Las dictaduras latinoamericanas

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Con La fiesta del Chivo, Mario Vargas Llosa ingresa de manera magistral en la saga de novelistas que han retratado las dictaduras latinoamericanas, como Asturias en Seรฑor Presidente, Garcรญa Mรกrquez en El otoรฑo del patriarca o Augusto Roa Bastos en Yo, el supremo, por citar tres tรญtulos emblemรกticos. La novela recrea los entretelones de la dictadura de Leรณnidas Trujillo en la Repรบblica Dominicana. Con una vocaciรณn de estilo que recuerda a Conversaciรณn en La Catedral, y con un afรกn de precisiรณn documental que recuerda a Historia de Mayta, Vargas Llosa reproduce la atmรณsfera de complicidades y ambivalencias que hacen posible toda dictadura unipersonal. Por otra parte, despuรฉs de ingresar de forma clandestina a su natal Perรบ y entrevistarse con infinidad de personajes y vรญctimas del gobierno autoritario de Alberto Fujimori, el periodista y analista polรญtico รlvaro Vargas Llosa publica En el reino del espanto, reportaje periodรญstico que, en forma de novela, documenta la contundente maquinaria represiva que Vladimiro Montesinos ha creado al servicio del Chino.
      
     รlvaro Vargas Llosa: Recuerdo que cuando diste el manuscrito de La fiesta del Chivo a leer a un grupo selecto de dominicanos, alguno de ellos reaccionรณ con total desconcierto ante el personaje de Urania, hilo conductor de la novela, porque no es un personaje "real" o "histรณrico". A ti te desconcertรณ, a tu vez, la reacciรณn, porque te parece natural, obvia, la frontera entre la novela, es decir la ficciรณn, y la realidad, es decir la historia. Todos los novelistas que abordan hechos o personajes histรณricos seenfrentan en algรบn momento a esalectura literal. Le pasรณ a Garcรญa Mรกrquez con Bolรญvar, por ejemplo, en una novela que suscitรณ muchas iras. ¿No es acasolegรญtima la impugnaciรณn que se hace contra la literatura desde la historia cuando aquรฉlla se nutre tan vorazmente de รฉsta, como en tu libro? Estamoshablando de asuntos que afectaron y afectan a mucha gente…
      
     Mario Vargas Llosa: Todas las impugnaciones de un lector contra una novela son en principio legรญtimas, pero impugnar una novela histรณrica desde la perspectiva del historiador es desconocer garrafalmente lo que es la ficciรณn, y la diferencia que separa a una novela de un libro de historia o un gran reportaje. Nunca nadie ha sostenido que la novela dice la verdad. Ella expresa una verdad distinta, mรกs profunda, hecha de mentira, de fantasรญa, pero sรณlo si es verosรญmil logra esto. En efecto, el personaje de Urania, esta mujer dominicana quemuchos aรฑos despuรฉs de la caรญda deTrujillo regresa a la isla, es totalmente inventado. Ella nos da la perspectiva contemporรกnea, pues al abrirse la novela regresa a su paรญs en nuestros dรญas, y es uno de los puntos de vista de la novela, un nexo entre el presente y el pasado. Tambiรฉn es algo asรญ como un contrapeso a la Historia con mayรบsculas. El desafรญo mayor con ella no era que fuera real sino verosรญmil.
      
