Hace no mucho fui a la Feria del Libro de Braga en Portugal y, en un descuido de los organizadores, me escapรฉ y visitรฉ la aldea en que naciรณ Carmen Miranda. Me llevaron hasta allรญ en coche unos amigos. La aldea ahora ya es un pueblo y entre otras sutilezas presume de tener una iglesia del arquitecto comunista รlvaro Siza. No tenรญa yo ni idea de que Carmen Miranda, que tan atrapado y fascinado me tuvo en mi juventud cuando vi en Parรญs Banana Split, habรญa nacido en la aldea de Marco de Canavases y emigrรณ de niรฑa con sus padres al Brasil y de ahรญ viajรณ al firmamento de Hollywood.
ย ย ย ย ย Visitรฉ el pueblo, quise ver como un homenaje a la estrella de Banana Split que en su mercado dominical hubiera muchos puestos de venta de plรกtanos y, cuando ya creรญa que regresรกbamos a Braga, descubrรญ que para mis amigos el verdadero objetivo del viaje, mรกs allรก de Carmen Miranda, estaba en la cercana Amarante, donde se encuentra la finca rural en la que naciรณ, viviรณ y muriรณ un paisano de Carmen Miranda: el gran poeta Teixeira de Pascoaes (1877-1952), para muchos el mejor poeta portuguรฉs del siglo.
ย ย ย ย ย ยฟNo habรญamos quedado en que Pessoa era el mejor poeta portuguรฉs del siglo? Pues sobre gustos, como siempre, no hay nada escrito. A mรญ Pessoa me entusiasma pero juzgo exagerado que se ningunee al gran Pascoaes sรณlo porque en los aรฑos cuarenta decidieron resucitar a Pessoa y Sรก Carneiro en Portugal y producir la mayor sombra posible sobre la obra de Pascoaes y la Renascenรงa que รฉl capitaneรณ.
ย ย ย ย ย Pero โcomo dice Mario Cesarinyโ la sombra primera es la del dictador Salazar, al que le habrรญan convenido โesto lo digo yoโ unas nupcias con Marilyn Monroe, por ejemplo. Dice Cesariny:
Se dirรญa que Pessoa y sus personas y sus heterรณnimos eran cosa literaria, fingimiento, suplantaciรณn del yo no soy yo ni soy el otro, del “Ser o no ser…” En fin, con la resurrecciรณn de Pessoa y compaรฑรญa dejaron de plantearse cuestiones literariamente interesantes. Pascoaes afirmaba frente a Salazar la independencia de la literatura, lo que es bueno y bonito y le lleva a uno a inclinarse hacia la Literatura Pura. El juego puro. Eso estรก lejos de los que querรญan que un poema fuera un derrocamiento del espรญritu.Es verdad. Me gusta mucho Pessoa pero es cierto que, si uno lo piensa bien, es una verdadera pesadez todo eso de que si soy yo y ahora no lo soy, pero soy yo y no lo soy…
ย ย ย ย ย Fundador del “saudosismo” y autor de obras magistrales como San Pablo, Napoleรณn o Regreso al paraรญso, traducidas en los aรฑos treinta a muchas lenguas (al holandรฉs y al alemรกn por su amigo el gran poeta Albert Vigoleis Thelen), obras cuyo interรฉs renace de nuevo en Europa, donde vuelve a traducรญrsele, el gran Pascoaes fue un aficionado a un gรฉnero que hoy es de una belleza triste y anticuada โla escritura de cartasโ y que a รฉl le ayudaba a mantenerse en contacto desde su aislamiento de Amarante con lectores y escritores amigos.
