Descartando la lluvia pertinaz y las distancias atroces, moverse en bicicleta en la ciudad de México tiene un solo inconveniente y cuando menos dieciocho enooormes ventajas.
1. Se trata de un vehículo mucho más barato que el automóvil y demanda pocos gastos: no hay que pagar tenencia, placas ni verificaciones. 2. No precisa combustible. 3. No contamina y siempre circula. 4. Usted hace ejercicio. 5. La velocidad depende de usted y de nadie más: el tráfico y los semáforos no necesariamente lo retienen; peatón con pedales, puede parar donde usted guste y entrar en contacto directo con los brotes de naturaleza citadinos como las chicas y los árboles. 6. Los topes no resultan molestos; entre más grandes, mejor. 7. Medio ideal de exploración urbana, por ejemplo, cuando se busca apartamento. 8. No desespere para hallar lugar: deje la bici casi en cualquier sitio, asegurándola con una cadena. 9. No habrá grúa que se la lleve al corralón. 10. Olvídese de los franeleros. 11. Emplee sin costo los estacionamientos de cines y supermercados. 12. Tome la banqueta en tramos donde se agolpan muchos coches o por extremar precauciones; la profusión de rampas para sillas de ruedas ha beneficiado de paso a los ciclistas, mientras conduzcan por la acera con cautela: los transeúntes tienen preferencia. (Por cierto, por las calles puede meterse en sentido contrario sin temor a ser multado: adiós mordidas, en bici será más difícil que se corrompa.) 13. Los embotellamientos se volverán cosa del pasado; las horas pico le inspirarán sanos sentimientos hacia todos los tristes conductores que parecen purgar culpas recónditas. 14. Como su bici es relativamente ligera, podrá cargarla sobre puentes peatonales y cruzar vías humillantes para el ciclista tipo Tlalpan o el Periférico. 15. La exasperación inútil que se apodera de muchos automovilistas no suele contagiarse a los bicicleteros, ni el peligroso afán por llegar antes de lo posible a sus destinos. 16. Con una mochila a la espalda, provisto su velocípedo de una canastilla, al hacer la despensa comprará lo necesario, en vez de salir con veinte cosas más de las que había anotado. 17. Su ventilación es estupenda, el cielo entero su quemacocos: en bici disminuirá el riesgo de contraer el virus AH1N1 y males peores. 18. Experimentará una libertad cercana a la de los pájaros y los peces, verá la urbe con otros ojos, percibirá los efluvios del paraíso soterrado.
El único inconveniente, por demás obvio, no consiste en que esta ciudad no esté pensada para andar en bicicleta –considérelo, tampoco fue planeada para tantas máquinas diabólicas–; el inconfesable defecto de la bicicleta lo abochornará y lo desalentará cuando pretenda convencer a su recatada novia de que se trepe en usted. ~
es miembro de la redacción de Letras Libres, crítico gramatical y onironauta frustrado.