     รlvaro: Es curioso, porque en mi libro En el reino del espanto, donde tambiรฉn se exploran las entraรฑas de una dictadura, en este caso la de Fujimori y Montesinos en el Perรบ, el esfuerzo que hago es el contrario: darle un aire de novela, un clima psicolรณgico de ficciรณn, a una historia real, sin que sea una novela, es decir sin que haya nada —nombres, fechas, episodios— inventado. Aunque el personaje de Besitos, agente del servicio secreto que nos conduce hacia la verdad de los crรญmenes del rรฉgimen, aparece con un seudรณnimo cuasi literario, es un personaje real a quien conocรญ en mis incursiones en el Perรบ y que me marcรณ mucho. En tu libro, esta relaciรณn entre realidad y ficciรณn se complica porque le has puesto a Urania el apellido Cabral y aparece como hija de un senador Cabral. En la historia real hubo tambiรฉn un Cabral, que era nexo de los conspiradores con la cia cuando รฉsta le dio la espalda a Trujillo. Se entiende que desde la perspectiva histรณrica se levante mรกs de una ceja.
     Mario: Sรญ, pero Cabral es un apellido muy comรบn en la Repรบblica Dominicana y el Cabral de la historia no tiene la menor relaciรณn con el senador Cabral, padre de Urania, que yo me inventรฉ. Lo que me propuse, en cualquier caso, fue que todo lo que yo me inventara hubiese podido ocurrir de verdad, es decir, que las cosas inventadas fueran verosรญmiles por su poder de persuasiรณn en el contexto de la novela y tambiรฉn dentro de las coordenadas morales y psicolรณgicas de la era Trujillo, en la que ocurrieron atrocidades de una barbarie casi inconcebible. En el caso de tu libro, el lector sabe siempre que los personajes, aunque se utilice el diรกlogo y el monรณlogo interior, sonreales, pero no porque el poder de lafantasรญa sea persuasivo sino porque lanaturaleza de tu libro, el gรฉnero, es distinto al de la novela. El siglo xix produjo grandes novelas histรณricas que erantambiรฉn novelas grandes y aspiraban a "competir con el cรณdigo civil", comodecรญa Balzac, o, como decรญa Stendhal, a ser "un espejo sobre el camino".
      
     รlvaro: Dices que es legรญtimo mentir, es decir novelar, la historia para mostrar una verdad profunda. ¿Quiere decir que no es legรญtimo lo que hago yo, es decir simular por momentos una novela, una ficciรณn, para hacer mรกs persuasiva una historia en la que no hay nada inventado? Me viene a la mente la teorรญa del "nuevo periodismo" de Tom Wolfe, o la de la "novela de no ficciรณn" de Truman Capote, quienes decรญan que la novela era un gรฉnero en
decadencia y que el periodismo, el reportaje, al hacer uso de las tรฉcnicas de lanovela, estaba suplantรกndola.
      
     Mario: Es perfectamente legรญtimo, a condiciรณn de que quede claro para el lector que lo que se le estรก contando son los hechos reales, que no hay invenciรณn. Sin embargo un periodismo que usa esas tรฉcnicas de la novela se vuelve literatura y deja de ser estrictamente periodismo.
      
     รlvaro: ¿Quieres decir que puede haber una literatura que invente para decir la verdad y una literatura que no invente y diga tambiรฉn la verdad? Eso significa, claro, que literatura no es sinรณnimo de ficciรณn, de fantasรญa.
      
     Mario: Yo he reflexionado y escrito mucho sobre la naturaleza de la ficciรณn, sobre la forma en que la ficciรณn expresa una verdad distinta de la que contiene la realidad, aunque aรบn hoy cuando me enfrento al papel —al ordenador— me siento perplejo frente al proceso. En el caso de La fiesta del Chivo me viene a la cabeza esa definiciรณn de Balzac que usรฉ como epรญgrafe de otra novela, segรบn la cual la novela "cuenta la historia privada de las naciones". Algo de eso quise hacer en Conversaciรณn en la catedral y ahora en mi nueva novela. Esta novela quiere explorar esa profunda degradaciรณn que supone, en la vida privada y familiar, en el conjunto del tejido social, una dictadura cuasi totalitaria comofue la de Trujillo entre 1930 y 1961, esadescomposiciรณn moral que afecta lasrelaciones humanas y tambiรฉn la psiquis de las personas, un veneno que sobrevive al rรฉgimen mismo, esas toxinas que siguen gangrenando el cuerpo social despuรฉs de muerto el dictador.
      
     รlvaro: Quizรก en ningรบn personaje estรก tan claro eso como en Pupo Romรกn, eljefe del ejรฉrcito que, una vez asesinado Trujillo, se paraliza y se niega a dar elgolpe que los conspiradores esperan por miedo cerval al fantasma de su amo…
      
     Mario: Sรญ, una parรกlisis que es un tabรบ, una forma de dependencia psicolรณgica que nos remite a un fondo primitivo de la existencia. El dictador sigue avasallando el espรญritu de sus sirvientes incluso despuรฉs de muerto, y eso constituye quizรกs el rasgo mรกs fascinante y aterrador de la dictadura.
      