ย ย ย ย ย Debo decir que su casa no es hoy un museo, sino un hogar habitado por Maria Amelia, la cordial sobrina del escritor, que vive allรญ con sus hijos y nietos y abre el lugar sรณlo para los amigos. Entrar en la casa es como viajar de las alegrรญas tropicales de Carmen Miranda a la tristeza granรญtica de Pascoaes. Todo en la casa sigue igual a como quedรณ hace medio siglo a la muerte del escritor. Impresiona ver el sombrรญo gabinete de estudio, la ventana โ”me acuerdo de la finca y su ventana… ยกY que Dios se acuerde por siempre de nosotros!”, le escribe Unamuno a Pascoaes tras visitar la casaโ, la terraza abierta a la Sierra de Marao, la biblioteca intacta, el escritorio y la austera cama diseรฑadas por รฉl, la fotografรญa africana del hermano aventurero (que escribiรณ un extraรฑo libro, Memorias de un cazador de elefantes), el jardรญn con la llamada “fuente del silencio” (donde grababa los nombres de sus visitantes ilustres y que, efectivamente, se ha quedado muda con la muerte de todos), e impresiona muy especialmente la mรญnima estancia acristalada โalgo asรญ como un invernadero humano en el jardรญnโ, donde Pascoaes, trรกgico y raro, se dedicaba a escribir en los dรญas de tempestad.
ย ย ย ย ย Y tambiรฉn causa impresiรณn โaunque estรกn debidamente fotocopiadas en Lisboaโ encontrar al alcance de la mano del visitante, almacenadas en cajas junto a la cama, las cartas que le enviaran Lorca, D'Ors, Raรบl Brandao, Unamuno y tantos otros, muchos catalanes entre ellos, algunos de cuyos nombres, en un arrebato de melancolรญa y por gentileza de Maria Amelia, anotรฉ para hacer aรบn mรกs grande y trรกgica esa fuente del silencio y del olvido que viaja siempre con el tiempo y las visitas: Josep Marรญa Capdevila, Matilde Mathieu de Maristany, Miquel Lladรณ, Enrique Rรกfols (de la Sociedad Catalana de Herรกldica), Ignasi Ribera y Rovira…
ย ย ย ย ย ยฟQuiรฉnes eran todos esos catalanes que le escribรญan? ยฟY quรฉ vida llevaron? La “fuente del silencio” ha acabado siendo tambiรฉn una fuente del olvido. Yo pensรฉ en esto cuando al caer la tarde dejamos atrรกs Amarante y en la mรบsica del coche comenzรณ a sonar, tambiรฉn melancรณlico, John Cale, con su famoso estribillo: “ยฟOs acordรกis de Carmen Miranda, os acordรกis?”
ย ย ย ย ย Yo pensรฉ que tambiรฉn de Carmen Miranda se habรญa ido perdiendo la memoria y que tambiรฉn su recuerdo un dรญa desaparecerรญa de este mundo como ha desaparecido ya la memoria de todos aquellos catalanes que le escribรญan a Pascoaes a Amarante para hacerle partรญcipe de penas y alegrรญas que el tiempo ha borrado y que el tiempo barre como el viento barre las hojas de alrededor de la “fuente del silencio”, hoy callada para siempre.
ย ย ย ย ย Con The Soul of Carmen Miranda fui dejando que la nostalgia de lo no vivido โdespuรฉs de todo estรกbamos en Portugalโ fuera apoderรกndose de mis recuerdos. Y pronto Amarante, las cartas de Lorca y Unamuno, la biblioteca intacta y la estancia acristalada para escribir con las tempestades fueron quedando atrรกs.
ย ย ย ย ย Ahora queda ya sรณlo el recuerdo de la lejana Amarante y comparar de vez en cuando versos de Pessoa con los de Pascoaes. Un puro juego literario. Pessoa con su quiรฉn soy y yo soy otro. Pascoaes escuchando al viento y escribiendo en las noches de tempestad sobre la Sierra de Marao.
ย ย ย ย ย Amarante, tan llena ella tambiรฉn de recuerdos de quienes ya no pueden recordar que allรญ, en otro tiempo, se viviรณ para el recuerdo. Y que Dios se acuerde por siempre de nosotros, como querรญa Unamuno. O no. Despuรฉs de todo, el viento sรณlo habla del viento. Y John Cale sรณlo habla de Carmen Miranda; nos pregunta obsesivamente, en su soul, si nos acordamos de ella. Yo hago la misma pregunta referida a Pascoaes y escucho al viento que pasa y que ya pasรณ antes y que me habla de memorias y saudades y me dice que maรฑana piensa volver a pasar. –