1
Me he deslizado toda la noche por la ciudad del barro,
la transparente ciudad de las bombillas de luz.
Y tumbado entre los adoquines de la plaza
pienso en el poema incompleto
que acaba de llegar
que acaba de irse
como un insecto fugaz y mutilado.
2
Aquรญ los animales viven resignados a su suerte.
Los perros vigilan las tiendas
y ladran inmรณviles como fierecillas de madera.
Las palomas, abultadas y plomizas,
aterrizan sobre un patio
para disputarse un รบltimo bocado de maรญz.
Los puercos, desquiciados y azules,
observan el paso del tren desde una minรบscula colina de hierba.
Las vicuรฑas cargan bultos sobre sus caderas deformes,
mirando siempre hacia una isla que el resto de animales ignora.
Sรณlo los gatos reniegan de su destino.
Por eso cada noche toman los postes por asalto
y mordisquean los cables de luz
hasta dejar la ciudad entre tinieblas.
3
De dรญa, las iglesias son lugares de dicha y veneraciรณn.
Las seรฑoras se abrazan e intercambian estampitas,
los niรฑos agitan panderetas en el coro
y bajo los portales altรญsimos
el cura despide a sus siervos con un ampuloso gesto de bondad.
De noche, en cambio, las iglesias asustan.
Una gran mancha de silencio las recorre.
Las almas chillan,
las imรกgenes transpiran
y los ratones imberbes hacen el amor sobre las bancas.
La medianoche de Cuzco
ha caรญdo como un yunque sobre el perfecto Templo de San Blas.
Desde aquรญ afuera
puedo oรญr el lamento desconsolado de una novia,
la risa de un perverso sacristรกn,
el inquieto sollozo de un reciรฉn nacido.
Tengo miedo. Esperarรฉ la maรฑana para comulgar.
4
Ayer conocimos el Imperio.
Caminamos largo rato entre arboledas gigantes,
recorrimos un sinuoso laberinto de humo
y de pronto sucediรณ:
Clavada en mitad del firmamento,
resguardada por pรกjaros antiguos,
la vieja ciudadela
se volteรณ hacia nosotros
y nos dejรณ convertidos
en provisorias estatuas de sal,
en eternos mamรญferos de agua.
5
Odio al guรญa.
Con su bastoncito de patriarca
y su inglรฉs contrariado,
cuenta, refunfuรฑando, la biografรญa equivocada de este valle.
Sospecho que sรณlo las alpacas,
tan mansas y desfiguradas por el sol,
conocen la historia verdadera. ~