Estimado director:
Mi amigo Héctor Manjarrez, tan diestro escritor como perspicaz lector, tuvo la bondad de señalarme, en relación con mi ensayo “Un peatón converso (el otro día)” publicado en diciembre de 2009 en Letras Libres, que: a) la británica región de los Lagos no está en el altiplano escocés, según escribí erróneamente, sino “en los lowlands ingleses, en un condado que inventaron no hace mucho y llamaron, como si fueran romanos, Cumbria”; y b) que las calles de Guadalajara y Acapulco, al igual que la acera de números pares de la avenida Veracruz, no están en la Condesa, según yo creía y me cuesta trabajo dejar de creer, sino en “la belicosa Roma”.
Admirador de Recollections of the Lakes and the Lake Poets, del gran Thomas de Quincey, no sé de dónde diablos saqué la idea de que los Lagos estaban en Escocia. Más misteriosa aún me resulta la noción de que la Condesa se extiende hasta Durango y calles transversales: sólo que, por ser oriundo de la última cuadra de Mazatlán, hoy profanada por el Circuito Bicentenario antes Interior, yo haya querido inconscientemente que la colonia de mi infancia no terminara nunca.
Haré las correcciones pertinentes si alguna vez recojo mi ensayo en un libro. ~