López y Rivas responde

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El derecho de autodeterminación del pueblo vasco está asentado en la capacidad de los pueblos y naciones para decidir libremente el régimen político, económico y cultural, así como para resolver todas las cuestiones relacionadas con su existencia interna y externa, incluida la formación de un Estado nacional independiente. El derecho de autodeterminación de los pueblos está reconocido en la Carta de las Naciones Unidas y en otros documentos internacionales producidos durante el siglo XX que, de conjunto, fueron la base legal para la formación de decenas de Estados durante los últimos cincuenta años.
     La lucha del pueblo vasco por su autodeterminación ha provocado, como en otros casos, numerosos muertos, prisión y destierro de quienes afirman abanderan su causa. Nos guste o no, ETA es una de las expresiones de esa lucha por la autodeterminación vasca, que ha elegido la vía armada y el terrorismo para alcanzar sus fines. En esa lucha, la violencia del Estado español, franquista y posfranquista, utilizada para sofocar las acciones de ETA también se ha hecho presente con toda su fuerza. La existencia de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) creados en el interior del gobierno español, y su cauda de asesinatos, contribuyó, sin duda, a la espiral de violencia que ha alcanzado niveles preocupantes en aquel país. El ambiente generado por el terrorismo de ETA, y por el terrorismo y la represión gubernamentales utilizados para combatirlo son igualmente condenables, pues no alientan una salida política y pacífica a un conflicto que no podemos desconocer.
     Estas son las tesis que pretende, con una lectura incompleta y distorsionada, enjuiciar Ricardo Cayuela Gally en la entrega de abril de la revista Letras Libres. En su texto cita, de manera fragmentada, el artículo que publiqué en La Jornada el pasado 17 de marzo, haciendo alusión a un párrafo en donde critico a los Estados que no han contribuido a crear las condiciones para una solución política a la cuestión vasca, y pone en entredicho mi propia moral. En la cita, que Cayuela Gally debió incluir íntegramente, sostengo: "Lo que es criminal, al igual que las acciones terroristas, es no crear las condiciones para el diálogo y la negociación política por parte de los Estados involucrados; es tener un doble lenguaje que condena el terrorismo de los otros al tiempo que acepta el del Estado (recordemos los GAL, o escuadrones de la muerte a la española), que condena la violencia de ETA pero es incapaz de cumplir con recomendaciones de organismos internacionales para el respeto de los derechos humanos de los presos; es tener oídos sordos a los reclamos de una comunidad nacional vasca que no necesariamente aprueba la vía de la violencia pero que, sin duda, aspira a ejercer algún día su derecho a la autodeterminación."
     Es evidente que Cayuela Gally no está de acuerdo con la lucha por la libre autodeterminación del pueblo vasco ya que para él "El gobierno vasco goza de una de las mayores autonomías del mundo". Asimismo, omite hablar de los GAL y sus acciones de terrorismo de Estado que provocaron una mayor violencia en España. Tampoco le merece algún comentario la situación de los presos de ETA, cuyos derechos humanos son persistentemente violados por "la fuerza de un Estado democrático —¿o a poco España no es un país democrático?— que lucha contra el terrorismo…", nos dice nuestro Torquemada. Ante estas omisiones, Señor Cayuela: el que tiene su balanza moral mal calibrada es usted. –

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