     รlvaro: Sin embargo, la heroicidad existe, es decir la ruptura del tabรบ. Existe en la vida real, como ocurre en mi libro, donde un puรฑado de agentes secretos que han visto a compaรฑeras suyas como Mariela Barreto ser descuartizadas, sus manos y cabezas seccionadas para que no se reconozca sus identidades, o torturadas y violadas como Leonor La Rosa, estรกn dispuestos y dispuestas a traicionar al rรฉgimen en nombre de un deber moral que es tambiรฉn la puesta en juego de su vida. Regรญmenes como รฉstos hacen aflorar lo peor y lo mejor de la naturaleza humana. Tambiรฉn hubo hรฉroes en la รฉpoca de Trujillo, y mรกrtires, como las tres hermanas Mirabal, que no eran polรญticas pero que, al caer sus esposos, del Movimiento 14 de junio, revelan un valor admirable y pagan con sus vidas.
      
     Mario: Sรญ, ellas comparecen en la novela, como lo hicieron en la vida real, y son, junto con otros personajes heroicos, parte de esa dimensiรณn que te reconcilia con el gรฉnero humano en medio de tantos servilismos: un mundo donde Trujillo organiza masacres como la de miles de haitianos o se acuesta con las mujeres de sus ministros para humillarlos o donde ciudadanos del comรบn tomaban lainiciativa de llevarle a sus hijas comoregalo, y donde tantas y tantos sirvientes del rรฉgimen por momentos te hacendesesperar de la especie.
      
     รlvaro: La dictadura de Trujillo, claro, era bien distinta de la de Fujimori. Sinembargo, al bucear en el mundo del espionaje peruano, en visitas furtivas al paรญs para documentarme, descubrรญ un fondo de horror mucho mรกs grave del que se veรญa desde fuera e incluso de aquel que llevan en la conciencia los peruanos que viven dentro, bajo el silencio informativo casi absoluto. ¿Hay parentescos entre todas las dictaduras por debajo de sus diferencias? Me pregunto cuรกl es el factor clave, si son anomalรญas en el comportamiento humano; pero si esto รบltimo es cierto, ¿por quรฉ se repiten las dictaduras y a veces lasapoyan sectores de la poblaciรณn?
      
     Mario: No, no son anomalรญas, creo que esto es importante entenderlo: los Trujillo, los Somoza, los Castro, los Fujimori, no son monstruos sino personas, serescomunes dentro de contextos de poder absoluto, sin frenos ni limitaciones de ninguna clase. El poder absoluto hace brotar en ellos, aunque una predisposiciรณn sรกdica pueda alimentar ese fenรณmeno, una capacidad para el mal que nace del marco polรญtico en el que operan ycuya caracterรญstica es justamente elpoder ilimitado.
      
     รlvaro: Pero las caracterรญsticas personales, individuales, de los dictadores no pueden ser desdeรฑadas. La individualidad, que juega un papel determinante siempre en la historia, es otro factor, sin duda. En Trujillo, por ejemplo, hay unas dosis de teatralidad, de farsa, con esascaminatas por la Mรกximo Gรณmez y elMalecรณn en las que se van acercando o alejando los cortesanos segรบn estรกn en auge o van cayendo en desgracia, o esos tรญtulos grotescos —Benefactor, Padre de la Patria—, o la exhibiciรณn de condecoraciones como la de Franco y la del Vaticano, o esa permanente necesidad de mostrar el poder del supermacho acostรกndose con todo el mundo y usando el sexo como un instrumento neto de sujeciรณn… Pienso, al mismo tiempo, en el Fujimori que encierra en una jaula al lรญder senderista, el asesino Abimael Guzmรกn, o que se pasea sonriente entre los cadรกveres de los terroristas del mrta y pisa uno de los cadรกveres como quien exhibe un trofeo de guerra, y pienso en queenviรณ hace pocos dรญas a Ricardo Anderson, uno de los cuatro torturadores de Leonor La Rosa, a Washington comotestigo del Estado peruano en un juicio contra el Perรบ en la Comisiรณn de Derechos Humanos de la oea y que cuando el fbi lo arrestรณ le extendiรณ pasaportediplomรกtico para sacarlo de la cรกrcel.
      
