Para usar una frase a tono con la fiebre futbolera, el canadiense Fawcett, que dio una notable vuelta de tuerca a la licantropía en Ginger Snaps (2000), tuvo en La oscuridad una buena cinta de terror, la hizo suya y la dejó ir. La mesa estaba servida: una actriz capaz, Maria Bello, en el rol de Adèle, una madre que lucha por sobrellevar la pérdida de su hija Sarah (Sophie Stuckey); una historia ambientada en la costa agreste de Gales que involucra la noción de Annwn, la tierra de los muertos de la mitología celta a la que los vivos pueden acceder en cuerpo o espíritu. La irrupción de Ebrill (Abigail Stone), una niña fallecida décadas atrás que guarda un inquietante parecido con Sarah, echa a andar un motor que se atasca a medio camino y contiene elementos sospechosamente similares a los de El aro. ~
(Guadalajara, 1968) es narrador y ensayista.