarse al โ€œCubismoโ€โ€“, haciendo pรบblica la compleja relaciรณn que la cronista mantenรญa con este hombre casado, varios aรฑos mayor que ella y quien llegarรญa a ser su compaรฑero de vida.

La animosidad que causรณ Bonifant en el medio literario y periodรญstico se debรญa, en buena medida, a su รฉxito en un gremio predominantemente masculino y a su reticencia a quedarse en el rincรณn de la โ€œcrรณnica femeninaโ€. Aunque compartiรณ un gusto por la provocaciรณn con otro escritor de su edad, Salvador Novo, careciรณ de su diplomacia selectiva. Sin embargo, no todas las tensiones que se generaron alrededor de la cronista se debieron a su facilidad para indignar sin discriminaciรณn. Bonifant encarnaba el ansia de contagio que muchos escritores varones sentรญan hacia una cultura de masas asociada con lo femenino, en la cual participaban activamente y que muchas veces era difรญcil de distinguir de su participaciรณn en proyectos mรกs โ€œliterariosโ€, como el cuento o la novela breve. El estridentista Arqueles Vela, con quien coincidiรณ en El Universal Ilustrado a principios de los veinte, es un ejemplo. Vela titulรณ โ€œComentarios frรญvolosโ€ a una de sus columnas, que incluso llegรณ a compartir espacio con los artรญculos de Bonifant. En febrero de 1925 el estridentista se dirigiรณ directamente a su vecina con una socarrona dedicatoria: โ€œa Cube Bonifant, para que lea una de mis crรณnicas, estรก tan llena de feminidadโ€. No se conocen las disputas tras bambalinas que provocรณ el comentario, pero sรญ podemos inferir que la cercanรญa temรกtica y fรญsica con Bonifant incomodaba a Vela, consciente de que la crรณnica, como gรฉnero hรญbrido y comercial, carecรญa de la supuesta virilidad que se esperaba de la literatura nacional.

Bonifant parecรญa nutrirse de las polรฉmicas que la rodeaban. En vez de desvanecerse de la vida periodรญstica tras sus primeros roces pรบblicos, aprovechรณ esa situaciรณn. De su columna inicial en El Universal Ilustrado en 1921 pasรณ, entre 1922 y 1923, a escribir casi diariamente para El Mundo, el proyecto editorial de Martรญn Luis Guzmรกn. En 1924 Bonifant regresรณ al consorcio de El Universal, donde comenzรณ su รฉpoca mรกs prolรญfica y diversa. Continuรณ con su columna โ€œfemeninaโ€, esta vez transformรกndola en una serie folletinesca titulada โ€œNotas de una casadaโ€, en la que satirizaban la nueva รฉlite norteรฑa que se habรญa instalado en el poder. Al mismo tiempo publicaba semanalmente en El Universal, en la misma secciรณn donde aparecรญa la memorable columna de Josรฉ Juan Tablada โ€œNueva York de dรญa y de nocheโ€, y redactaba columnas humorรญsticas que comentaban los รบltimos acontecimientos. En 1926 estrenรณ un nuevo pseudรณnimo, Luz Alba, bajo el cual ejerciรณ la crรญtica de cine, una prรกctica que la acompaรฑรณ por mรกs de dos dรฉcadas y que eventualmente le ganรณ el respeto que no obtuvo en sus otras facetas de cronista. Fue con la crรณnica cinematogrรกfica que Bonifant logrรณ por fin distanciarse de aquella expectativa que la limitaba como mujer periodista: dirigirse solo al pรบblico femenino.

Sortear la etiqueta de periodista โ€œfemeninaโ€ no fue fรกcil, por mรกs que Bonifant se hubiera dedicado a minar esta barrera desde sus primeros textos. La restringida movilidad que tenรญan las mujeres en la vida citadina se reproducรญa en las pรกginas de la prensa, donde tambiรฉn quedaban claramente marcados los espacios en los cuales no se podรญa incursionar. Estas restricciones fueron notables cuando Bonifant escribรญa para El Mundo en 1922. Comenzรณ titulando su columna โ€œSolo para ustedesโ€, pero rรกpidamente una intervenciรณn editorial โ€“con certeza del propio Martรญn Luis Guzmรกnโ€“ se asegurรณ de eliminar toda ambivalencia posible y se cambiรณ el nombre a โ€œSolo para vosotrasโ€. No ser tomada en serio, sin embargo, tenรญa ciertas ventajas. Bajo el manto de la frivolidad, Bonifant se permitรญa agudas y constantes crรญticas a la vida polรญtica mexicana. Muchas de sus crรณnicas aludรญan a una revoluciรณn truncada, a un paรญs que estrenaba un discurso intelectual sin que la cotidianidad reflejara las posibilidades de ese discurso. En sus textos aparecรญan con frecuencia polรญticos aficionados a los autos lujosos y al whisky, familias poderosas que hacรญan alarde de riqueza e impunidad, elecciones manipuladas, fondos malversados, y todo ello dejaba en evidencia la enorme distancia entre el nacionalismo oficialista y las realidades sociales y econรณmicas del paรญs.

