Las cuotas de la UNAM

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Constituciรณn: El primer punto del debate en torno al alza de cuotas de la Universidad Nacional es sobre su carรกcter constitucional. El artรญculo 3 establece que toda la educaciรณn que ejerza el Estado deberรก ser gratuita. La salvedad es que luego aclara que la educaciรณn que ejerce el Estado es a travรฉs de la Federaciรณn, los estados y los municipios, categorรญas exclusivas en las que no cae la UNAM. Ademรกs, la Constituciรณn establece como obligatoria la educaciรณn primaria y secundaria, y no la media superior ni la superior.
ย ย ย ย ย La UNAM es un organismo descentralizado del Estado, que se rige por su propia ley orgรกnica y que estรก facultada para establecer sus propios criterios acadรฉmicos y administrativos. En un sentido estricto, no forma parte del Estado mexicano: al rector no lo elige ninguno de los poderes de la Federaciรณn, los trabajadores de la UNAM no pertenecen al escalafรณn de los funcionarios pรบblicos, etcรฉtera. La UNAM siempre ha cobrado cuotas, lo que pasa es que lleva 50 aรฑos sin actualizarlas. Todos los que estudiamos en ella sabรญamos que habรญa que pagar en caja para poder inscribirse, aunque a decir verdad nunca nos preocupamos por el cambio cuando soltรกbamos una moneda de 50 centavos. Otro elemento jurรญdico adicional es que el Tribunal Supremo declarรณ, hace aรฑos, la constitucionalidad de la posible alza a las cuotas y sentรณ precedente jurรญdico, ya que se trata del รบnico รณrgano legal facultado para declarar la constitucionalidad o no de una ley, decreto, medida. Lo que en otras latitudes es el tribunal constitucional.
ย ย ย ย ย Justicia: El segundo punto tiene que ver con la justicia social y el apoyo a los mรกs desfavorecidos. La gente que exige la gratuidad de la UNAM, como en efecto es ahora con los 20 centavos de marras, cree que el Estado tiene dinero propio y que, en su maldad neoliberal, no quiere gastarlo en la UNAM. Todo el dinero que gasta el Estado proviene de la sociedad, de pobres y ricos, de los impuestos que pagan empresarios, profesionistas, burรณcratas. Si los alumnos que pueden contribuir con su aportaciรณn lo hacen, liberan de esa carga al resto de la sociedad. Lo grave serรญa que sรณlo estudiaran quienes pueden pagar las nuevas cuotas (hecho que de cualquier forma implica un subsidio enorme por parte del Estado), pero mรกs grave es aun que todos paguemos las cuotas, incluidos los que menos tienen. Dicho en otras palabras: todos los ricos que estudian en la UNAM se aprovechan del pueblo de Mรฉxico si no contribuyen con sus pagos. Asรญ de fรกcil.
ย ย ย ย ย Autonomรญa: Si la UNAM tiene que mendigar su presupuesto a un posible gobierno panista con botas en el 2000 (por proponer un escenario), mejor contar con recursos propios. Entre menos se dependa del gobierno, mejor.
ย ย ย ย ย Transparencia: Necesitamos saber en quรฉ se gasta el dinero y cuรกnto valen las cosas en la UNAM, no se vale exigir el apoyo de los exalumnos, empresas, alumnos y no presentar cuentas claras: cuรกnto ganan los funcionarios, de quรฉ dinero disponen, que se entiende por gastos de representaciรณn. Urge cambiar el paradigma de gastos de la UNAM, como ha escrito hasta el cansancio Guillermo Sheridan: la funciรณn docente debe estar mejor situada en el escalafรณn universitario que la administrativa. Cรกrdenas: Tiene derecho a opinar, faltaba mรกs. El problema es que su gobierno ha enviado una seรฑal unรญvoca: todos los lรญderes importantes del CEU trabajan (es decir, cobran) en el Gobierno del Distrito Federal. Los jรณvenes actuales que logren hacer una gran movilizaciรณn y parar las cuotas saben que podrรกn aspirar a algo semejante. Y a la UNAM, a la que todos dicen defender, que se la lleven al baile el TEC, la Ibero y demรกs universidades con presupuesto. –

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(ciudad de Mรฉxico, 1969) ensayista.


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