     Mario: Sรญ, el dictador imprime su sentido estรฉtico, su sentido plรกstico, su personalidad, a su dictadura, pero en todo caso el fondo comรบn es el mismo, el de una mentalidad que opera fuera del contexto racional y lรณgico, exacerbada por un poder omnรญmodo. Una de las cosas que me fascinรณ de Trujillo cuando lleguรฉ a la Repรบblica Dominicana en 1975 para el rodaje de Pantaleรณn y las visitadoras y que quedรณ dรกndome vueltas en la cabeza fue que รฉl llevรณ esa teatralidad a extremos de delirio que hacen de รฉl y su rรฉgimen la mรกs extravagante de las dictaduras latinoamericanas. ร‰l llevรณ el gรฉnero a su mรกxima expresiรณn, y explorar el fondo psicolรณgico del personaje era uno de los retos de la novela, tratando en todo momento de no parecer poco creรญble incluso si contaba algo cierto o basado en hechos ciertos. Ayudรณ ahumanizarlo, por ejemplo, su prรณstata inflada, que fue real.
     รlvaro:Yo tambiรฉn sentรญ la dificultad que al escribir un libro sobre una dictadura suponen los excesos de la realidad. Yo mismo me asfixiรฉ mientras escribรญa los crรญmenes que se cuentan en En el reino del espanto, aun cuando de los diez mil desaparecidos peruanos de la รบltima dรฉcada he escogido unos pocos casos muy concretos que son parte de una misma trama orgรกnica. Tuve que limitar, depurar, estilรญsticamente hablando, no sรณlo el sadismo, la sevicia de las torturas, las carbonizaciones, los descuartizamientos, sino tambiรฉn la contrapartida, los actos heroicos, porque uno se encuentra de pronto provocando un efecto de inverosimilitud que echa todo a perder. En mi caso, sin embargo, la limitaciรณn es obvia: al no tratarse estrictamente de una novela, estoy obligado a no alterar nada y a no ocultar nada importante, aun cuando pueda jerarquizar los hechos o escoger dรณnde pongo el foco de modo que logre esa depuraciรณn sin mentir.
      
     Mario: Por eso la forma es tan importante. Yo descubrรญ en un momento, leyendo a Faulkner, que la forma lo es todo, o casi todo, en literatura, descubrรญ que de cรณmo uno cuenta una historia, de quรฉ punto de vista escoge, de quรฉ hechosresalta u oculta, de quiรฉn narra la historia, de quรฉ modo se organiza el tiempo, depende enteramente el poder de persuasiรณn de la novela. La persuasiรณn no la dan los hechos. Creo que en una historia real, como en el caso de tulibro, en un gran reportaje o una crรณnica, tambiรฉn la forma da o quita interรฉs y persuasiรณn al texto.
      
     รlvaro: Para escribir una novela tรบ leรญste una enorme cantidad de material no novelesco, es decir de no ficciรณn, incluido material periodรญstico. Yo, en cambio, usรฉ como modelo para escribir una historia real algunas obras literarias. Hicimos por tanto viajes en sentido contrario.
      
     Mario: Leรญ mucho, en efecto, de historia o periodismo. Sigo creyendo que el mejor recuento es el de Bernard Diederich, Trujillo, the Death of the Dictator, aun cuando luego han surgido algunos datosnuevos. Era el corresponsal del The New York Times en la zona pero estaba enHaitรญ en el momento del tiranicidio (se le prohibรญa ingresar a la RepรบblicaDominicana) y entrรณ al paรญs una vez que supo la noticia. Es un recuento fascinante y magnรญficamente investigado.
      
     รlvaro: Quizรก por eso el episodio del asesinato de Trujillo la noche en que esinterceptado camino a San Cristรณbal, cuando se dirige a La Casa de Caoba, respeta la historia. Tambiรฉn el personaje de Balaguer, ese ser enclenque que sirviรณ a Trujillo lealmente pero que a su muerte, cuando nadie daba un centavo porรฉl, se agigantรณ y se comiรณ la historiavolviรฉndose el hombre de la transiciรณn… y la democracia.
      
     Mario: Sรญ, por lo general, en ambos casos he sido bastante respetuoso de la historia real, aunque en el contexto de una novela que no lo es. Habรญa en ambos casos, en el asesinato y en el personaje de Balaguer, unos ingredientes de "novela" que creo que permitรญan e incluso exigรญan esto para dotar a la historia de persuasiรณn. Tuve una larga conversaciรณn con Balaguer durante mi investigaciรณn, en la que me asegurรณ que no estaba enterado de la conspiraciรณn contra Trujillo, algo sobre lo que siempre hubo duda. Tambiรฉn el Trujillo real tenรญa muchos aspectos literarios. Se ponรญa hielo y cremas en la piel para atenuar su morenez porque odiaba tener sangre haitiana…
      
     รlvaro: El elemento personal nunca deja de estar presente en un texto, incluso cuando es de no ficciรณn. Esto se ve claramente en los libros de no ficciรณn de un V.S. Naipaul o de un Kapuscinski, para mencionar a dos notables autores de gran reportaje y crรณnica (el primero, tambiรฉn gran novelista). Aunque En el reino del espanto reconstruye una trama que era trepidante en la vida real, que no inventรฉ yo, me di cuenta de entrada de que la objetividad era imposible. En este sentido, todo trรกnsito de la realidad a la palabra supone una arbitrariedad, aun cuando cuentes hechos reales. Yo decidรญ desde el comienzo que no formarรญa parte de la historia, que no serรญa un personaje, aun cuando podรญa haberlo sido porque me ocurriรณ que al investigar los crรญmenes me volvรญ parte de la trama, me vi intercambiando mensajes con espรญas, protegiendo vidas, etcรฉtera. Fue un descubrimiento fascinante y quizรก haya allรญ un punto de encuentro, una zonacomรบn con la novela o la literatura: la subjetividad como condiciรณn ineludible de la palabra escrita.
      
     Mario: Claro, un mundo que estรก hecho de palabras no es un mundo de seres de carne y hueso, es necesariamente un mundo hecho de subjetividad, de elementos personales, de perspectiva, de visiรณn, de punto de vista, de forma, que determina el autor. Pero la diferencia sigue siendo mayรบscula entre la ficciรณn y la realidad, entre la novela y los otros gรฉneros. Si cuentas una historia real debes respetar unas coordenadas dentro de las cuales, sin desbordarlas, se desarrolla ese elemento subjetivo. En cambio la subjetividad de la novela se mueve en unas coordenadas distintas, que son las de la ficciรณn.
     รlvaro: Podrรญas decir, con AlejandroDumas: si violo la historia, es para hacerle hijos hermosos… El encuentro delnovelista con sus personajes en la vida real es desconcertante. Tรบ vas a ir a la Repรบblica Dominicana a presentar ellibro, del mismo modo que lo harรฉ con el mรญo en Perรบ si lo dejan entrar, lo que es muy improbable. Estuvo en la presentaciรณn de tu novela en Madrid una nieta de Trujillo, Aรญda, que estuvo muy cordial… ¿Temes el encuentro con los dominicanos?
      
     Mario: Tengo gran curiosidad por saber cรณmo van a reaccionar. Ya fue interesante, durante la investigaciรณn, visitar a muchos de los personajes de la historia real, como el รบnico conspirador queestรก vivo todavรญa, Antonio Imbert, oLita Trujillo, ex mujer de Ramfis, que me dijo que el hijo de Trujillo era muy distinto del monstruo que ha pintado la historia y que le gustaba la literatura y la cultura… Pero serรก interesante ver a los dominicanos reaccionar ante una obra de ficciรณn en la que sin embargo se pinta un fresco de una era que tienen viva en la memoria o en el conocimiento de su propia historia.
      
     รlvaro: Una de mis curiosidades mayores era cรณmo reaccionarรญan Besitos y otros agentes de mi historia, y en micaso con el agravante de que tuve que escribir el libro de modo que Montesinos, el jefe de los servicios secretosperuanos, muy parecido en muchos sentidos al Johnny Abbes de Trujillo y de tu libro, no identificara a esas personas porque las puede matar. Me alegro de saber que Besitos se siente bien, aunque en la รบltima conversaciรณn telefรณnica que hemos tenido me transmitiรณ, como en los encuentros que tuvimos en elPerรบ, su miedo, su terror, un efecto muy turbador.
      
     Mario: La diferencia con la Repรบblica Dominicana es que ha pasado el tiempo y se ha roto ese tabรบ. Hoy todo el mundo habla allรญ con gran libertad, y eso ha sido รบtil para mรญ. –

 

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Mario Vargas Llosa (Arequipa, Perรบ, 1936) es escritor. En 2010 obtuvo el premio Nobel de Literatura. En 2022, Alfaguara publicรณ 'El fuego de la imaginaciรณn: Libros, escenarios, pantallas y museos', el primer tomo de su obra periodรญstica reunida.


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