Una de las columnas mรกs originales โ€“e incisivasโ€“ de Bonifant fue โ€œEstaciรณn Radiodifusora del Ilustradoโ€, que circulรณ entre 1931 y 1933. Venรญa firmada por qb, una versiรณn aรบn mรกs andrรณgina de su apodo y pseudรณnimo predilecto, Cube, y solo el ocasional detalle ofrecido por la cronista delataba su gรฉnero. La columna se concibiรณ como una parodia de la radio mexicana de los tempranos aรฑos treinta. Consistรญa en fragmentos breves, usualmente comentarios sarcรกsticos sobre las รบltimas noticias, intercalados por interrupciones como โ€œCU CUโ€, โ€œTIN TON TANโ€ o โ€œTRRRRRRRRRRRโ€, que aludรญan a los sonidos y la interferencia propia de los radios de la รฉpoca. A menudo, Bonifant jugaba con recrear textualmente las experiencias del radioescucha, con apartes como โ€œy ahora, ante nuestro micrรณfono, que es nada menos que la mรกquina de escribir, vamos a principiarโ€, o bien โ€œhaga girar el botรณn de su radio (veinticinco centavos que estรกn en su bolsillo) y ya estamos saludรกndoloโ€.

No era la primera vez que El Universal Ilustrado le cedรญa espacio en sus pรกginas a la radiofonรญa. En 1923, casi diez aรฑos antes de โ€œEstaciรณn Radiodifusoraโ€, Noriega Hope habรญa dirigido la primera estaciรณn comercial de radio en Mรฉxico y le habรญa dedicado un nรบmero completo de su revista al medio. Esas pรกginas ponรญan al descubierto la fiebre vanguardista por la radio, con una variedad de textos que incluรญan la oda a la radiofonรญa de Manuel Maples Arce, โ€œtshโ€ (telefonรญa sin hilos) y una crรณnica de Arqueles Vela titulada โ€œEl hombre antenaโ€. Pero en este lanzamiento eufรณrico del nuevo medio no figurรณ Bonifant, ni ninguna otra escritora. Cuando Bonifant estrenรณ su columna, la radio habรญa dejado de ser una fascinaciรณn literaria. La radiofonรญa a la que aludรญa la cronista ya formaba parte de una cultura de masas estandarizada, en la cual sonidos reconocibles marcaban las transiciones entre los programas y anuncios publicitarios se intercalaban aleatoriamente con las noticias. Pero el marco parรณdico de Bonifant claramente dialogaba a posteriori con las vanguardias y su formato fragmentado le permitรญa comentar irรณnicamente una gran variedad de acontecimientos polรญticos y sociales. La corta duraciรณn de la columna se debiรณ, podemos conjeturar, a las explรญcitas crรญticas que Bonifant dirigiรณ a figuras polรญticas del momento. En su รบltimo artรญculo, en marzo 1933, la cronista anunciรณ que โ€œel sueldo de los maestros de Puebla va a ser reducido, dizque con el objeto de que siendo menor, pueda en adelante ser pagado con puntualidadโ€. Esta declaraciรณn llevรณ a que Noriega Hope pidiera una disculpa pรบblica en nombre de la revista, tras la cantidad de cartas de poblanos indignados que llegaron a la redacciรณn. A raรญz de esto, el irascible director seguramente decretรณ el fin de la โ€œEstaciรณn Radiodifusoraโ€ de Bonifant. Pero el silencio de la cronista durรณ poco. Unas semanas despuรฉs inauguraba otra columna humorรญstica, โ€œCorreo aรฉreoโ€, donde retomarรญa sin concesiones sus acerbos comentarios a la sociedad de su รฉpoca.

A mediados de los aรฑos treinta, las crรณnicas de Bonifant se tornaron casi exclusivamente a la crรญtica cinematogrรกfica. Su columna mรกs importante, โ€œEntre las sombras que hablanโ€ โ€“en alusiรณn al aรบn reciente fenรณmeno del cine sonoroโ€“, le facilitรณ una presencia mรกs estable y constante en la vida cultural del paรญs. Seguรญa siendo provocadora, pero lo hacรญa de modo mรกs constructivo. Tenรญa clara conciencia de su responsabilidad crรญtica al momento de denunciar la mala calidad de un cine mexicano que se amparaba en la autocomplacencia nacionalista. Pero Bonifant se esfumรณ de la vida periodรญstica de un modo tan repentino como llegรณ. Si escribiรณ despuรฉs de la segunda mitad de 1940 fue poco o nada. Viviรณ en el olvido pรบblico hasta su muerte en 1993, aunque dejรณ en las pรกginas de la prensa sus intimidades, sus disputas, sus enormes silencios. ~

+ posts

Es doctora en letras hispรกnicas por la Universidad de Harvard. Descubriรณ a Cube Bonifant mientras investigaba las crรณnicas periodรญsticas de Roberto Arlt, Mario de Andrade y Salvador Novo.


    ×

    Selecciona el paรญs o regiรณn donde quieres recibir tu revista: